Te hablaba en el post de ayer de Sophia y las Madres Mar, y hoy me gustaría hablarte un poquito más sobre sus descendientes, las conocidas como las mermaids, las sirenas o las doncellas del mar.
Las sirenas van a ser las primeras sacerdotisas y también serán conocidas como las aguadoras, las tejedoras, y las señoras del cáliz o del grial.
La misión que les encomendaron las Madres Primigenias fue la de custodiar las aguas sagradas y las enseñanzas que nos legaron a la Humanidad.
En Lemuria –y junto a los Hombres-Delfín–, las sirenas se agruparon bajo una Hermandad conocida como la Hermandad del Rubí. Esta hermandad estaba formada por un consejo de 144 hombres y mujeres que se encargaban de comunicar al pueblo la información y la guía del Consejo de los 13 Ancianos.
En tiempos de Atlantia, esta hermandad será conocida como la Orden de la Rosa.
Eridú y el templo de las sacerdotisas sirenas
Las fuentes arqueológicas y documentales más antiguas que conservamos de la existencia de estas sacerdotisas-sirenas la encontramos en la Antigua Sumeria y, en concreto, en la ciudad de Eridú.
Eridú es, para muchos arqueólogos, una de las ciudades más antiguas de la historia de la Humanidad y, según la Lista Real Sumeria, fue erigida antes del Diluvio Universal cuando «la realeza de la Tierra descendió de los Cielos y se estableció en Eridú».
La ciudad de Eridú era el hogar del dios Enki y es la ciudad a la que la diosa Inanna viajará para recibir los dones de la civilización, que luego ella compartirá con la Humanidad desde su hogar en la ciudad de Uruk.
El templo de las sirenas en Eridú se conocía con el nombre de E-erigur, la Casa del Abzú o Casa del Abismo. Y se decía que el Abismo mismo (como metáfora del Útero de la Creación) y sus aguas primigenias se encontraban debajo de este templo.
La tradición de las sacerdotisas sirenas la vamos a encontrar a lo largo de toda la cuenca del Mediterráneo Antiguo:
- Sacerdotisas de la diosa Ishtar, en Babilónica
- Sacerdotisas de la diosa Isis, en Egipto
- Sacerdotisas de Afrodita, la diosa que nace de la espuma del mar
- Sacerdotisas de Asherá y Astarté, en la tradición cananea y fenicia
Todas ellas van a ser conocidas como las Señoras del Mar, las Stella Maris, y sus templos se van a construir de modo similar al de Eridú.
Miryam, las Marías y las Guardianas del Grial
En tiempos de la Magdalena, estas mermaid serán conocidas como las Miryâm o las Marías (que, en hebreo significa «gota de mar» o «luz del mar», e incluso «Madre Mar»).
Ellas –y el linaje al que pertenecen– son las protagonistas de Guardianas del Grial.
Durante uno de nuestros paseos conscientes por Montserrat, en el retiro Leonas Blancas, fuimos a un lugar muy especial: un pequeño espacio en la montaña donde –cuenta la tradición–, María Magdalena predicaba y enseñaba. En ese lugar, tallado en un árbol, nos encontramos una frase muy especial: «Vivo cada vez que os acordáis de mi».
Y esta frase me recordó uno de los cinco códigos que la Magdalena nos había regalado durante el círculo que realizamos en su honor, el 22 de julio: el poder de recordar.
Ella nos decía que todo lo que tiene nombre, existe. Sólo muere aquel que es olvidado.
El olvido de las sirenas
En la Antigüedad, cuando se consolidaron los primeros estados y el patriarcado comenzó a tomar mucho poder, existía una práctica muy habitual que los romanos llamaron la «Damnatio memoriae».
Consistía en condenar el recuerdo de un enemigo del Estado tras su muerte. Cuando se decretaba oficialmente, se procedía a eliminar todo lo que recordara al condenado: imágenes, monumentos, inscripciones, e incluso se llegaba a prohibir usar su nombre.
Esto es lo que debió ocurrir con Sophia, las Madres Mar, la Orden De la Rosa, y las sacerdotisas y sacerdotes que custodiaron sus enseñanzas. Y te pongo un ejemplo: no existe un jeroglífico egipcio para designar a una sacerdotisa… ¿Quiere decir que no existieron? Sabemos que sí…
Cuando nos acercamos a conocer la historia, la misión y las enseñanzas de la Orden De la Rosa, lo más importante es lo que no se dice, lo que permanece oculto y se puede leer entre líneas. Y es importante porque, a partir de ahí, podemos renombrarlas y devolverlas a la vida…
No sólo a ellas, también a unas enseñanzas que nos devuelven nuestro poder interior, nuestra soberanía y nuestra libertad.
Es tiempo de recordar
Lo hacemos cuando recordamos el templo y la hermandad que nos une.
Cuando recordamos los rituales y las ceremonias en honor a Sophia.
Cuando recordamos las sagradas enseñanzas y los nombres de aquellas hermanas que fueron quemadas, torturadas, silenciadas…
Es tiempo de recordar.
Y, para terminar, solo quiere traerte de nuevo las últimas palabras que María Magdalena nos regaló:
«Mientras ando por el Camino de la Gran Madre, el Camino de la Rosa, ¿andarás conmigo?
¿Te unirás a mi en este viaje de sanación y empoderamiento?Camina conmigo.
Sana conmigo.
Abraza tu soberanía y reclama tu sabiduría ancestral.
Despierta tu humanidad sagrada, la chispa divina que hay en ti.
Sólo estás a un paso de distancia.
¿Darás ese paso?
¿Beberás del cáliz del sagrado femenino conmigo?
¿Reclamarás el gran poder que siempre ha estado dentro de ti?
¿Caminarás hacia la divinidad que siempre has sido, eres y serás?».
Guardianas del Grial | Las voces de las Marías comienza el 3 de septiembre, con la Luna Nueva en Virgo, la luna de las sacerdotisas.
Te espero en el templo para juntas recordar.
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