Por qué ser Sacerdotisa en el siglo XXI es un acto revolucionario

Escuela Rosa Mystica_Ser una sacerdotisa en el siglo XXI

Ser sacerdotisa en el siglo XXI no es una moda, ni un juego estético o un título decorativo. Es un camino de entrega, de poder encarnado, de servicio a la Tierra y a la humanidad. Es un acto revolucionario… porque toca las raíces más profundas de la historia, la espiritualidad y la libertad femenina. Hoy vamos a hablar de historia, de linaje, de espiritualidad… y también del presente que estamos viviendo.

EL LEGADO DE LAS SACERDOTISAS 

Durante milenios, en prácticamente todas las culturas originarias de la tierra, las mujeres han servido como puentes entre lo visible y lo invisible.

Desde las chamanas prehistóricas, las constructoras de círculos de piedras o las Sacerdotisas en Egipto, Mesopotamia, Creta, en las tierras íberas, en las celtas… y más allá, en Mesoamérica…, las mujeres estaban consideradas las representantes de la Gran Madre en la tierra y a Ella se dedicaban los templos de Afrodita, Isis, Inanna, Asheráh, Astarté, Brigid…

Mujeres entrenadas en el arte, la danza, la música, la sanación, el ritual y la sexualidad sagrada. Pero también en la retórica, la diplomacia… Su rol en las sociedades ancestrales no era sólo espiritual, ofrecían también un servicio a la comunidad. Eran las mediadoras con lo divino, guardianas de la justicia, la fertilidad, de los ciclos, de la medicina del cuerpo y del alma.

Pero este poder femenino, ritual y social, comenzó a ser desmantelado con el avance de sistemas patriarcales y las religiones monoteístas institucionalizadas. A las sacerdotisas se las desacreditó, se las persiguió y, en muchos casos, se las borró de la historia.

En el mundo católico, este borrado fue muy evidente. Ya te hablé en el video de la semana pasada de María Magdalena y de cómo pasó de ser una maestra iniciada a una “pecadora arrepentida” en la narrativa oficial.

Pero la voz del Divino Femenino no puede ser acallada del todo, no puede ser borrada… porque sin la Gran Madre no existiría la vida en todas las formas que la conocemos. 

El linaje de sacerdotisas y sus enseñanzas, como ya te he contado en otros videos, no desapareció. Siguió transmitiéndose en círculos cerrados, en linajes familiares, en prácticas de mujeres medicina y en la memoria celular de muchas de nosotras. Y a lo largo de la historia vemos como va resurgiendo, para volver a ser de nuevo controlado… resurgir de nuevo… controlado otra vez…

QUÉ SIGNIFICA SER SACERDOTISA HOY 

Ser sacerdotisa hoy no significa volver al pasado. No podríamos aunque quisiéramos, porque ya no somos las mismas mujeres, ni vivimos en el mismo sistema político, social y económico de aquellas sacerdotisas que eran veneradas como intermediarias.
Significa actualizar un rol ancestral para las necesidades espirituales, emocionales y energéticas del presente… recuperando ciertas prácticas e innovando en otras, para adaptarlas a una sociedad, como la nuestra, que se encuentra en transformación

Hoy, la sacerdotisa es:

  • Una guía espiritual femenina que integra cuerpo, mente y espíritu.
  • Una sanadora de memorias colectivas y heridas patriarcales.
  • Una Guardiana de la Tierra, de los ciclos, de la vida.
  • Una tejedora de comunidad, que devuelve lo sagrado a lo cotidiano.

Y aquí viene lo revolucionario: en un mundo que nos enseña a separarnos de nuestro cuerpo, de nuestra voz y de nuestra intuición, una mujer que vive conectada al poder de creación de su útero, que honra su energía sexual como sagrada, que pone la vida y el amor en el centro, y que habla desde su verdad más profunda, rompe el sistema.

Porque deja de ser controlable.
Porque ya no se guía por el miedo, sino por la visión.
Porque su autoridad no se basa en el poder que otros le dan,
sino en el poder que fluye desde su propia alma.

POR QUÉ ES UN ACTO REVOLUCIONARIO 

Históricamente, los poderes dominantes temieron a las mujeres libres y espiritualmente soberanas, porque se salían de las normas establecidas por el sistema controlador, que busca la separación, que se basa en la violencia…
Por eso, se intentó controlar su cuerpo, su sexualidad, su palabra y su espiritualidad.

Hoy, aunque las formas de opresión sean más sutiles, la lógica es la misma:

  • Se nos enseña a desconfiar de nuestro cuerpo y de todos sus procesos: nuestra sangre menstrual es una maldición, nuestra sexualidad un pecado, nuestra opinión no es válida.
  • Se nos enseña a competir entre nosotras en lugar de apoyarnos y se nos niega el sostén de la tribu en momentos tan vitales como la menarquia, el parto o el postparto…. o se nos endulza lo que realmente supone el embarazo o la maternidad para la vida de una mujer.
  • Se nos enseña a delegar nuestro poder espiritual en figuras externas, en dogmas de fe que no cuestionamos.

Ser sacerdotisa en el siglo XXI significa revertir esta lógica. Significa decir: “Yo soy el templo. Yo soy la autoridad espiritual de mi vida. Yo soy un canal de lo divino en la Tierra.”

Es revolucionario porque:

  • Desafía estructuras religiosas y sociales que buscan dar el poder a los intermediarios.
  • Activa un liderazgo femenino que es circular, colaborativo y basado en la vida y el amor.
  • Sana la relación entre lo sagrado y lo erótico, devolviendo al eros su lugar en la espiritualidad.

Cuando una mujer vive así, inspira a otras a hacer lo mismo.
Y ahí es donde el cambio deja de ser individual… y se convierte en colectivo.

EL LLAMADO A LAS MAGDALENAS DE LA NUEVA TIERRA

Estamos en un momento planetario en el que el mundo necesita más que nunca volver a la Gran Madre y comenzar a entender la diferencia entre espiritualidad y religión.

Este mundo en el que vivimos necesita desterrar la idea de la existencia de un dios externo, vengativo y justiciero, que aprueba la guerra y la masacre de inocentes en su nombre, para regresar a la diplomacia, la compasión, el respeto por el que piensa diferente… Es decir, volver al amor como la base de todas nuestras relaciones… 

Este mundo necesita mujeres iniciadas en las enseñanzas de la Gran Madre, mujeres despiertas, conectadas y con el coraje de sostener espacios sagrados que busquen la cohesión.

El linaje de María Magdalena —y de las sacerdotisas de la Hermandad de la Rosa— está regresando. No como una moda, sino como una respuesta a este tiempo.

Hace unos días escuché a una mujer en redes sociales criticar “la moda de las sacerdotisas”. ella decía que la figura de la sacerdotisa no hacía más que perpetuar esta idea de que necesitamos a otras personas, intermediarios, para conectar con lo divino. Y seguimos olvidando que lo divino está dentro de nosotros. 

Y a mi me gustaría contestar a eso. Tú no reniegas de tu madre por haberte enseñado a hablar y a caminar. Ni reniegas de tu padre por haberte dado herramientas para salir al mundo. Ni de la maestra o el maestro que te enseñó a juntar letras, a saber leer y escribir. ¿Por qué renegar entonces de una sacerdotisa cuya misión es hacerte recordar la divinidad que eres?

Ella es una intermediaria entre tú y tu potencial, y te enseñará a pensar por ti misma, por ti mismo… Te invitará a que experimentes para que puedas decidir con qué te quedas. Y te animará a que abraces la vida y todo su abanico de sensaciones y emociones… Y te dirá que el único pecado que puedes cometer es no serte fiel a ti misma.

Si algo dentro de ti se activa cuando escuchas la palabra “sacerdotisa”…
es probable que tu alma esté recordando su compromiso con este linaje.

CONCLUSIÓN: UNA INVITACIÓN

Si esto resuena contigo, quiero invitarte a dar un primer paso en este camino.

He creado un curso online gratuito de tres días llamado “Las Magdalenas de la Nueva Tierra”. En él, te guiaré a través de tres activaciones esenciales para tu liderazgo espiritual femenino:

  1. La activación de tu cuerpo-templo.
  2. La activación de tu fuerza erótica.
  3. La activación de la frecuencia Magdal.

Este curso es una puerta de entrada para que puedas sentir en tu propio cuerpo lo que significa ser parte de este linaje.

Si sientes la llamada, apúntate gratis y empieza este viaje conmigo. INSCRÍBETE AQUÍ>>

Porque ser sacerdotisa hoy no es un título…
es un acto de amor, de libertad y de revolución.
Y el mundo te necesita.

Quiénes eran las Magdalenas

Escuela Rosa Mystica_Quienes eran las Magdalenas_La historia oculta de la Hermandad de la Rosa

Bienvenida, hermana, hermano de la rosa. Hoy te invito a abrir un portal en el tiempo. A recordar una historia que fue cuidadosamente silenciada, pero que sigue latiendo bajo la superficie de la historia oficial.

Vamos a hablar de las Magdalenas. No solo de María Magdalena como figura bíblica… Sino de una hermandad secreta, femenina y sagrada que custodió las enseñanzas más poderosas del Cristo y que ha estado viva, en la sombra, a través de los siglos.

Este es un episodio para mujeres y hombres que saben que hay una verdad más profunda sobre nuestro linaje espiritual. Y están listas para recordarla.

QUIÉN FUE REALMENTE MARÍA MAGDALENA

La imagen que la historia oficial nos dejó de María Magdalena es, como mínimo, injusta. Durante siglos se la confundió con una prostituta arrepentida. Una pecadora redimida por el perdón de Jesús.

Pero si leemos entre líneas, si volvemos a los textos originales y, sobre todo, si escuchamos desde el corazón, descubrimos algo muy diferente: María Magdalena no fue una seguidora cualquiera. Fue la compañera íntima de Yeshua, su iniciada y su igual. Una maestra espiritual.

En el Evangelio gnóstico de Felipe podemos leer: “El Salvador la amaba más que a los otros discípulos y la besaba en la boca.”

Y en el Evangelio que la propia María Magdalena nos legó, ella aparece como la única que comprende el verdadero mensaje del Maestro.Es a ella a quien él transmite su sabiduría más elevada. Le dice a Pedro: “Te enseñaré lo que te ha sido ocultado”.

La Magdalena fue una mujer iniciada, una sacerdotisa de los antiguos Misterios femeninos, y la guardiana de una sabiduría que integraba cuerpo, alma y eros.

¿QUIÉNES ERAN LAS MAGDALENAS? 

El nombre “Magdalena” no era solo un apellido o un gentilicio. Era un título espiritual. María era el nombre que habitualmente designaba a una sacerdotisa. Magdalena era el título que recibía la suma sacerdotisa, la líder espiritual de una comunidad.

Las Magdalenas eran una hermandad de mujeres consagradas a la vía del amor, la verdad encarnada y la unión sagrada. Se entrenaban en prácticas de sanación, trabajo con el útero, la voz, el cuerpo y el espíritu.

Eran herederas de antiguas tradiciones — desde las míticas Lemuria y la Atlántida, el Antiguo Egipto, y, en tiempos de nuestra María Magdalena, las encontramos en el entorno de las comunidades esenias…. aunque su presencia se puede documentar en toda la cuenca del Mediterráneo Antiguo.

Estaban conectadas como una gran colmena y portaban la llama de la Rosa Roja: símbolo del eros sagrado, la sabiduría femenina y la alquimia del alma.

Estas mujeres servían como:

  • Sacerdotisas: guardianas de los misterios del Grial y el linaje de las sacerdotisas sirenas.
  • Sanadoras: trabajaban con la energía del útero, las manos, la voz,  las hierbas y los aceites.
  • Oráculos: abrían canales de comunicación con la Divinidad.
  • Compañeras del camino espiritual: guiaban a hombres y mujeres a recordar su verdad divina.

Con la llegada de las religiones monoteístas, muchas de ellas fueron perseguidas. Pero no desaparecieron.

Sus enseñanzas permanecieron ocultas entre el misticismo femenino y la alquimia. Y sus sacerdotisas, aunque ocultas, permanecieron en contacto, creando un círculo de herederas espirituales de María Magdalena, conocido como la Hermandad de la Rosa o la Iglesia del Grial.

Algunas llegaron al sur de Francia. Otras al norte de África, al levante español, al Sinaí, a Avalon… Y su conocimiento se transmitió en susurros, a través del linaje femenino.

De madre a hija. De útero a útero.

LA HERMANDAD DE LA ROSA HOY

Hoy, la Hermandad de la Rosa ya no es un secreto. Está resurgiendo. Mujeres de todo el mundo están despertando memorias que no pueden explicar con la razón:

  • Sueños con María Magdalena.
  • Llamados a rituales antiguos o a lugares sagrados que guardan memorias..
  • Una voz interior que les dice: “Eres una sacerdotisa, has venido a recordar.”

Este despertar no es casual. Forma parte de un movimiento planetario: el regreso de la Gran Madre y del liderazgo espiritual femenino.

Este liderazgo no excluye al hombre. Al contrario. Lo entiendo como un igual y como parte indiscutible de toda la creación. 

Tampoco es un liderazgo jerárquico, sino circular.

No es un liderazgo desconectado del cuerpo, sino encarnado, erótico, amoroso, radicalmente compasivo y que se vive siempre en relación..

La Hermandad de la Rosa no es una organización externa. Es un campo vibracional, una frecuencia, a la que accedes cuando activas tu útero, tu voz, tu poder creador y tu verdad espiritual.

LLAMADO AL DESPERTAR

Si todo esto resuena en tu corazón, si algo dentro de ti se activa al escuchar estas palabras… es porque eres parte de este linaje.

Tu alma ya lo sabe. Solo necesitas recordarlo.

Por eso he creado el curso gratuito “Las Magdalenas de la Nueva Tierra”.

Un viaje de tres días donde activaremos las tres llaves principales de este linaje:

  • El cuerpo-templo
  • La fuerza erótica
  • La frecuencia Magdal

Si siente la llamada, nos vemos del 12 al 14 de septiembre en el Templo virtual de la Rosa. 

Gracias por estar aquí. Gracias por recordar. El linaje de la Rosa está vivo… y está despertando en ti.