El verano es la época más yang del año, con los días más largos, cálidos y brillantes. Dentro de la Medicina Tradicional China y la Macrobiótica, es una estación relacionada con el elemento fuego. Debido a que es la estación más calurosa, durante los meses estivales conviene introducir una alimentación refrescante con frutas y verduras de temporada. Una alimentación que nos ayuden a equilibrar el exceso de calor.
Una de las herramientas que nos aporta una alimentación consciente, es la habilidad de darnos cuenta de qué es lo que más necesitamos comer en cada momento. La habilidad de adaptarnos a la estación y al entorno que nos rodea. La habilidad de aprovechar al máximo la variedad de alimentos que encontramos en cada cambio de estación. Permitiendo así no solo cuidarnos y nutrirnos de la mejor manera posible, sino también cuidar y proteger a la Madre Tierra para no sobre-explorarla.
En una gran mayoría de hogares se come exactamente lo mismo en invierno que en verano… en primavera que en otoño… y exactamente lo mismo una semana tras otra. La ventaja de una alimentación basada en la energía de los alimentos, es que, con la llegada de cada estación, damos la bienvenida a las nuevas frutas y verduras que nos ofrece la tierra. Con el cambio del clima, cambian las condiciones en las que crecen nuestras frutas y hortalizas, y es esta diferencia en las condiciones de desarrollo de los alimentos, lo que va a influir en sus efectos energéticos.
La naturaleza es sabia y nos da siempre lo que más necesitamos. En verano, nos abastece de verduras y frutas refrescantes, alimentos con una energía yin: enfriadora, de apertura, que nos aporta humedad y nos relaja. Todo esto, es lo que nuestro cuerpo necesita en verano: abrir el poro para facilitar la salida de calor, humedad para reponer los líquidos que perdemos con el sudor y frescor para equilibrar las altas temperaturas veraniegas.
La alimentación macrobiótica intenta crear comidas equilibradas que nos aporten lo que nuestro cuerpo necesita. Esto reduce muchísimo los deseos de tomar alimentos extremos, que habitualmente no son interesantes para nuestra salud. Por ejemplo: si en lugar de tomar un filete con patatas fritas en pleno verano (aumentaría la energía yang en nuestro cuerpo), nos tomamos una ensalada de garbanzos o de pasta (que nos aporta energía yin), estaremos evitando los deseos de tomar bebidas carbonadas o helados (para equilibrar el exceso de calor interno).
Si escuchamos nuestro cuerpo, nos daremos cuenta que, durante los tres meses estivales, realmente nos apetecen alimentos menos densos, más ligeros, en preparaciones sencillas…
Quizás puedes probar a sustituir la carne por verduras a la parrilla. También puedes preparar una ensalada de alubias, lentejas o garbanzos. Este plato aporta una buena calidad de proteína, o una ensalada de cuscús a la menta que resulta muy refrescante.
Como primer plato puedes preparar una sopa fría de melón o de pepino, incluso la puedes dejar preparada el día anterior. También cobran especial protagonismo en estas fechas estivales los patés de legumbres, como el humus de garbanzos o de aguacate. Y, para terminar, una refrescante gelatina de frutas. Tienes recetas sabrosas en BodyLAB, la membresía de Habitarte cíclica.
Siempre que puedas, céntrate en las frutas y verduras propias de la estación, como la sandía, el melón, el melocotón, las cerezas, las ciruelas, los higos, la rúcula, los puerros o las judías verdes. Aumenta el consumo de ensaladas y verduras cocinadas ligeramente en escaldados o salteados rápidos.
Sustituye los estofados de legumbres por ensaladas o patés. Los guisos de cereales por ensaladas de pasta integral, de cuscús o de bulgur. Introduce la polenta y atrévete con las hierbas aromáticas. Ahora es el momento. Incluso puedes comprar unas macetitas y dejarlas en el alfiz de la ventana para tenerlas siempre a mano…
LOS ALIMENTOS PRINCIPALES PARA EL VERANO
Alimentación en Verano
Cereales
Utiliza los más refrescantes, como el maíz y la polenta. Son fáciles y rápidos de preparar y no te quitarán tiempo durante tus vacaciones. Aprovecha la rápida cocción del cuscús o el bulgur para preparar refrescantes ensaladas.
Legumbres
Quizás no apetezca mucho consumir legumbre en verano, pero hay fantásticas ensaladas y patés que puedes preparar con ellas. Utiliza especialmente el garbanzo. Con un efecto más expansivo que el resto de legumbres, te permite elaborar recetas tan sabrosas y sencillas como el humus.
Verduras
Conviene aumentar el consumo de verduras tanto crudas como ligeramente cocinadas. Las que son un poco amargas son muy interesantes pues tonifican el elemento de esta estación: el fuego, y activan la digestión y la circulación. Los rabanitos, la rúcula, los berros o los canónigos, darán variedad a tus ensaladas. Disfruta ahora del pepino o el calabacín y de su energía enfriadora y de apertura.
Geminados
La energía expansiva de los germinados y su riqueza en minerales y vitaminas los hacen adecuados para el verano. Puedes usar brotes de soja, alfalfa, berros o lentejas en tus ensaladas o platos principales.
Algas
Las algas nos aportan minerales que ayudarán a reponer los que perdemos con el sudor y con los baños en el mar y las piscinas. Preparar gelatinas con agar-agar ayudará a limpiar y regenerar la mucosa intestinal, además de refrescarnos. Los copos de nori son fáciles de añadir a ensaladas o cremas de verduras, muy prácticos para esta estación.
Frutas
Disfruta todo lo que te da la naturaleza en esta temporada: melón, melocotón, nísperos, albaricoques, cerezas, sandía… Pero consúmelas con moderación. Un consumo excesivo de fruta, por su alta concentración de azúcar de rápida absorción, nos llevará al cansancio, la fatiga, el desaliento, la debilidad, la hinchazón, la alta emocionalidad y la mente confusa.
Pickles
No te olvides de ellos. Te ayudarán con la digestión y mejorarán tu flora intestinal. Además, son excelentes para movilizar depósitos de grasa. El chucrut, que puedes comprar ya preparado, es una manera sencilla de tenerlos siempre en tu plato.
a modo de conclusión…
Recuerda evitar durante esta estación los alimentos que desequilibran la energía fuego. Como todo tipo de embutidos, las carnes rojas, los quesos curados, los estimulantes como el café, el azúcar, las bebidas gaseosas, las cocciones en horno, los fritos y el picante.
Escucha siempre a tu cuerpo y la sabiduría de tu voz interior. Será la mejor brújula para guiarte en el camino del autocuidado, la nutrición y el amor propio.
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