Conectar con el verano
«¿Sabes cuál es el problema de este mundo? Que todos quieren soluciones mágicas, pero nadie quiere creer en la magia» (Lewis Carroll)
Y, de nuevo, llegó el Verano. San Juan, noche mágica. ¡Fueguito pa´l cuerpito!
A mi, personalmente, me encanta celebrar la llegada de esta estación. Porque coincide con mi cumpleaños. Recuerdo que mi madre siempre me contaba que ese día coincidió con una enorme Luna llena y que, desde el hospital, fue viendo cómo se iban encendiendo las hogueras en el Valle del Segura. Supongo que también tiene mucho que ver con que crecí en una ciudad rodeada de huerta. Y los rituales de tradición pagana (y este lo es más que ninguno) tienen mucha fuerza.
Dentro de estas tradiciones, al Solsticio de Verano (que, depende del año, se celebra entre el 21 y el 23 de junio) se conocía con el nombre de Litha, que significa «fuego». Una metáfora para representar el poder del Sol durante el día más largo del año. Litha estaba considerada como una de las grandes festividades de la Rueda del Año y durante este día se encendían enormes hogueras en los campos, cuya finalidad era «dar más fuerza al Sol» que, a partir de ese día se iba haciendo más débil (los días, poco a poco, se van haciendo más cortos hasta el Solsticio de Invierno).
Simbólicamente, el fuego también tenía una función purificadora en las personas que lo contemplaban. Simbolizaba la «chispa» de la pasión y el amor. Es el momento en el que la naturaleza comienza su maduración por lo que la Tierra, ahora, adquiere su máxima cualidad nutridora y sustentadora. Durante esta celebración se realizaban los casamientos de las parejas. Se bendecía a los hombres, los animales y las cosechas. Posteriormente, como sabes, la tradición cristiana convirtió este día en la Noche de San Juan.
EL VERANO EN LA MEDICINA TRADICIONAL CHINA
En la Medicina Tradicional China (MTC), el Verano también está asociado con el elemento fuego, el calor, la actividad y el movimiento externo. Es la época más Yang del año, con los días más largos, más cálidos y brillantes. En nuestro cuerpo, un elemento fuego equilibrado nos aporta ganas de vivir. Vitalidad, simpatía, alegría, capacidad de amar y querer, ilusión y optimismo. Ganas de aprender y de evolucionar, y capacidad de comunicación.
Por el contrario, un elemento fuego desequilibrado en exceso nos hará ser personas hiperactivas. Nerviosas, egoístas, autoritarias, dominantes, explosivas, celosas, impulsivas y excesivamente pasionales. El elemento fuego desequilibrado por defecto nos hará ser personas sin fuerzas ni ganas para vivir. Sin energía ni ilusión ni motivación por nada, pesimistas y de movimientos lentos. Con falta de apetito, y a la que le cuesta comunicarse y hablar con fluidez.
En Verano conviene que el cuerpo esté más tiempo expuesto a las primeras horas del Sol para recibir su energía. Debido a que el Verano es la estación más calurosa, para equilibrar el calor conviene una alimentación refrescante (¡pero cuidado con las bebidas muy frías!). Las frutas y las verduras frescas de temporada son excelentes opciones.
Recuerda que el Verano es un mal momento para exagerar con alimentos excitantes tales como el alcohol o la cafeína. Porque aumentan aún más el Yang. Si quieres profundizar más en el tema, aquí te dejo un artículo excelente de Patricia Restrepo: «El fuego del verano: cómo nutrirnos inteligentemente».
Para la MTC, el órgano asociado al fuego es el corazón, lugar donde habitan las emociones, el psiquismo y la espiritualidad. El «fuego del corazón» simboliza la pasión, el sentimiento y la sinceridad, tres elementos fundamentales para nutrir el amor. Además, el corazón, para la MTC está asociado con la lengua y controla el habla, la fluidez de las palabras y la habilidad comunicativa.
Una comunicación verbal fluida y sincera representa la buena salud emocional del corazón. Cuando el elemento fuego está en equilibrio, el corazón es fuerte y sano, y nos invade la alegría. En chino, la palabra alegría se escribe «Kai Xin» y significa «abrir el corazón». Para ellos, la llave para abrir el corazón es la sonrisa. ¿No te parece precioso? A mi me lo pareció cuando lo descubrí. Está lleno de un significado profundo, pero muy sutil.
Liu Zheng, en su libro Medicina tradicional china. Vivir sin enfermar, nos ofrece consejos para mantener en equilibrio el fuego en nuestro cuerpo. Aquí van algunos:
- Ser consciente de las emociones que nos afectan, trabajarlas y transmutarlas; es decir, transformarlas en aprendizaje.
- Trabajar la capacidad de querer y cuidar de manera incondicional.
- Evitar el frío y el calor excesivos.
- Evitar el exceso de ejercicio y de trabajo físico e intelectual.
- Eludir sobreexcitaciones.
- Meditar con frecuencia y abrazar el silencio.
- Dormir las horas suficientes.
- Beber agua con frecuencia para mantener la hidratación.
- Evitar trabajos nocturnos.
EL VERANO EN LA MUJER: EL ARQUETIPO DE LA MADRE
En nuestro cuerpo de mujer, el Verano está representado por el arquetipo de la Madre. Asociado a la fase de la ovulación y la Luna llena.
El arquetipo de la Madre nos remite a la Gran Madre mitológica, a la Madre Tierra, fuente de vida, útero creador, con capacidad de creación y de destrucción. Es una fase expresiva, amorosa y fértil en todos sus aspectos. Es sensual y encuentra el placer en la unión.
Un periodo en el que estamos muy centradas en los sentimientos y en el que, por lo general, nos sentimos colmadas de alegría, creatividad y expresión corporal. En él rige el corazón y nuestro ego parece dejar paso a un punto de vista más altruista, nos volvemos más empáticas y conscientes de las necesidades de los demás. Tanto es así que, a veces, nos olvidamos de cuidarnos a nosotras mismas y ponemos el foco en exceso fuera de nuestro cuerpo y nuestras propias necesidades. Por eso, te invito a que, en estos meses estivales, trabajes y desarrolles el autocuidado, además del cuidado a los demás.
Deja que se encienda la llama que habita en tu pelvis para que arda la vida. Deja que emerja el fuego creativo que dará a luz todo lo que tienes que ofrecer al mundo y que te permitirá alumbrarte a ti misma. Permite que arda el fuego en tu corazón con salvaje pasión. Deja que el fuego te sane, te cure, te limpie, te transmute, te alquimice… dando lugar a la más poderosa de las medicinas: la medicina del alma. Déjate arder de amor, de entrega, de (com)pasión por aquello que de verdad te importa y deja que arda aquello que te mantiene anclada en tu zona de confort. Arde para crecer, para vivir de una manera más auténtica y más digna. Párete de nuevo, cada día…
CONECTAR CON LA TIERRA
El arquetipo de la Madre está también estrechamente relacionado con el elemento Tierra que, para la MTC es el elemento central: entabla una estrecha relación con las propiedades de todos los demás. Observa qué sucede en la tierra cuando plantamos semillas con las condiciones adecuadas. De ella brotarán y crecerán los cultivos que nos alimentarán. Por tanto, la tierra puede compararse con la madre que engendra. Tiene capacidad de asimilar y transformar para luego generar frutos y alimentos que permitan el crecimiento. Además, da soporte, sustento y estabilidad a las estructuras físicas, y provee de equilibrio a los «demás miembros de la familia».
De hecho, existe una fuerte conexión entre la energía femenina y la atracción natural de la Tierra. Según algunas creencias orientales, el cuerpo de la mujer difiere del de los hombres en que la energía de la Tierra sube por nuestro cuerpo y lo penetra. Esta energía femenina «atrae hacia adentro», es una fuerza centrípeta, y es irresistible.
Esta potente energía está presente no sólo en nuestra biología sino también en el corazón y en la mente, en forma de sueños y deseos únicos. Cuando la mujer encuentra el valor para expresar esos deseos, a sí misma y a otras personas, no tarda en descubrir que su irresistible energía centrípeta la ayuda a hacerlos realidad.
Michio Kushi señala que la fuerza centrípeta de la Tierra que sube por los pies está presente también en los hombres, así como la fuerza del cielo, que baja y entra en el cuerpo por la cabeza (fuerza centrífuga), está también presente en las mujeres. Ambas se unen en la zona del corazón. Lo que difiere es el grado en que está presente cada energía. En general, en las mujeres hay más energía de la Tierra que sube.
La energía centrípeta es una fuerza conectora que influye en todas las personas que nos rodean, porque las mujeres tendemos a ser el centro de la vida familiar, las que asumimos las responsabilidades psicológicas del bienestar de los demás miembros de la familia. Por lo tanto, cuando una mujer mejora su vida, generalmente toda la familia se beneficia (tenga hijos o no). Ella marca el tono.
El bienestar de la familia y el de la sociedad depende de que las mujeres sanemos y nos mantengamos sanas. Parte de la creación de salud es entender el poder de la energía femenina y sus implicaciones. La salud de los seres queridos de una mujer está directamente ligada a su salud personal. Por lo tanto, nos debemos a nosotras mismas primero tomarnos el tiempo que necesitemos para sanar, para estar más felices y completas. No se puede apagar la sed de otra persona si se tiene el vaso vacío.
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