En esta nueva píldora de sabiduría femenina para la vida cotidiana hablamos de la mujer magnética, de las cualidades que la defines y de cómo podemos activarla en nosotras.
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¿Qué es una mujer magnética?
En una entrevista que escuché una vez a Santoshi decía que una mujer magnética se definía por cuatro aspectos o cuatro claves:
- La primera clave es que es una mujer que sabe quién es y, sobre todo (y esto lo añado yo), sabe quién no es
- La segunda claves es que es una mujer que está presente en su cuerpo.
- La tercera clave: es una mujer que atrae personas y situaciones que resuenan con su vida.
- Y la cuarta, que está relacionada con la tercera: es una mujer que no tiene que luchar por conseguir las cosas, simplemente siendo ella misma es capaz de manifestar todo lo que desea en la vida.
Esta última clave me gusta especialmente. Durante el retiro Mujer Alquimia que hicimos el fin de semana pasado, una mujer resumía su experiencia con esta frase: «he descubierto el poder de ser yo misma».
Y esta frase muy bien puede resumir lo que para mi es ser una mujer magnética.
El poder de ser tú misma
La reflexión que hizo esta mujer durante el retiro también me llevó a pensar las implicaciones que supone el hecho de que abracemos nuestra autenticidad y que nos mostremos al mundo tal y como somos. Porque creo que no todo el mundo es capaz de sostener lo que eres, con toda tu inmensidad y todo tu multiverso.
El camino de la vida va a estar repleto de viajes y de pruebas para comprobar lo fuerte que es la relación que tenemos con nosotras mismas. Porque es ahí, en esa relación, donde surge todo nuestro poder y toda nuestra magia. Y este es uno de los pilares principales de ser una mujer magnética.
Todas tenemos el potencial de ser una mujer magnética
De hecho, todos, mujeres y hombres nacemos con ese eje de magnetismo que une nuestra sexualidad y nuestro corazón completamente abierto. Pero vamos perdiendo ese poder porque nos olvidamos de quiénes somos, de nuestra esencia, y empezamos a perseguir el modelo que la sociedad nos impone.
Durante el tiempo que estuve trabajando como diseñadora y gestora cultural, a mi realmente me apasionaba mi trabajo, y tenía una cierta estabilidad y una cierta seguridad, pero me costaba mucho conseguir y mantener las cosas que desea. Me costaba muchísimo esfuerzo. Hasta que decidí dejarlo todo, quedarme prácticamente sola, seguir lo que mi corazón anhelaba y crear la escuela.
Y cuando conseguí quitarme el disfraz de lo que se suponía que debía ser una mujer, es cuando comenzaron a fluir las cosas de una manera muy armoniosa, cuando comenzaron a llegar a mi vida las personas y las situaciones que me permitían avanzar sin esfuerzo (que no quiere decir sin dolor). Lo que quiero decir es que, cuando me permití ser yo, con todas mis luces y todas mis sombras, entonces surgió la magia… porque todo lo que hago, intento que salga del corazón. Y esta es otra clave importante de la mujer magnética de la que te hablaré un poquito más adelante.
Cuerpo y energía sexual
Una mujer magnética es también una mujer que se habita, que habita su cuerpo y que lo entiende como un templo. Habitar nuestro cuerpo de mujer es entender cómo funciona nuestra energía sexual creativa y nuestra capacidad de vivir una vida orgásmica. Porque todo en el cuerpo de la mujer es sexualidad, absolutamente todo.
Esto es una premisa fundamental para volver a recuperar la esencia de la mujer magnética: entender nuestro cuerpo y cómo la energía sexual se mueve a través de nosotras en un flujo que va mucho más allá del plano físico. Entender esto es lo que nos va a dar esa presencia poderosa que es la esencia de la mujer magnética.
Estar conectada con tu cuerpo es sentir lo que necesitas en cada momento y, desde ahí, desde ese auto-conomiento, abrirte al otro, pedir lo que necesitas y lo que deseas.
Para poder hacer esto necesitamos darnos un tiempo para descubrirnos, para saber lo que nos gusta y lo que no, establecer una comunicación con nuestro cuerpo sintiente.
Tenemos que ser muy conscientes de que nuestra energía sexual como mujeres comienza en el pecho y en el corazón.
Para abrirnos plenamente a la sexualidad necesitamos sentirnos enamoradas, de nosotras mismas, de nuestras parejas, de nuestros proyectos… Si no, por supuesto también gozamos del sexo y tenemos orgasmos… pero habrá una parte de nosotras que no se va a sentir plena, que no se va a sentir satisfecha del todo. Esta sexualidad que no está conectada con el corazón nos dejará una sensación de vacío, aunque lleguemos al orgasmo.
Las mujeres no nos damos por completo hasta que no sentimos que la otra persona está al 100% Para rendirnos por completo a nuestro amante necesitamos saber que no nos va a hacer daño, que podemos saltar al vacío y que ese salto al vacío va a estar sostenido con presencia y escucha.
Si sentimos que no hay presencia, vamos a darnos a media… y bueno,.. si estas escuchando esto y deseas volver a conectar con esa mujer magnética, no creo que seas de las que viven a medias, ni se dan a medias, ni ven a medias.
La energía sexual se expresa en todas nuestras creaciones, en la forma en la que caminamos, nos movemos, bailamos, hablamos… nuestra energía sexual es todo lo que proyectamos
Es una energía que vibra en lo más profundo de cada una de nosotras y que se expresa al mundo a través de cada poro de nuestra piel, pero, especialmente, a través del corazón, y eso es lo que nos convierte en un gran imán.
Somos como una rosa que se se abre cuando cuando nuestra energía sexual está activa. Y somos una rosa que se cierra cuando cuando nuestra energía sexual está dormida.
Ahora que también debemos tener cuidado con esta exposición energética. Por eso las rosas tienen espinas. Están abiertas, pero saben qué es lo que van a dejar entrar en ellas. Poner límites y no tener miedo a estar abiertas es otra de las claves fundamentales de la mujer magnética.
Es importante que seamos capaces de desarrollar nuestra capacidad de decir sí y decir no, o todavía no, de una manera amorosa. Algo mágico pasa cuando sabes poner límites pero estas abiertas, porque nadie abusivo se acerca. Despertamos la fuerza instintiva de nuestro animal cuando somos capaces de hacer esto. Y damos un pasito más en la activación de nuestra mujer magnética.
Abrazar nuestras emociones
Como nuestra energía sexual emana de nuestro corazón, está conectada con nuestras emociones. Y al igual que nuestra energía sexual, nuestras emociones son cíclicas, como las estaciones, como los movimientos energéticos de nuestro útero.
La sociedad no nos ha permitido expresar nuestras emocionalidad de una manera sana y nosotras mismas también desconocemos cómo fluyen estas aguas emocionales dentro de nosotras.
Se nos ha prohibido llorar, pero también se nos ha prohibido reír y ser espontáneas.
Desconectarnos de nuestras emociones hace que nos desconectemos del cuerpo y esta desconexión va creando tensiones que impiden que nuestra energía sexual aflore y fluya con normalidad.
A través de prácticas como la Danza Küyen o las respiraciones alquímicas que hacemos en la escuela podemos hacer un proceso de liberación emocional consciente para que todas estas corazas se disuelvan y la energía fluya de forma natural. Es impresionante ver a las mujeres que entrar en la escuela con una energía determinada y como, después de unos meses de trabajo, les cambia la expresión de la cara y van abrazando todo su potencial.
Intuición y presencia
Mover las emociones y conectar con nuestro cuerpo nos lleva a despertar nuestra intuición, que es otra de las claves de la mujer magnética.
Una mujer magnética es también una mujer sabia que escucha y observa su cuerpo, y sabe cuando su cuerpo le está regalando un gran sí, y cuándo le está advirtiendo con un gran no.
Para eso es muy importante traernos al momento presente, sentirnos por dentro y sentir al otro en una escucha profunda que implica todos los sentidos. Por eso siempre suelo decir que hacemos el amor las 24 horas del día, porque, en realidad, estamos penetrando y siendo penetras constantemente a través de infinidad de estímulos que llegan a nosotras a través de los sentidos.
Permitirnos ser penetradas y, a la misma vez, penetrar el mundo con los sentidos externos es lo que va a hacer que se despierte cada vez más el sentido interno, la intuición y nuestra sabiduría corporal, y nos va a permitir tomar decisiones que van a estar además conectadas con el sentir de nuestro corazón.
Cinco consejos para conectar con nuestra mujer magnética
¿Qué podemos hacer para volver a conectar con la mujer magnética que habita en nosotras en el día a día? Aquí van cinco pautas:
- Parar. Salir del ruido mental. Respirar profundo y sentir lo que hay alrededor, para poder comenzar este juego de penetrar y sentirte penetrada. Estar presente en el momento y, desde ahí, continuar. Por ejemplo, estoy grabando esto ahora y paro un momento para respirar y sentir la brisa marina que está ahora mismo acariciando mi piel y mi pelo. La siento, la respeto. Y sigo.
- Y eso nos lleva a la segunda Maura. Sentirte penetrada por el momento, por la vida, en cada momento, estés haciendo lo que estés haciendo. Siente la plenitud de ser penetrada cuando comes una comida rica, te bañas desnuda en el mar, hueles a tierra mojada…
- Al hacer esto, pasas a la tercera pauta. Sentir tu sonrisa interna. Tu dulzura, tu compasión, tu ternura. La enorme capacidad que tienes de amar… puedes traerla a tus labios y dibuja una sonrisa que te recuerda lo conectada a la vida que estás.
- Cuarta clave, activa tu sentido del humor. Encuentra lo cómico de la vida en cada momento y ríete de ti misma, de tus errores, de tus aciertos… de todo, para no caer en el drama… y sé espontánea.
- Y por último: ten una cita contigo misma al menos una vez a la semana. Disfruta de un paseo por la naturaleza, date un baño relajante… haz cualquier cosa que te conecte contigo misma, con tu esencia…. En esta cita contigo misma, puedes conectar con las cuatro pautas anteriores: parar el ruido mental, sentirte penetrada por la vida, conectar con el amor hacia ti misma y disfrutar de tu propia presencia.
Recuerda que ya eres una mujer magnética. Sólo tienes que darte cuenta de cuando dejas de serlo. Por ejemplo, cuando te pierdes de ti misma, cuando te sales de tu centro, cuando te desconectas de tus pasiones, cuando no te das permiso para ser tu misma. Cuando trabajas demasiado o cuando le exiges demasiado a los otros (que quiere decir que te exiges demasiado a ti misma). Todo esto te aleja de la mujer magnética que eres.
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