Cuerpo y placer | Conectar con los sentidos

Cuerpo y placer.

Dice Mireia Darder en uno de sus últimos libros que las mujeres hemos nacido para el placer pero que, con todos estos siglos de domesticación que llevamos a nuestras espaldas, hemos perdido nuestra conexión con la mujer salvaje que llevamos dentro y con nuestra capacidad de expresar nuestra agresividad, la puerta que nos lleva hacia el placer y la sexualidad plena. Los sentidos son la llave que abre esa puerta.

Todos los seres humanos estamos dotados de cinco sentidos externos que se manifiestan a través de la vista, el oído, el gusto, el tacto y el olfato.Todas las personas percibimos y grabamos en nuestras células segundo a segundo millones de imágenes, sensaciones, olores, sabores… y sobre la base de esta información construimos nuestra realidad.

En una sociedad como la nuestra nos encontramos sobre-estimulados de sensaciones, lo que, paradógicamente, nos ha llevado a una desconexión de nuestros sentidos y a entender la sexualidad como algo superficial. Si desde niñas nos hubieran entrenado en la conciencia de los sentidos, la sociedad sería muy distinta y trataríamos nuestro cuerpo de forma diferente. Como dice Sajeeva Hurtado, la idea del cuerpo como un templo sagrado se perdió hace ya mucho tiempo con la llegada del patriarcado y pasó de ser un templo sagrado a un parque de atracciones.

La idea del cuerpo como un templo sagrado se perdió hace ya mucho tiempo con la llegada del patriarcado y pasó de ser un templo sagrado a un parque de atracciones.

Sin embargo, resulta fundamental volver a recuperar la conciencia de los sentidos y cuidar lo que vemos, lo que oímos, lo que comemos, lo que olemos y lo que tocamos. Porque nuestro cuerpo de mujer es vasija receptiva y todo nos penetra. Tenemos que elegir bien todo aquello que va a entrar en nosotras.

LOS CINCO SENTIDOS: LA LLAVE HACIA EL PLACER

Los sentidos son la llave que nos lleva hacia el placer, por lo que hoy te propongo que aprendes a recuperarlos y a incorporarlos de nuevo en tu vida, pero que lo hagas de una manera consciente.

Nutre tu olfato. Huele aromas que te llenen de gozo y te lleven a un estado de ánimo placentero: la lluvia al caer, la tierra mojada, el olor del mar, los pinos en la montaña, el azahar en primavera… Averigua qué aromas acompañan tus estados de ánimo y utilízalos para crear armonía.

Nutre tus oídos. Escucha cosas bonitas, como, por ejemplo, una música inspiradora. A mi, personalmente, me ayuda muchísimo la música y tengo creadas listas de canciones para llevarme a aquellos estados de ánimo en los que me gusta estar… y para sacarme de aquellos en los que a mi mente machacona le gusta recrearse… Por si te sirve, aquí te dejo una de esas lista.

Nutre tu vista. Párate delante del paisaje que se abre frente a tu venta y disfruta de la gama de colores que se despliegan frente a ti. Llena tu vida de imágenes agradables que te motiven y te nutran: un libro que te haga vibrar, una obra de arte que te emocione…

Nutre tu gusto. Come y bebe aquello que al contacto con tu boca realmente llene todo tu cuerpo de placer.

Nutre tu tacto. Toca(te) con todo el cuerpo, no sólo con las manos. Utiliza todos los poros y las terminaciones nerviosas de tu piel para sentirte, para sentir tus curvas, tu suavidad… Siente cómo el agua cae por tu piel cuando te duchas… experimenta con todos tus sentidos para llenarte plenamente de vida…

EL PLACER: LA PUERTA A LA SEXUALIDAD CONSCIENTE

Desarrollar los sentidos externos nos conecta directamente con el placer y es el modo que tenemos de conocer el mundo, pero no deberíamos quedarnos en esta postura hedonista, deberíamos trascenderlos para conectar con nuestros sentidos internos. Estos nos llevan a experimentar una sexualidad plena y consciente.

De nuevo recurro a la sabiduría de Sajeeva Hurtado. Como ella apunta, el sexo es el momento de mayor energía y apertura que experimenta el ser humano; es el momento donde la danza de dos cuerpos invoca a la vida misma y ésta se hace presente.

Los sentidos y la excitación sexual están estrechamente relacionados. Pero es muy importante la forma en la que hemos aprendido a relacionarnos con la sexualidad. Es urgente que recuperemos a la mujer salvaje, sensual y sexual, pero no aquella que el mundo occidental y su publicidad engañosa define, si no la que vive en nuestro interior, la que está feliz y satisfecha con ella misma, la que se conecta sensorialmente con la vida y sexualmente con el entorno, la que está llena de gozo y risa, y se siente viva dentro de su propia piel.

Es vital que la mujer salga de una sexualidad lineal y una sensualidad impuesta por el sistema patriarcal, para conectar con su naturaleza cíclica, salvaje y sensorial, y recupere su erotismo.

RECUPERAR EL EROTISMO

En este sentido, te comparto aquí el programa que Christiane Northrup, en su libro Cuerpo de mujer, Sabiduría de mujer, nos ofrece para recuperar conscientemente el erotismo en nuestra vida:

  1. Decide conscientemente ser un sujeto sexual y sentirte sexy: cuando las mujeres nos sentimos sexys y sabemos excitarnos conscientemente sintiéndonos sexys y rezumando sensualidad (sólo para darnos placer a nosotras mismas), enviamos una señal al mundo que cambia lo que y a quienes atraemos.
  2.  Comprométete a explorar más tu sensualidad y tu sexualidad: dedica un tiempo a acariciarte la piel y observa qué sientes agradable. Experimenta con diferentes tipos de presión. Cuanto más sensual te sientas contigo misma, más atractiva serás para los demás. Coge un espejo y examínate los genitales para conocerlos. Dedica un tiempo a tocarlos y acariciarlos para aprender qué es lo más placentero para ti.
  3. Cuida tu cuerpo: una persona sexy es una persona sana. Activa el cuerpo con el ejercicio que mejor te siente. Una buena irrigación sanguínea de la pelvis mejorara tu relación con el placer y la sensualidad, y el ejercicio y los nutrientes adecuados nos ayudan a eso. No hay nada más sexy que una mujer que se siente a gusto en su propio cuerpo.
  4. Conócete: llega a conocer tu cuerpo, incluido el clítoris. El clítoris es la clave para la satisfacción sexual y su única función es darnos placer, aunque hay muchas otras partes del cuerpo que también son eróticas. Averigua cuáles son las tuyas. No puedes esperar que otra persona sepa darte placer si no sabes dártelo tú misma.
  5. Aumenta conscientemente tu capacidad para el placer: comprende que los seres humanos tenemos capacidad para mucho más placer que el que nos han hecho creer. Tanto las mujeres como los hombres somos multiorgásmicos. Es posible para las parejas ayudarse mutuamente para reprogramar su sistema nervioso central para tener orgasmos prolongados.
  6. Ayuda a tu pareja a ser buen amante: te interese o no el orgasmo prolongado, comprende que ni los hombres ni las mujeres nacemos sabiendo ser buenos amantes. Hay que aprender. Para eso es fundamental, de nuevo, que sepas lo que te da placer y pedir lo que deseas.
  7. Sé creativa: no temas probar cosas nuevas, sal de lo rutinario, haz trabajar tu imaginación y expande tus ideas acerca de lo que eres.

¡Cuéntame! ¿Cómo te relacionas con la sensualidad y tu propio placer? ¡Estaré encantada de leerte en los comentarios!

Y si te interesa el tema, te invito a realizar el workshop online Cuerpo y Placer | Introducción al Tao Erótico de la Mujer.


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Rosa Mística

Cada pareja es una danza

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Cada pareja es una danza

Ahora que nos acercamos a celebrar el Día de los Enamorados, he vuelto a leer a dos autores que me gustan mucho. Por las profundas reflexiones que aportan a este concepto de «ser pareja». Muchas veces se nos olvida que, para estar bien en pareja, debemos empezar por ser nuestras propias amantes. Trabajar con nuestra pareja interna y con el amor propio para saber qué es lo que deseamos. Cuáles son nuestros límites de cuidado propio, y así abrirnos al otro plenamente (y siendo plenas), no desde la necesidad de que alguien nos complete. Entonces empieza una danza…

Dice Jorge Bucay en su libro Amarse con los ojos abiertos que cada pareja es como un tango. El tango es una danza de pareja abrazada con un abrazo que es contención, no estrujamiento.

Abrazar es dar con los brazos abiertos y el que da con los brazos abiertos recibe con todo el cuerpo. Así unidos, los dos integrantes se desplazan en el espacio, pero no es un espacio cualquiera. Al contrario, es un espacio creado por los dos.

El tango niega las matemáticas porque uno más uno, no son dos, sino uno, que es la pareja, porque son él, ella y un tercer volumen. Uno o tres, ¡pero nunca dos!

Es un verdadero diálogo corporal y amoroso. Donde los dos manejan la autodeterminación y donde también hay momentos de silencio. Un silencio que necesariamente forma parte del diálogo, que lo enriquece si quieren, pero nunca lo anula.

En este diálogo, los dos pueden proponer, porque aunque uno tome la iniciativa del primer movimiento, según como sea la respuesta, ya sea por velocidad, amplitud o dirección, es el siguiente movimiento.

Por eso hay que aprender a vivir el error como posibilidad de enriquecimiento.
 
Si esto no hubiese sido así, el tango no existiría. No deben enojarse ante un fallo: busquen el contacto con el otro e intenten crear juntos.

Finalmente, el tango también es una forma de autoconocimiento. Porque así como en nuestra vida de relación (ya sea como amiga, amante o madre) conozco mi calidad de tal a partir del otro. En el tango puedo ser una protectora o una protegida. Una dominadora o una dominada. Puedo ser infinitamente tierna, violenta, o tal vez la mezcla de todo eso. Y mi pareja está ahí para mostrármelo.

Esto que planteo no es fácil, pero sólo cuando lo entiendan podrán bailar. Y, además, de una manera distinta cada día. A veces con violencia, otras con ternura, otras con verdadero éxtasis, pero seguro que no interrumpirán la danza.

La escucha profunda de uno mismo y del otro, y la flexibilidad son la clave para una buena danza. Joan Garrida, en su libro El buen amor en la pareja, añade: «Cuando más flexibilidad haya en la danza de la pareja, cuánta más riqueza en sus pautas de interacción, mucho mejor. Hay parejas que, aún habiendo miles de pasos disponibles, siempre danzan la misma danza: uno grita y el otro calla, uno grita y el otro obedece, uno está triste y el otro está alegre, y se acabó el repertorio. Ésta es la pauta conocida. Qué bonito cuando uno pueda estar triste y el otro alegre y contener la fragilidad de uno y a la semana siguiente puede ser al revés; qué bonito cuando uno a veces puede sentirse como un niño desanimado por un día, y el otro ser fuerte y contenedor y la otra semana al revés; qué bonito cuando uno puede ser expansivo y tener ganas de relaciones sociales y el otro no, y la semana siguiente o al día o la hora siguiente es al revés. Cuando hay mucha flexibilidad en los roles, entonces la pareja es muy rica. Cuantas más danzas y pasos de baile danzan, más felicidad en la pareja».

Aquí te dejo el enlace a un vídeo que a mi me inspira muchísimo en este tema en concreto. Si has participado en alguno de mis talleres, seguro lo hemos bailado.

Si te apetece profundizar en este tema, te espero en el taller «El buen amor en la pareja: las nuevas constelaciones familiares», que impartirá Beatriz Buesa el fin de semana del 3 al 4 de marzo, en La Casa de la Piedra (Murcia).

Cada pareja es una danza

Rosa Mística