Ciclo menstrual y La luna
Todavía recuerdo el día que descubrí un diagrama lunar por primera vez hace unos ocho años de la mano del libro Luna roja, de Miranda Gray, en el que me invitaba a poner atención en cómo me sentía a lo largo de todo mi ciclo menstrual y, al mismo tiempo, a mirar al cielo y darme cuenta del resplandor creciente y decreciente de la luna.
En aquel momento sufría de reglas tremendamente dolorosas y, al vivir en el centro de una ciudad grande, apenas me fijaba en la luna ni pensaba que podría tener una influencia sobre mi ciclo hormonal o estados de ánimo. Aunque con mucho escepticismo, su manera amorosa de explicar el sentido de un diagrama lunar me alentó a empezar un diario íntimo. Y así empezó uno de los viajes más profundos y transformadores que he hecho como mujer.
Ahora somos muchísimas mujeres alrededor del mundo que conocemos los hermosos frutos de esta observación diaria y mensual. En vez de juzgar o luchar contra las subidas y bajadas de energía que vivimos con cada ciclo menstrual, reconocemos y entendemos las diferentes cualidades de sus fases hormonales: la etapa pre-ovulatoria con su aspecto dinámico de la Doncella, los días en torno a la ovulación con la manifestación radiante de la Madre, la fase pre-menstrual con la potencia de la Chamana, y la experiencia de la menstruación con el retiro de la Anciana.
A la vez, ha crecido en muchas partes nuestra percepción y conexión con la luna, recuperando la relación ancestral entra la mujer y los ciclos lunares, con esa increíble similitud entre los 29,5 días que dura un ciclo lunar y el promedio del ciclo menstrual femenino. Incluso la propia palabra «menstruación» refleja esa conexión, con su raíz indoeuropea «me-» relacionado con «luna» y «mes» (en inglés moon y month), y también con «medir».
Desde la antigüedad, el ciclo lunar nos ofrece una vía de conexión potente con las fuerzas de lo cíclico: la luna creciente asociada a la energía de iniciar y fortalecer, la luna llena como momento de máxima expansión y exteriorización, la luna menguante con un tiempo de mayor interiorización y de soltar y, finalmente, la luna negra que invita a la receptividad, la depuración y la visión interna.
Con esta doble consciencia de las fases de nuestro ciclo menstrual y de las fases de la luna, surge a menudo esta pregunta: ¿cómo puedo fluir entre estos dos ciclos? En especial, hay cierta inquietud entre algunas mujeres porque sienten que su ciclo menstrual «no está en sintonía» con la luna; dudas sobre si enfocar la atención en el ciclo hormonal o en el lunar, y deseo de entender el significado de tener la regla en una determinada fase del ciclo lunar u otra…
En esta búsqueda y exploración personal y colectiva, comparto aquí algunas reflexiones para seguir creciendo y recuperando juntas nuestra sabiduría femenina.
Soltemos la idea de un ciclo correcto
Un primer paso es salir de ideas fijas o externas de lo que es «normal» en relación con nuestro cuerpo y sus ciclos. Por ejemplo, la estadística de que la duración media del ciclo menstrual es de 28 días ha hecho que muchas mujeres sientan que es «anormal» tener un ciclo menstrual más largo o más corto. Pero, en realidad, un ciclo saludable puede oscilar perfectamente entre 22 y 40 días y refleja el propio patrón de cada una.
Otra de las ideas que está alimentando la sensación de «anomalía» es el apriorismo de que para estar en verdadera sintonía con la luna, una tendría que ovular con la luna llena y menstruar en luna negra.
Alrededor del mundo, las mujeres menstruamos y ovulamos en todas las fases de la luna, y la gracia reside en descubrir lo que significa esto para cada una, desde nuestra experiencia interna y subjetiva. Para profundizar en este camino, te invito a:
¡Observar, sentir y registrar… amorosamente!
Cuando dirigimos nuestra mirada hacia dentro y escuchamos cada vez más atentamente lo que sentimos, lo que quiere y necesita nuestro cuerpo, lo que fluye fácilmente en un momento dado y lo que no… empezamos a reconocer íntimamente esa ola cíclica que nos atraviesa, tanto en relación a la danza de nuestras hormonas, como en relación al flujo y reflujo del ciclo lunar.
Hay muchas maneras de recoger estas observaciones. Una de ellas es a través de un diario o diagrama lunar, plasmando con palabras, colores o símbolos las sensaciones y experiencias que vivimos cada día, y así percibir cada vez mejor las características de nuestro propio calidoscopio interno.
Puede ser que en algún momento, lo que notemos u observemos con más fuerza sean as fases de nuestro ciclo menstrual, en cambio en otros, se nos presenta con mayor intensidad la influencia de la luna.
A lo largo de muchos ciclos, esta escucha atenta y amorosa nos permite hacer nuestra propia «destilación mágica» y, poco a poco, afinar en las respuestas a este tipo de preguntas:
- ¿Cómo es para mí tener la regla con luna creciente?
- ¿Cómo noto la fase pre-ovulatoria cuando hay luna menguante?
- ¿Qué se mueve en mí cuando estoy en fase pre-menstrual con la luna llena?
- ¿Qué siento cuando ovulo en luna negra?
- ¿Cómo vivo la danza entre estos dos ciclos en mí…?
Para cada una, incluso con cada ciclo, será diferente.
Además de la influencia de los estrógenos, la progesterona y la luna, podemos añadir el influjo de las estaciones y el tiempo, según donde viva cada una. Por ejemplo: ¿qué diferencia hay entre la experiencia de ovular en pleno calor de verano, en los trópicos, a diez grados bajo cero o en la Antártida? ¿O cómo vivimos esta danza cuando somos madres… cuando vivimos solas… cuando estamos en pareja… cuando empezamos el camino hacia la menopausia… en nuestro trabajo?
Embriágate de la luna
Sin duda nuestras ancestras vivían con una conexión colectiva y aguda del ciclo lunar, mucho más en contacto directo con los ciclos de la naturaleza y sin la contaminación de la luz artificial. Pero aunque estemos en una ciudad, o pasemos muchas horas en sitios interiores, la luna nos sigue llamando… ¡De repente la vemos y nos magnetiza! Con esta llamada, deja que te siga tocando, cada vez más, en su viaje por el cielo… Búscala, siéntela, háblale, contémplala… ¡Cada vez que os encontréis, embriágate de sus mensajes!
Cuando aparece en forma de un arco fino con el atardecer, un nuevo ciclo lunar… ¿Qué te sugiere? ¿Qué energía notas en ti? Cuando sale redonda y rebosante en el horizonte y sube hasta el cenit a medianoche… ¿Qué te apetece hacer? ¿Qué efecto tiene su luz en ti? Báñate de sus rayos… Siente tu piel alumbrada… Aúlla… Carga tus piedras preciosas… Bebe una copa de agua… Comparte el momento… ¿Dónde estás en tu ciclo?
Si estás despierta en la madrugada y ves la luna menguante… ¿Qué te transmite? ¿Quieres soltar algo con ella? ¿Mecerte en su cuna?
Y cuando sales afuera por la noche y no hay luna, solo estrellas o nubes… ¿Qué te pide tu cuerpo en esta oscuridad? ¿En qué fase de tu ciclo estás? ¿Sientes la marea moviendo tus aguas internas?… ¿Tu inconsciente?
A través de esta conexión directa con la luna, con todos nuestros sentidos, podemos descubrir cada vez más si nos influye y cómo, sobre nuestros ciclos de sueño, nuestro apetito, nuestra creatividad, energía, sexualidad… Y también sobre las personas que nos rodean: amigas, hij@s, pareja… Y cuando hayamos pasado por nuestra última menstruación o menopausia, nos seguirá acompañando en el recuerdo de lo cíclico, desde otro lugar por dentro.
Descubre tu propia sintonía
Desde esta escucha, unas veces profunda, sutil en otras, del giro de la luna, la oleada de nuestras hormonas y la danza entre ambas, surge nuestra propia sintonía, siempre cambiante, siempre única… No hay una sola sincronía con la Abuela. Estás sincronizada con ella cuando sabes en qué fase estás tú y en qué fase ella. Esa relación te habla, te enseña sobre ti, sobre lo que pasa en tu vida.
En el tiempo tendrás unas lunas con la Abuela Llena y otras con la Abuela Negra, es lo normal porque vamos moviéndonos. La sincronía reside en estar conectada, en leer tus retrasos o adelantos con respecto a los otros períodos. Es precisamente ese tránsito por las distintas lunas lo que te hace ir a tu centro, recibir y honrar tus energías y las de la Abuela. ¡Eso es estar sincronizada!
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