Los misterios de la muerte, la resurrección y la ascensión de Yeshua son parte de una gran historia que hunde sus raíces en la memoria de los tiempos y nos recuerdan lo que los gnósticos llamaban el «Drama Cósmico», protagonizado por las danzas entre el Sol, la Tierra, la Luna y Venus. En esta nueva píldora de sabiduría femenina hablamos de los ritos de iniciación que forman parte de estos misterios y cómo Yeshua, gran devoto de la diosa Inanna, reprodujo su viaje al Inframundo durante la Pascua.
Esta nueva píldora de sabiduría femenina para la vida cotidiana viene con retraso. He estado unos días con una necesidad muy profunda de silencio después del retiro Oráculo que organizamos para Semana Santa. Allí se movieron energías muy poderosas y transformadoras para todas las mujeres que nos reunimos en las Cuevas de la Luz. Estas energías estaban alineadas con el Equinoccio en Aries, los portales de los eclipses, la puerta de iniciación que supone la Pascua y también con el ciclo de Venus.
Mucha energía disponible que se ha dejado sentir en los días posteriores al retiro en la vida cotidiana, en ese darme cuenta, en mi caso en particular, que, de nuevo, la danza en el espiral me lleva a mudar la piel…. Y eso, a veces, duele… Duele en el cuerpo físico, duele en el cuerpo emocional, duele en el cuerpo relacional… Porque lo energético y lo etérico se están transformando para dar a luz a una nueva versión de mi misma.
Por eso este podcast que te traigo viene con retraso, si lo medidos en tiempos humanos, pero siento que llega en el momento adecuado: cuando ya he atravesado todos los portales y he podido hacer una integración de todo lo que se ha movido.
Este tiempo entre eclipses nos ha conectado profundo con una antigua-nueva mirada sobre la Pascua protagonizada por Yeshua, María Magdalena y los misterios de la resurrección… Y eso es lo que realmente vivimos durante el retiro y la semana posterior… porque como siempre digo, un retiro realmente comienza cuando termina el retiro y lo llevamos a lo cotidiano…
La tradición de los misterios de la resurrección
Los misterios de la muerte, la resurrección y la ascensión de Yeshua son parte de una gran historia que hunde sus raíces en la memoria de los tiempos y nos recuerdan lo que los gnósticos llamaban el «Drama Cósmico», protagonizado por las danzas entre el Sol, la Tierra, la Luna y Venus.
El modo en que la Luna se consume en la oscuridad y renace tres días después se refleja en los misterios y los ritos de la sangre menstrual y el ciclo de las mujeres, que somos, por naturaleza, las guardianas del Grial.
El modo en que Venus danza con la Luna en su espiral laberíntica de descenso y ascenso, su ciclo de oscuridad y luz, su transformación alquímica de Estrella de la Mañana a Estrella de la Noche, nos vincula y nos recuerda el mito de la diosa Inanna y su descenso al Inframundo para encontrarse con su hermana Ereshkigal.
Allí Inanna muere, renace y resucita en un rito ancestral que es el mismo que realiza Yeshua durante la Pascua. Y que realmente nos recuerda que Yeshua era un gran devoto de la Diosa.
La cruz del útero
Su crucifixión en la cruz del útero, que hace posible María Magdalena, da forma al drama cósmico, une el cuerpo y el alma, lo material y lo espiritual, y nos recuerda la verdad de lo que somos, de lo que siempre hemos sido y de lo que siempre seremos: la historia de amor entre el Cielo y la Tierra.
Su historia, la historia de Yeshua y María Magdalena, y la escuela de misterios de la Rosa Mystica que ellos nos dejaron, son parte de un ciclo que va más allá del tiempo y del espacio. Si resuenas, es porque formas parte de la familia Christos-Sophia que ellos encarnan y estás aquí para recordar que eres parte del camino de ascensión.
Los rituales de la Pascua y su significado
Durante la Pascua, hay una sucesión de rituales que nos preparan para ser iniciados en los misterios de crucifixión y la resurrección.
La Pascua tienen lugar después del Equinoccio de Primavera, el momento en que el Sol entra en Aries, y durante la Luna llena del mes Aries; es decir, durante la Luna llena en Libra.
Para la kabbalah mystica, el año nuevo comienza con la Luna nueva en Libra, seis meses antes, y con el Equinoccio de Otoño. Esta Luna nueva marca el inicio del reinado de la oscuridad en Gaia.
El Equinoccio de Primavera y La Luna llena en Libra inician el reinado de la luz: la resurrección del Sol después del tiempo que ha permanecido en el Útero de Gaia, en la oscuridad de la Gran Madre.
El Jueves Santo, conmemoramos la Última Cena y la ceremonia del lavado de pies que Yeshua realiza a sus discípulos.
Esta ceremonia recibía el nombre de Mandatum o Mandamiento, por la primera palabra que se pronunciaba durante el ritual. En los Evangelios podemos leer que Yeshua les dice a sus apóstoles: «Os entrego un nuevo mandamiento: Amaos los unos a los otros como yo os he amado». Este mandamiento es centran en las enseñanzas que Yeshua y María Magdalena nos legaron y que se conocen como el Camino del Amor.
Durante la Última Cena también honramos el matrimonio sagradas entre Yeshua y María Magdalena, quienes esa noche entraron en la gran cámara nupcial de Sophia, y se prepararon para los sucesos que iban a ocurrir en los días siguientes.
El Viernes Santo se produce la muerte en la cruz del útero y el rito del sepulcro.
El Sábado Santo es el tiempo entre la Crucifixión y la Resurrección. La pausa sagrada. El silencio. El Nous, ese espacio liminal de tiempo infinito, el punto cero. La tumba alquímica que se convierte en el útero donde la transfiguración tiene lugar.
María Magdalena en los Misterios de la Resurrección
María Magdalena es una figura central en estos ritos y misterios. Ella fue quién preparó a Yeshua para ser el Christos, el Ungido, porque, siguiendo con la tradición de Inanna, de la que ella procede, Magdalena era la Suma Sacerdotisa, la portadora de los aceites sagrados. Juntos, como la encarnación del Rey-Sacerdote y la Reina-Sacerdotisa, Christos-Sophia, compartieron su divina misión de amor.
Ella fue quien sostuvo a Yeshua en su crucifixión. Fue ella quien estuvo en su tumba, sosteniendo el rito del sepulcro y preparado su cuerpo con aceites sagrados. Fue ella quien vio por primera vez a Yeshua después de su resurrección, regresando de los reinos de Osiris, del Inframundo de Ereshkigal.
María Magdalena fue quien se dirigió al emperador de Roma, Tiberio, y le anunció que El Christos había resucitado, y allí tuvo lugar el famoso episodio del huevo rojo, el huevo cósmico.
La sabiduría de María Magdalena posibilitó el gran rito que Yeshua logró atravesar. Con su devoción, continuó las enseñanzas y el Camino del Amor, manteniendo la línea de la sangre real, el legado y el linaje de la Rosa Mystica que aún hoy permanecen.
La Pascua y el Ciclo de Venus
Easter, la palabra inglesa que utilizamos para referirnos a la Pascua, procede de la diosa Ostara y esta diosa Ostara pertenece a un linaje, el linaje del hilo rojo que María Magdalena representa y que une a diosas como Artha, de la que te hablé en un podcast anterior, Astarté, Asherá, Isis, Isthar… hasta llegar a Inanna, la reina del cielo. Y esta reina del cielo no es otra que Venus, cuyo viaje de vida, muerte y resurrección encarnó Yeshua como emanación del Christos.
Este año, durante el tiempo de Pascua ha ocurrido un hecho excepcional. Aunque como siempre digo, en la danza cósmica no hay puntada sin hilo.
El 7 de abril, Venus y la Luna se unieron en el cielo, en esta danza mensual que ellas nos ofrecen como iniciación a los misterios femeninos. En este momento, Inanna atraviesa la última puerta en su viaje de descenso. Se prepara para su encuentro con su hermana Ereshkigal y se produce una muerte alquímica donde es crucificada para liberarse de toda falsedad y distorsión de ella misma.
En esta puerta entramos profundo en el útero de Gaia, el lugar de las sombras y los misterios, y nos preparamos para atravesar nuestro propio rito del sepulcro. El Útero de Gaia se convertirá en una tumba donde dejaremos morir esa parte de nosotras mismas que nos aleja de nuestra autenticidad más radica.
La apertura de esta puerta coincidió con el eclipse total de Sol en Aries, el 8 de abril. Nos recuerda que la iniciación tiene que ver con dejarnos morir, liberarnos de aquello que ya no nos sirve para transformarlo, sanarlo y, desde ahí, renacer.
El poder de Venus y la Luna se puede sentir en toda su grandeza durante esta última puerta de descenso, especialmente si tienes miedo o resistencias a dejar ir esa parte de ti misma, de tu ego, que ha muerto. Con Venus en Aries, cuando te liberas y mudas de piel, emerge una liberación poderosa, salvaje, fiera, que nos recuerda a una Lilith que ha roto sus cadenas y se prepara para alzarse en vuelo transformada en Estrella de la Noche.
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