El redescubrimiento de la menstruación y sus dones

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Menstruación

Las mujeres occidentales del siglo XXI somos modernas, independientes, tenemos estudios y hemos conquistado el mundo exterior, pero nos hemos desconectado del mundo interior: de nuestros cuerpos, nuestra esencia y de la Tierra. El avance de la mujer de las últimas décadas ha sido meramente intelectual, con la invasión femenina del espacio tradicionalmente masculino. Pero por el camino hemos dejado la compresión intuitiva y espiritual de nuestra naturaleza.

Hemos cedido a la sociedad dominante y a la medicina toda nuestra naturaleza y nuestros cuerpos: menstruación (píldora y otros fármacos), parto (excesivo intervencionismo y cesáreas), alimentación y cuidado de nuestros hijos (biberón, guardería desde los 0 meses, crianza sin vínculo) y menopausia (terapia hormonal). De hecho, ser mujer se ha convertido en una enfermedad muy rentable para los laboratorios que quieren tratar todos los procesos naturales femeninos con medicamentos.

REIVINDICANDO LA MENSTRUACIÓN

Nuestra sociedad sólo subraya lo patológico de la menstruación: dolor, debilidad, estorbo, etc. Y, por tanto, lo que pretende es ocultar o manipular el estigma de sangrar. Aparte de la violencia y el miedo, nada ha sido tan eficaz para relegar a las mujeres a un lugar secundario como la degradación del ciclo menstrual. Y el tabú asociado al ciclo menstrual sigue hoy más vigente que nunca; por eso ahora nos ofrecen píldoras para exterminarlo. Total, ¿para qué sirve? ¿No es sólo un sangrado intrascendente e inconveniente? No, no lo es.

La gran verdad oculta es que la menstruación es muchísimo más que una manifestación física: es una fuente de creatividad, intuición, espiritualidad y conocimiento interior. Es, por tanto, una fuente de poder femenino. Nuestra guía interior nos llega primero a través de nuestros sentimientos y la sabiduría de nuestro cuerpo; no a través de la compresión intelectual. Y la sangre es precisamente lo que liga a las mujeres a la Naturaleza y lo que nos recuerda nuestra propia condición humana y divina. En la Antigüedad, a través de este estado alterado de conciencia de la menstruación, las chamanas, curanderas y sacerdotisas aportaron a su comunidad su claridad y conexión con el mundo espiritual.

La regla es un prodigio biológico muy beneficioso para el cuerpo femenino. Dos importantes e influyentes estudiosas del tema son la famosa ginecóloga holística Dra. Christiane Northrup, autora del libro Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer y Miranda Gray, autora de Luna roja: los dones del ciclo menstrual. A nivel físico, la ciencia está descubriendo que los efectos son más y mejores de lo que se creía. Por ejemplo, actúa como un sistema de autolimpieza mensual, protegiendo el aparato genital femenino, reforzando las defensas del organismo gracias a los estrógenos naturales, etc.

A nivel psicológico, la menstruación tiene un importante papel en la forma en que procesamos información, en la creatividad y en la conexión con nuestro inconsciente. Está muy documentada la estrecha relación entre el psiquismo de la mujer y el funcionamiento de los ovarios a través de las hormonas.

LAS FASES MENSTRUALES

Podemos hablar de dos grandes fases menstruales:

La fase folicular tiene lugar en el momento de la ovulación. Representa la creatividad en su estado máximo, una energía extrovertida y social. Las mujeres en esta fase somos fértiles en todos los sentidos y es una muy buena época para iniciar nuevos proyectos. Además, el aumento del nivel de estrógeno que conlleva la ovulación se ha relacionado con un aumento de la actividad del hemisferio cerebral izquierdo (fluidez verbal, pensamiento lógico) y una disminución en el derecho.

En muchas mujeres el deseo sexual está en su apogeo a mitad del ciclo y nuestro cuerpo secreta en el aire hormonas que se asocian al atractivo sexual. Nuestra sociedad de la acción acepta y aplaude esta fase y estas actitudes de la mujer.

Por el contrario, no se muestra tan condescendiente ni comprensiva con la fase lútea, desde después de la ovulación hasta el comienzo de la menstruación, que representa un periodo de evaluación y reflexión que invita a reducir el ritmo, descansar y alejarnos de nuestros quehaceres diarios, algo socialmente mal visto.

En esta fase es cuando las mujeres están más sintonizadas con su saber interior, con lo que no funciona en su vida y con la capacidad de transformarlo. Los sueños son más frecuentes y más gráficos durante las fases premenstrual y menstrual porque hay más acceso al inconsciente. Y hay evidencias científicas de que antes de la menstruación se activa más el hemisferio cerebral derecho, el relacionado con la intuición, y disminuye la actividad del izquierdo.

La mente y el cuerpo se ralentizan de algún modo y replegamos la energía hacia dentro por efecto de varias hormonas, sobre todo la progesterona, que prepara el útero por dentro para recibir el óvulo fecundado. Nuestra sociedad juzga malas e improductivas la energía, emociones e introversión premenstruales porque es incoherente con el ritmo frenético imperante (que favorece el no pensar y el vivir sin consciencia, arrastrados por la masa). En cambio, en muchas culturas antiguas se respetaba muchísimo la capacidad para profetizar y comunicarse con los espíritus en esta fase. Por ejemplo, en la asamblea lunar de los indios americanos las mujeres que menstruaban se reunían para soñar juntas y salían inspiradas e inspiradoras para los demás.

Este es, a grandes rasgos, el potencial que nos ofrece la menstruación si estamos atentas a escucharla y respetarla, pero realmente podríamos ampliar estas fases a cuatro y concretar más el tipo de energía asociada añadiendo a una vieja compañera del ciclo menstrual: la Luna.

En la Antigüedad los primeros conceptos de medida y tiempo hacen referencia al ciclo lunar y su paralelismo con el menstrual. «Menarquia» proviene del griego y significa «primera luna» y en latín se utiliza la misma palabra (mensis) para los términos «mes» y «luna», y de ahí deriva «menstruación».

Muchas culturas medían el tiempo en noches y meses lunares. Incluso hoy en día la Semana Santa cristiana se celebra tras la primera Luna llena después del Equinoccio de Primavera, y otras fiestas islámicas o judías también dependen de la Luna llena. Nuestro ciclo biológico y psíquico también va paralelo a las fases de la Luna y este vínculo está documentado científicamente en numerosos estudios. Los índices más elevados de concepción y de ovulación se producen durante la Luna llena o el día anterior, y disminuyen durante la Luna nueva, que es cuando a muchas mujeres les viene la menstruación.

Por otro lado, la luz también tiene su relación con el ciclo menstrual. Vivir bajo luz artificial gran parte del tiempo puede afectar a la regularidad del ciclo y llevar a sufrir síndrome premenstrual (SPM). En muchas mujeres el SPM empeora en Otoño, cuando los días se acortan. De hecho, muchos síntomas del SPM son los mismos que los del trastorno afectivo estacional (TAE) y esta relación entre SPM y TAE es un ejemplo de cómo la sabiduría femenina está conectada también con las estaciones.

Combinando ahora la Luna y las estaciones con las energías del ciclo menstrual anteriormente descritas tenemos cuatro arquetipos femeninos presentes en las leyendas, mitología y cuentos populares: la Doncella (Luna creciente, Primavera, preovulación, dinamismo), la Madre (Luna llena, Verano, ovulación, amor), la Chamana (Luna menguante, Otoño, premenstruación, creatividad) y la Anciana sabia (Luna nueva, Invierno, menstruación, sabiduría). Miranda Gray y otras autoras detallan en sus libros el significado de estos arquetipos.

CÓMO ALIVIAR LOS TRASTORNOS MENSTRUALES

La información menstrual es reflexiva e intuitiva y nos la transmiten los sueños, las emociones y los anhelos. Cuando bloqueamos continuamente esta información, ésta vuelve en forma de síndrome premenstrual (SPM). Que más del 60% de las mujeres sufran SPM es una consecuencia de no respetar nuestro cuerpo y su necesidad de subir y bajar como las mareas. El SPM es el precio de intentar domesticar y esconder nuestras necesidades e ir contra natura.

La medicina actual nos ofrece un arsenal de productos para el SPM: anticonceptivos hormonales, analgésicos, antidepresivos, etc., pero ninguno de ellos nos cura; tan solo reprimen y retienen los trastornos. Ningún fármaco aprovecha el nexo que une a la mujer con su útero a través del subconsciente, y todos tratan la menstruación como una enfermedad del cuerpo separada de la mente.

La dieta actual de alimentos refinados favorece el desequilibrio hormonal a todos los niveles y es el camino para muchos problemas femeninos. La Dra. Northrup recomienda eliminar lácteos, hidratos de carbono refinados, sal, cafeína, alcohol y carne roja, y apostar por los cereales integrales, legumbres, verduras, frutas y ácidos grasos omega 3.

Existe una larga lista de remedios naturales para aliviar los trastornos menstruales; de hecho cada tradición y disciplina terapéutica tiene los suyos. Algunos son: complementos alimenticios (germen de trigo, levadura de cerveza, vitamina B6, magnesio), fitoterapia (infusiones con diversas plantas antiespasmódicas y analgésicas), hidroterapia (baños de asiento calientes y fríos en la zona, baño caliente general con aceites esenciales de efecto calmante), cataplasmas con diferentes ingredientes, calor local, masajes, osteopatía, reflexología, shiatsu, acupuntura, remedios homeopáticos, flores de Bach u otros elixires florales y diferentes posturas de yoga que favorecen la elasticidad del útero.

RECONCILIARSE CON LA MENSTRUACIÓN

A pesar de los remedios apuntados, lo más eficaz a largo plazo es volvernos a reconciliar con la menstruación y respetar sus mensajes. Para ello podemos empezar elaborando un diagrama lunar, que es simplemente un registro diario de nuestro día del ciclo, fase lunar, sueños y estado de ánimo. Cuando lo hayamos hecho varios meses (para poder comparar y observar coincidencias), debemos reflexionar sobre la información que aparece y el tipo de energía asociada a cada momento del ciclo, y después comprometernos a obedecerla y aplicarla.

La mayoría de nosotras debemos empezar de cero con este tratado de paz menstrual, pero las actuales niñas y adolescentes lo tendrán más fácil si las madres/padres conseguimos transmitirles una vivencia positiva de la menstruación.

En el pasado lejano las tradiciones familiares, la explicación sobre la estructura de la sociedad y el papel que debemos desempeñar en ella pasaba de madres a hijos. La madre guiaba la personalidad de sus hijos para ayudarles a desarrollar sus aspectos intelectuales, emocionales, sexuales, creativos y espirituales a través de cuentos, arquetipos y rituales simbólicos. Desafortunadamente, y por diversas circunstancias, hemos delegado este rol en la escuela/sociedad, que ofrece sólo una información anatómica y desenfocada de la sexualidad humana y de la menstruación exenta de cualquier tipo de espiritualidad y sacralidad. Las altísimas cifras de embarazos no deseados y abortos en adolescentes es una muestra evidente de que no existe conocimiento profundo sobre nuestros cuerpos, ni concepto de responsabilidad personal y trascendencia de nuestros actos.

Pero las madres y familias todavía podemos adentrar a nuestras hijas en la sabiduría ancestral y en una mayor conciencia sobre sus cuerpos y sus vidas recuperando los ritos de transición de una etapa a otra. Especialmente importante es el paso de la niñez a la pubertad, porque las experiencias de la primera regla quedan grabadas para siempre en la psique e influyen en cómo las jóvenes experimentarán los periodos en el futuro. Ejemplos de ritos serían: un viaje o excursión a un lugar que simbolice el paso de un punto de maduración a otro, un regalo especial de tránsito, algún objeto realizado por la madre, etc. Las colonas y pioneras norteamericanas tejían una colcha patchwork como un álbum para registrar los acontecimientos familiares: nacimientos, pubertad, bodas, menopausia…, y esta pasaba de generación en generación.

También es verdad que, aunque las familias nos esforcemos en resaltar los aspectos positivos de la menstruación, los referentes femeninos que la sociedad y los medios de comunicación ofrecen a los adolescentes suelen ser pésimos y reflejan sólo las expectativas y percepciones de un tipo determinado de hombres. Una de las próximas revoluciones sociales será difundir arquetipos que reconozcan la verdadera naturaleza femenina, que nos guíen hacia nuestra espiritualidad innata y no solamente hacia una fachada hueca de siliconas, dieta, estética y consumo.

DESAFIANDO AL STATUS QUO

El despertar de la verdadera energía de la menstruación no sólo afecta a nuestra intimidad personal sino que tiene importantes implicaciones sociales e incluso económicas. ¿Es compatible la vivencia de una menstruación positiva, útil y sagrada con el uso masivo de la píldora anticonceptiva u otros preparados hormonales sintéticos? La respuesta es no, porque estos no respetan nuestra naturaleza cíclica y nos roban la valiosa información de nuestro inconsciente.

La píldora no es ni imprescindible, ni la panacea, ni inofensiva. Si bien es cierto que ha ayudado mucho a muchas mujeres, hace creer a nuestro cuerpo que existe un embarazo alterando nuestro sensible sistema endocrino y esto tiene numerosos efectos secundarios físicos que afectan al conjunto del organismo; algunos de estos efectos son de gravedad (problemas cardiovasculares, hipertensión, debilidad del sistema inmunitario, depresión, cánceres, etc.). Y, por supuesto, a nivel psíquico, estos preparados nos han desvinculado totalmente de la sabiduría femenina al impedir la comunicación interna entre nuestras hormonas, útero y ovarios.

Millones de mujeres están conectadas con la industria farmacéutica y no con ellas mismas. Y pagando dinero y salud por ello. ¿Es eso liberación o una nueva forma de esclavitud? Criticar la píldora no significa ser antifeminista, no significa dar un paso atrás, sino ir en contra de una idea incompleta y falsa de las mujeres.

Afortunadamente hay vida más allá de la píldora y existen otros métodos anticonceptivos respetuosos con el ciclo femenino, eficaces y que aumentan el nivel de conocimiento del propio cuerpo. Además, la tecnología también ha llegado a la anticoncepción natural y venden dispositivos con microordenadores que almacenan los datos e indican claramente el estado de fertilidad. Bioself (temperatura basal + método Ogino) y Persona (análisis de dos hormonas en orina) son dos ejemplos.

Y, por supuesto, no podríamos abordar el tema de la menstruación sin hablar de los tampones convencionales, que la sociedad y la industria nos ofrecen como otra salvación para no ver ni estar en contacto con nuestra impura sangre. De la información que ha circulado los últimos años sobre los peligros de los tampones convencionales, el contenido en amianto se desmintió, pero no la presencia de dioxinas y rayón. Y existen numerosas evidencias de que los problemas relacionados con ellos no son ni anecdóticos, ni de poca gravedad ni inevitables.

Ambas sustancias, además de ser muy contaminantes para el planeta, están relacionadas con diferentes enfermedades como endometriosis, esterilidad, deficiencias en el sistema inmunológico, diversos cánceres y el famoso síndrome del shock tóxico. Es verdad que no existe consenso a nivel científico sobre las dioxinas, que el rastro de ellas en los tampones es poco significativo y que estos no se ingieren, pero ¿quién nos asegura su inocuidad cuando la vagina es la zona más porosa y absorbente del cuerpo y una mujer puede llegar a usar más de 10.000 tampones en su vida fértil? Nadie. No existen estudios a largo plazo sobre este tema.

Como en el caso de la anticoncepción hormonal, también existen alternativas verdes a los tampones comunes, pero apenas se difunden y todavía no son de uso mayoritario. Existen tampones ecológicos (de algodón 100% y no blanqueados), las esponjas marinas (Sea Pearls) y la copa menstrual (Moon Cup o Diva Cup), que es de silicona no alergénica y se adapta de forma perfecta a las paredes vaginales. No contiene sustancias absorbentes ni desodorantes ni blanqueadores y no absorbe las defensas naturales ni deja fibras en la pared vaginal. Es reutilizable, dura años y, por tanto, representa lo más económico y ecológico de este mercado femenino. Además, nos obliga a ver el brillo de nuestra sangre menstrual al vaciarla y lavarla. No la esconde.

Como conclusión final expresar que para que toda revolución triunfe primero ha de ser interna. Ya es hora de continuar con la liberación femenina, enmendar lo que corresponda y recuperar lo perdido. La reconciliación de las mujeres con nuestra verdadera naturaleza es imprescindible en los actuales tiempos de cambio, porque Gaia y las mujeres estamos unidas. La sangre menstrual es el mensajero de los grandes ciclos del Universo y la portadora de información emocional, intelectual y espiritual vital para nosotras y nuestra sociedad. Ha llegado la hora de honrarla y no despreciarla. La Diosa ha regresado…

Si te interesa conocer los dones del ciclo menstrual y la sabiduría que reside en los cuerpos femeninos, te espero en Habitarte cíclica | Escuela online para mujeres conscientes.

 

El texto original de esta entrada ha sido escrito por Can-Men para la revista Athanor

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Los cinco ritos tibetanos | Fuente de salud y vitalidad

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El ser humano está formado por diferentes cuerpos. Por encima de nuestro cuerpo físico, material, hay una energía vital que los hindúes llaman prana y la Medicina Tradicional China, Qi. Esta energía vital circula por todo el cuerpo a través de unos canales: nadis para los hindúes, meridianos para los chinos. Nuestro cuerpo físico estará mejor o peor en función de la energía que por él circule. Los chakras son los centros energéticos en donde se concentra esta energía. Para que nuestro cuerpo esté saludable y de aspecto juvenil precisa que estos chakras estén equilibrados y que la energía que a través de ellos circule sea la correcta. Mejorar nuestra energía permite que nuestro cuerpo esté mejor, y esto se consigue de diferentes maneras. Una de ellas es a través del movimiento consciente.

Los monjes tibetanos tienen un sistema propio para equilibrar los chakras de modo que podamos conservar la salud. En Occidente estos ritos se conocen con el nombre de los cinco ritos tibetanos de la eterna juventud. Quizás esta afirmación sea un poco exagerada, pero lo cierto es que se trata de una serie de ejercicios muy sencillos para equilibrar el cuerpo, la mente y el espíritu que, realizándolos de forma habitual, nos aportan flexibilidad y vitalidad además de tonificar nuestro cuerpo, pues trabajan todos los músculos principales y ayudan a mejoran el equilibrio. Todo esto sin importar la edad que tengas.

Te recomiendo que aproveches estos días de verano para aprender esta sencilla práctica, que únicamente te tomará 15 ó 20 minutos al día. A mi, personalmente, me gusta hacerla por la mañana, antes de desayunar, pero verás que puedes hacerla en cualquier momento.

Esta disciplina trabaja con los siete centros primarios de energía  o chakras, que se ubican a lo largo de la columna vertebral, y los dos secundarios, que se encuentran en las rodillas. Además, estos ejercicios se realizan en coordinación con la respiración, para conseguir restablecen y desbloquean la energía de nuestro cuerpo.

Cuando se realizan por primera vez, es importante realizar únicamente tres repeticiones de cada rito e ir aumentando progresivamente su número cada semana, hasta llegar a 21. Esta progresión se debe realizar en repeticiones impares: 3, 5, 7, 9… pues se considera que los números más perfectos son los impares. Si eres practicante habitual de yoga puedes empezar con siete o nueve. Además, es conveniente que después de cada uno de los ritos hagas un descanso de medio minuto para permitirte estabilizar, retener y hacer circular la energía del cuerpo.

SECUENCIA PARA PRINCIPIANTES

Durante la primera semana realiza tres veces cada rito. Después, aumenta dos repeticiones cada semana, hasta llegar a 21:
• 1ª semana: 3 veces cada rito
• 2ª semana: 5 veces cada rito
• 3ª semana: 7 veces cada rito

En la 10ª semana llegarás a repetir 21 veces cada rito. Ten paciencia, lo más importante es mantener la constancia y llevar una alimentación sana.

INAKE-5-RITOS-TIBETANOS-RITO-1RITO 1: EL REMOLINO

Ponte de pie con los brazos totalmente extendidos y horizontales al suelo, palmas hacia abajo, brazos en línea con los hombros. Coloca tus pies abiertos en línea con las caderas. La corona de tu cabeza debe apuntar hacia el techo.

Concéntrate en un punto fijo delante de ti para contar tus rotaciones. Ahora gira en sentido del reloj hasta que te dé un poco de vértigo. Poco a poco, aumenta el número de giros de 3 a 21.

Respiración: Inhala y exhala profundamente a medida que giras.

Si te sientes muy mareada, entrelaza los dedos índice y anular sobre el dedo corazón de tu mano derecha y mira al pulgar. También puedes colocar una silla cerca para que te de estabilidad si sientes que te vas a caer.

RITO 2: LA «L»

Acuéstate en el suelo, extiende completamente los brazos a lo largo de tus lados y coloca las palmas de las manos contra el suelo. Si tienes problemas de espalda, INAKE-5-RITOS-TIBETANOS-RITO-2coloca los dedos debajo del sacro. Al inhalar, levanta la cabeza del suelo, metiendo la barbilla hacia el pecho. Al mismo tiempo, levanta las piernas y deja las rodillas rectas en una posición vertical. Si te es posible, extiende las piernas por encima de tu cuerpo hacia tu cabeza. Exhala lentamente bajando las piernas y la cabeza hacia el suelo, mantén las rodillas rectas y los dedos gordos juntos.

Respiración: Respira profundamente al levantar la cabeza y las piernas, y exhala a medida que las bajas.

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RITO 3: LA TORTUGA

Arrodíllate en el suelo con las rodillas separadas y alineadas con las caderas. Las manos deben estar debajo de las nalgas. Si tienes problemas lumbares, puedes poner las manos en la cintura. Lleva tu mentón al pecho. Al tomar aire contrae glúteos y adelanta las caderas llevando el mentón hacia arriba sin forzar las cervicales. Si tienes flexibilidad se arqueará un poco la columna. Al soltar el aire, vuelve a la posición inicial. Ahora descansa un poco en postura de embrión.

En esta postura se activan los centros de las rodillas (sutala), así como el 2º y 5º centro de energía: Svadishtana (chakra del sacro) y Vishuddha (chakra de la garganta), ayudando a manejar mejor las emociones y la comunicación, así como a minimizar y eliminar dolores y temores.

Respiración: Inhala mientras arqueas la columna vertebral y exhala al regresar a la posición erecta.

RITO 4: LA MESA

Siéntate en el suelo con las piernas un poco separadas y estiradas delante de ti. Siempre mantén el mentón al pecho y las manos apoyadas en el suelo a los INAKE-5-RITOS-TIBETANOS-RITO4costados. Cuando tomes aire, sube la cadera hasta quedar en la postura de puente. Cuando sueltes el aire, vuelve a la postura inicial. Descansa sentada con el mentón hacia el pecho.

Con esta postura se activan los centros de energía 3º y 5º: Manipura (chakra del ombligo) y Vishuddha (chakra de la garganta). La conexión entre ellos que es lo que hace circular la energía rápidamente.

Respiración: Respira cuando te levantes en la pose y contén la respiración mientras tensas los músculos. Exhala por completo a medida que bajes.

INAKE-5-RITOS-TIBETANOS-RITO-5RITO 5: LA COBRA

Colócate en la postura de perro mirando hacia abajo. Coloca los talones y las palmas de las manos contra el suelo; las piernas estiradas, la cadera arriba, los hombros en línea con los brazos y el mentón hacia el pecho. Cuando tomes aire, baja a postura de perro mirando hacia arriba; apunta los pies y las manos que te sujetan. Mantén la columna arqueada y el mentón arriba. Cuando sueltes el aire, vuelve a la posición de inicio. Descansa en postura de cocodrilo acostada boca abajo.

En esta postura se activan todos los chakras, pero principalmente 3º, 4º y 5º centros de energía: Manipura (chakra del ombligo),  Anahata (chakra del corazón)  y  Vishuddha (chakra de la garganta).

Respiración: Inhala en el perro mirando hacia arriba y exhala a medida que te empujas a perro mirando hacia abajo.

En este vídeo puedes ver una secuencia completa de los cinco ritos tibetanos.

BENEFICIOS DE LA PRÁCTICA CONTINUADA DE LOS 5 RITOS TIBETANOS

Los beneficios que aporta la práctica diaria de los cinco ritos tibetanos son muy variados y no sólo se dejan notar en exterior. Además de sentir una mayor liviandad en tu cuerpo y una nueva agilidad, esta práctica:

  • INAKE-5-RITOS-TIBETANOS-SECUENCIALevanta el ánimo y aporta alegría de vivir.
  • Mejora el estado de nuestro sistema respiratorio y amplía nuestra capacidad pulmonar.
  • Mejora nuestra digestión y regulariza la función intestinal.
  • Estimula la circulación.
  • Regulariza el sistema nervioso.
  • Activa y estimula el sistema endocrino.
  • Alivia los dolores pre-menstruales.
  • Reaviva la energía sexual.
  • Actúa sobre el sistema óseo, previniendo la osteoporosis.
  • Oxigena el organismos.
  • Drena el sistema linfático y promueve una profunda desintoxicación del organismo.
  • Mejora la postura.
  • Flexibiliza la columna
  • Estimula la irrigación sanguínea al cerebro, lo que estimula el pensamiento claro y la agudeza mental.

Si no has practicado otros ejercicios antes, puedes tomarte una foto del estado general de tu cuerpo y volver a fotografiarte dos meses después para ver los resultados. ¡Yo ya empiezo a notarlos!

¡Empieza a practicar y cuéntame cómo te vas notando! 🙂

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El autocuidado de nuestros cuerpos cíclicos

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En el último círculo de mujeres que realicé trabajamos uno de los aspectos que voy integrando e incorporando cada vez con más claridad: la importancia del autocuidado y la nutrición de nuestros cuerpos cíclicos como fuente de nuestra capacidad de sostenernos y poder dar sin vaciarnos. Al igual que muchas mujeres que conozco, debido a los modelos con los que crecimos y a los mensajes que recibimos desde pequeñas, ha sido muy habitual en mí el hecho de no escuchar los mensajes de mi cuerpo, de sobre-esforzarme, de priorizar las necesidades y demandas de los demás…

Al compartir estas experiencias con otras mujeres, y el agotamiento y los resentimientos que traen como consecuencia, nos dimos cuenta –entre otras cosas– de la necesidad de transformar algunas creencias muy arraigadas en nuestro inconsciente; por ejemplo, «el autocuidado es egoísta» o «no merezco tomarme tiempo para mi bienestar».

En el camino de volver a escuchar nuestro cuerpo, nuestras emociones e intuiciones, uno de los pasos fundamentales reside en conocer y respetar nuestras necesidades y deseos cambiantes en relación con nuestro ciclo menstrual y sus diferentes fases. En cada una de ellas nuestro cuerpo impone un ritmo, unas necesidades y una productividad diferentes. Y esto es así seamos conscientes o no, luchemos contra ello o, por el contrario, lo escuchemos y le demos aquello que está pidiendo (a veces, a gritos). Cuando aprendemos a prestar atención a nuestro propio ritmo, comenzamos a organizarnos en torno a las necesidades y deseos reales de nuestro cuerpo.

El cuerpo durante nuestra fase menstrual es un cuerpo insumiso en lo que al ritmo ajeno se refiere. Va lento y le da igual cuán deprisa vaya el resto. Si insistimos en imponerle el ritmo marcado por otros, aquél que consideramos que es «normal», entonces empezamos a sentirnos realmente mal. El cuerpo menstrual marca su propio tiempo, va contra la agenda y los estándares de productividad. Somos más cuerpo que nunca y, sin embargo, lo rechazamos porque no somos lo que se supone que tenemos que ser.

Más adelante, este cuerpo-tortuga va mutando y cobrando vida, y se va poco a poco acercando al ritmo que hemos aceptado es el necesario para encajar. Así, el cuerpo de la fase pre-ovulatoria es ágil y rápido. Es el cuerpo «normal», el «de siempre». Y como la energía ahora nos sale por las orejas, lo que hacemos es sobrecargarlo. No nos damos cuenta que el cuerpo preovulatorio tiene energía siempre y cuando nos hayamos permitido asumir el ritmo lento de la fase anterior y hayamos descansado. Además, debemos tener en cuenta que, como buen cuerpo-adolescente que es, no siempre hará lo que se espera de él y no querrá gastar toda ese energía en hacer algo que no le gusta. Por tanto, hay que poner especial atención a lo que nos está pidiendo porque si no, luego (y luego es la fase pre-menstrual), nos pasará factura.

En la fase ovulatoria nuestro cuerpo es demasiado cuerpo para la norma. Por un lado, se muestra de una forma que la norma reclama. Es el cuerpo-objeto, al que le gusta vestir tacones, escotes y pintalabios, movido por el deseo de ser deseado. Por otro lado, es un cuerpo-sujeto, aquél que no sólo quiere ser deseado sino que tiene deseo propio. Va más allá de la cosificación a la que la sociedad somete al cuerpo femenino y palpita desde la sensualidad y la voluptuosidad. Y es aquí donde este cuerpo empieza a resultar difícil de habitar porque, desde bien chiquitas, nos enseñaron que el cuerpo-mujer no desea, y si lo hace es sucio.

En la fase pre-menstrual nuestro cuerpo empieza de nuevo a redondearse e ir cada vez más lento. En la mayoría de los casos, se hincha y cambia de manera perceptible. Además, es más sensible y, a veces, hasta irascible porque necesita descansar y ser mirado, y ni le dejamos ni le hacemos caso. Muchas veces se siente avergonzado, porque no nos queremos en él. El cuerpo pre-menstrual no es un cuerpo normativo. Es un cuerpo que nos habla de aquello que no hemos querido mirar, aquello que no nos hemos dado, y nos muestra las heridas que no hemos querido ver o aquellos patrones que nos están continuamente saboteando. Pero también es un cuerpo sabio pues nos muestra la herida como camino de sanación y la belleza que hay detrás de las cicatrices. Es un cuerpo que pide quererte, mirarte y cuidarte desde otro lugar, desde la vulnerabilidad.

Entonces, ¿cómo podemos cuidar y nutrir nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestra mente y nuestra alma en las diferentes fases de nuestro ciclo menstrual? A continuación te dejo algunas ideas que pueden ayudarte, por si te sirven de inspiración. Algunas de las cosas que verás en la lista son difíciles de clasificar porque nos nutren a todos los niveles (por ejemplo, ir a la montaña o hacer el amor). Te invito a que uses tu imaginación y re-ordenes y re-organices en función de lo que te dice tu propio cuerpito.

AUTOCUIDADO FÍSICO 
* Practicar un deporte o actividad física que me guste (ir al gimnasio, nadar..): ¡endorfinas! (fase pre-ovulatoria)
* Apreciar mi cuerpo con frases amorosas (fase ovulatoria)
* Nutrirme con comida fresca y energética (fase ovulatoria) o con comida ligera y caliente (fase menstrual)
* Bailar con música que inspira e invita a mover y soltar el cuerpo (fase pre-menstrual)
* Recibir masajes (fase menstrual)
* Parar y estirarme 10 minutos durante el día (fase menstrual)

AUTOCUIDADO EMOCIONAL 
* Salir a cenar y disfrutar con amigas (fase ovulatoria)
* Compartir cómo me siento con amigas íntimas, escucharnos (fase ovulatoria)
* Compartir tiempo y presencia con mi pareja (fase ovulatoria)
* Decir que no. Expresar mi enfado (fase pre-menstrual)
* Estar sola y escribir en mi diario (fase pre-menstrual)
* Meditar caminando (fase menstrual)

AUTOCUIDADO MENTAL
* Leer novelas, ir a una exposición o disfrutar de un concierto (fase pre-ovulatoria)
* Tener orden, armonía y belleza en casa (fase ovulatoria)
* Crear espacio para escribir (fase pre-menstrual)
* Meditación-respiración consciente (fase menstrual)
* Desconectar del móvil y del ordenador (fase menstrual)

AUTOCUIDADO ESPIRITUAL
* Disfrutar, jugar y crear en la naturaleza (fase pre-ovulatoria)
* Ver la salida del sol (fase pre-ovulatoria)
* Agradecer, agradecer, agradecer… lo pequeño y lo grande (fase ovulatoria)
* Celebrar el ciclo de la luna, solsticios y equinoccios con rituales (fase pre-menstrual)
* Parar durante la menstruación (fase menstrual)

El autocuidado es una clara expresión de nuestro valor, nuestro poder y nuestra sabiduría. Nos ayuda a tener recursos para navegar por los retos e imprevistos que a veces trae la vida. Además, multiplica nuestra creatividad, vitalidad y felicidad. Te animo a que este verano comiences a explorarlo.

Referencias:
Este texto se ha redactado tomando como referencias a Sophia Style y Erika Irusta.  Las imágenes que acompañan al texto están extraídas de la red y desconocemos su autoría.