La alimentación de Otoño

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Como mujeres que abrazamos y conectamos con la ciclicidad, un aspecto fundamental a tener en cuenta es la alimentación consciente. Cada estación del año nos trae un clima diferente que influye en nuestro metabolismo y nuestras emociones. La alimentación de Otoño se debe basar en ingredientes que fortalezcan nuestro sistema inmunológico y calienten el cuerpo, para prepararlo para los rigores del Invierno.


Durante milenios, la Medicina Tradicional China nos ha recomendado unas pautas de estilo de vida para vivir cada estación con salud y armonía. Es cierto que cuando nuestro cuerpo está energéticamente preparado para recibir los cambios estacionales, se pueden evitar muchos trastornos de salud.

Los trastornos más típicos del Otoño están relacionados con el pulmón y el intestino grueso, que son los órganos que están más activos durante los tres meses que dura esta estación.

El Otoño es la época del año donde la energía se recoge, se concentra y se almacena, y donde se eliminan todo lo sobrante. Al igual que los árboles pierdes sus hojas, muchas de nosotras hacemos eliminaciones importantes en forma de catarros y resfriados.

El tiempo de Verano fue un tiempo caluroso donde la sabia naturaleza nos proporcionó mucha fruta jugosa con alto contenido en agua para refrescarnos. Sin embargo, si durante la época estival abusamos de alimentos enfriadores como los refrescos, los helados y las cervezas, habremos generado una condición de frío interno. En esta situación, la llegada de las bajas temperaturas con el Otoño producirá una resonancia con nuestro frío interno y esto nos provocará resfriados.

Los resfriados producen mucosidad y flema, lo que hace que tengamos dificultades para respirar. La flema también congestiona y dificulta la lucidez mental, haciendo que los pensamientos sean poco claros. Por este motivo, si tenemos tendencia a acumular mucosidades durante los meses fríos tenemos que reducir ciertos alimentos, como la leche y sus derivados, las harinas y la repostería o los alimentos fríos. Recuerda que en la naturaleza todo funciona con polaridades yin-yang: cuando fuera hace frío –energía yin– nuestro cuerpo necesita más calor –más energía yang– .

Además, la Medicina Tradicional China relaciona el mal estado del pulmón con emociones negativas, como la tristeza y la melancolía. En cambio, la alegría, el entusiasmo, la compresión y la generosidad son emociones que genera un pulmón en buen estado.

La piel también dice mucho de nuestra salud y del estado de ánimo. De hecho, la Medicina Tradicional China trata los problemas dermatológicos a través del pulmón y el intestino grueso, porque un intestino limpio se traduce en una piel saludable.

Cómo adaptarnos al Otoño

Para armonizar con el Otoño y potenciar el buen estado de los pulmones y el intestino grueso es esencial el papel de los alimentos y las cocciones que escogemos en la cocina. El objetivo es que nuestra alimentación refuerce nuestro sistema inmunológico (con platos nutritivos generadores de energía interna) y caliente nuestro cuerpo (evitando alimentos que enfríen), con predominio del sabor dulce natural.

Además, es el momento de hacer cocciones largas a fuego lento para aumentar la energía yang de los alimentos. Para facilitar la cocción de las legumbres, te recomiendo añadir un trocito de alga kombu. También las hará más digestivas y aportará minerales.

En esta época del año debemos tomar alimentos menos hidratados, así como reducir la ingesta de líquidos. Igualmente, es conveniente aumentar un poco la  cantidad de sal o de condimentos salados, ya que la sal, en pequeñas cantidades, además de secar, calienta el cuerpo. Este condimento también nos ayudará a eliminar la mucosidad.

Una forma adicional de tonificar y calentar los pulmones y el intestino es añadir un poco de jengibre o unos rabanitos rallados a nuestros platos, porque el toque de sabor picante suave activa la energía de estos órganos.

La alimentación de Otoño

Durante estos meses, reduce el consumo de fruta y come sólo aquella que es propia de esta estación: granadas, uvas, caquis, membrillos y manzanas. Como verás todas estas frutas tienen la misma característica: menos contenido en agua.

Las verduras del Verano las podríamos clasificar más como frutas que como verduras. Son típicas de los meses estivales los tomates, los pimientos, las berenjenas y los pepinos. Tienen las mismas características que las frutas estivales: más contenido en agua y potasio para refrescar y equilibrar el yang del verano.

Sin embargo, las verduras hijas del Otoño emergen con la sabiduría de la tierra, las hoja llegan a su ocaso y las verduras apenas contienen agua. Necesitan el fuego para proporcionarnos el dulzor propio de esta temporada. Es el momento de empezar a tomar calabazas, coles, cebollas y algunas verduras de raíz dulces, como las castañas o la coliflor.

Durante el Verano, los gazpachos, los licuados, las ensaladillas y las ensaladas –mezcladas con hierbas frescas, como la menta, el cilantro, la albahaca, y cítricos como el limón–, imprimían a nuestros platos frescor y expansión.

Sin embargo, en Otoño es el momento de cocinar estofados y potajes de legumbres, con cocciones más largas que permitan estabilizar el sabor dulce y llevar paulatinamente el calor hacia el interior.

Según la Medicina Tradicional China, en los tres meses de Otoño, todos los seres de la naturaleza llegan a la madurez. El clima y la energía del cielo se enfría, el viento comienza a agitarse. Constituye un punto de inflexión donde la energía yang y activa del Verano se va progresivamente transformando en su opuesto, la energía yin y pasiva.

Debemos adaptarnos a este cambio energético a un nivel corporal, mental y emocional, para permitir que se produzca una regeneración de todo nuestro sistema. Es más, no sólo nosotras necesitamos realizar esta regeneración. También la Madre Tierra, en su sabio ciclar, necesita estos momentos de regeneración.

Al adoptar una alimentación consciente y consumir productos de temporada, no sólo estamos invirtiendo en nuestra salud, también permitimos que Ella goce de salud.


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La alimentación de otoño

Alimentación y ciclo menstrual

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Alimentación y ciclo menstrual

Los alimentos que consumimos a lo largo de todo el ciclo ayudan a revenir o favorecer la aparición de ciertos síntomas o molestias durante la menstruación. En este artículo hablamos de aquellos que te harán bien y aquellos que deberías evitar.

Nuestros cuerpos de mujer nos piden vitaminas y minerales específicos según en que fase nos encontremos de nuestro ciclo. Al igual que nos ocurre con las estaciones del año, nuestros requerimientos nutricionales cambian dependiendo de la fases del ciclo menstrual en la que nos encontremos. La alimentación y el estilo de vida son las claves para mantener un buen estado de salud.

Fase menstrual: ¡qué viva el verde!

Nuestros días de sangrado son momentos en los que nuestro cuerpo realiza una depuración y una limpieza profunda. ¡Es nuestra fase detox!

Para favorecer este proceso es muy importante que bebamos más agua de lo habitual. Si tu sangrado es abundante o si te sientes más cansada de lo habitual, es probable que necesites aumentar la ingesta de hierro durante estos días.

Las principales fuentes de hierro son la carne y el pescado, los huevos camperos (que aportan también vitaminas E y D), las legumbres, los germinados y, en especial, las hojas verdes, como el kale, la col, la rúcula, las espinacas o las acelgas. Acompáñalas siempre de otro alimento que contenga vitamina C, como el limón, el perejil o el pimiento, para mejorar la asimilación del hierro.

Durante esta fase –y, en general, durante todo el ciclo– es importante también la vitamina D. Esta vitamina favorece la fertilidad, el equilibrio hormonal y las digestiones. Además, previene el proceso inflamatorio que produce dolor menstrual y favorece la absorción de calcio (que disminuye en esta fase debido a los estrógenos). La encuentras en alimentos como las semillas (sésamo, chía, lino), los frutos secos y, de nuevo, en las hojas verdes.

Contra los cólicos podemos ingerir alimentos ricos en calcio, magnesio y potasio, como las espinacas, las almendras o los plátanos. También son grandes aliadas la piña y la papaya, ricas en las enzimas bromelina y papaína, que ayudan a relajar los músculos.

En la medida que te sea posible, trata de evitar los alimentos refinados, azúcares, alcohol, teína/cafeína, tabaco, fritos, carnes rojas y bebidas gaseosas. Son alimentos inflamatorios y favorecerán el dolor menstrual.

Frente a ellos, incluye en tus comidas alimentos ricos en omega 3, como el salmón, el marisco o las nueces, que tienen efecto anti-inflamatorio y ayudarán a aliviar el dolor menstrual y la alta sensibilidad en el pecho.

Fase pre-ovulatoria y ovulatoria: ¡qué viva el naranja!

En esta fase diminuye la inflamación producida por la menstruación y nuestro cuerpo se prepara para ovular. Aumentan los estrógenos, por lo que asimilamos mejor el calcio. Durante estas dos fases, es importante consumir alimentos ricos en proteínas para ayudar a la maduración del óvulo. La carne, el pescado y los huevos son nuestros grandes aliados.

Junto a las proteínas, la vitamina A es la gran protagonista de esta fase del ciclo porque aporta betacarotenos, que no sólo cuidan nuestra piel del envejecimiento, también nos ayudan a combatir la anemia y aumentar nuestra fertilidad. La encuentras en los alimentos de color naranja, como la zanahoria, la calabaza, el boniato.

Fase pre-menstrual: ¡vuelve el verde y se suma el rojo!

Durante la fase pre-menstrual nuestro cuerpo se prepara para expulsar el óvulo no fecundado. En ella, la progesterona comienza a ser la protagonista y los estrógenos deberían comenzar a bajar.

Es importante seguir bebiendo mucha agua y mantener el consumo de proteínas. Durante estos días, empezamos a sumar la cantidad de hierro e incluimos también alimentos con un alto poder antinflamatorio, como son el jenjibre, la remolacha y los frutos rojos (fresa, frambuesa, arándanos…), así como los alimentos ricos en ácidos grasos poliinsaturados (aguacate, frutos secos, semillas de lino…).

Para reducir el síndrome pre-menstrual nuestros grandes aliados son la vitamina B6, que ayuda a nuestro cuerpo a fabricar serotonina (la hormona de la felicidad), y el magnesio, conocido como el tranquilizante de la naturaleza. Los encuentras, juntos, en las almendras, los anacardos, el plátano, los tomates, los espárragos y el aguacate.

Existen, además, dos alimentos concretos que son enormemente beneficiosos en esta fase: el brócoli y la cúrcuma.

  • El brócoli favorece el equilibrio hormonal y potencia la acción depurativa que vendrá con la menstruación.
  • La cúrcuma, al igual que el jengibre y las frutas rojas, tiene un enorme poder antiinflamatorio y te ayudará a disminuir el dolor menstrual. Puedes incluirla en tus guisos, una vez apagado el fuego, o en todas tus comidas como condimento. Además, para cuando llegue el frío, da mucho gustito tomarla en infusión o prepara un vasito de leche dorada como sustituta del café.

Recuerda, reconciliarnos con nuestro ciclo menstrual y aprender sobre nuestra naturaleza cíclica, nos ayuda a conocer mejor nuestras necesidades de cada momento. Aliarnos con la Madre Tierra y sus recursos naturales, también.


Este artículo es divulgativo y ofrece pautas generales que han sido desarrolladas tomando como fuente a Food Green Mood y Xuxa Sanz. Si sufres síndrome de ovario poliquístico, amenorrea o cualquier otro desequilibrio severo, las pautas cambian y son específicas.

alimentación y ciclo menstrual

Leche dorada | Tu mejor aliada frente al dolor menstrual

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La Leche dorada o Cúrcuma Latte se ha puesto de moda en los últimos años porque se considera una superbebida. Es ideal para los días de Otoño e Invierno, cuando el cuerpo nos pide quedarnos en casa, leyendo, viendo pelis, cocinando o haciendo el bichobola en el sofá. En este artículo te dejo una receta muy sencilla para prepararla.

La verdad es que el apelativo de superbebida que tiene la Leche dorada lo merece, ya que la cúrcuma (una raíz milenaria proveniente de Asia) tiene unas propiedades brutales: es antioxidante, anti-inflamatoria, anti-bacteriana, protege el hígado, mejora la digestión y ayuda a reducir el acné, entre muchas otras virtudes. Además su sabor y su color, a mí por menos, me vuelven loca.

La recete que hoy te propongo se prepara en cinco minutos y, si eres amiga de las sensaciones intensas, te va a encantar porque tiene un gusto a especias muy potente.

Ingredientes para 2 personas:

– 2 tazas de leche de coco orgánica (o cualquier otra leche vegetal al gusto)
– 2 cucharaditas de cúrcuma en polvo (yo pongo una por persona, pero puedes poner más o menos al gusto)
– 1 cucharadita de canela en polvo
– 2 cucharadas de mezcla de especias recién molidas (clavos de olor, bayas de enebro, pimienta negra y semillas de cardamomo)
– 2 cucharadas de sirope de arce, agave o miel

Instrucciones

1. Ponemos una cazuela a fuego medio-bajo con la leche de coco. Cuando esté caliente vamos añadiendo las especias y dejamos que hierba unos minutos para que coja sabor.
2. Probamos y vamos agregando el endulzante hasta que quede a gusto.
3. Servimos bien caliente y espolvoreamos un poco más de canela y cúrcuma en polvo para decorar.

¡Y a disfrutar!

Leche dorada