Conectar con tu poder personal

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En la última sesión de Danza Alquímica Femenina trabajamos la conexión con nuestro poder personal. Este trabajo resulta especialmente adecuado en este momento del año, porque nos conecta con nuestra guerrera interior, un arquetipo que trabajamos en el ciclo de talleres Habitar un cuerpo cíclico y que se despliega en nosotras con la llegada de la Primavera.  


¿QUÉ ES EL PODER PERSONAL?

Muchas de nosotras queremos sentir poder, pero ¿qué es realmente el poder personal? El poder personal es algo que surge desde el interior. Si tienes que reclamarlo, si tienes que imponerlo mediante un grito, un portazo o el ejercicio de la autoridad, realmente no lo tienes, porque el poder se irradia. Tiene que ver con quién eres y es algo que va de adentro hacia fuera.

Una persona realmente empoderada es aquella que se escucha, que sabe que en su vida se presentan retos y tiene que enfrentar cambios, pero que confía en sí misma. Está conectada con su certeza y sabe cómo motivarse. Una persona que no ha aprendido a motivarse y busca siempre la motivación externa no es una persona con poder. Una persona con poder es aquella que enfrenta una situación y sabe que tiene las herramientas y los recursos suficientes para transformarla en algo que va a enseñarle una gran lección sobre sí misma. Y al aprender y al transformarse a sí misma, puede servir de ejemplo e influenciar a otras personas.

El poder personal tiene mucho que ver con los resultados que has logrado alcanzar y con la certeza de saber que, aún con ellos, tienes que seguir trabajando día a día para mejorar un poco más en diferentes facetas de tu vida. El verdadero poder radica en ser capaz de influenciar y generar cambios para ti misma, pero también para otros. Un líder, una persona que realmente tiene poder, no llega solo a la cima; llega acompañado de muchas personas, porque mientras va subiendo, las va atrayendo. Se convierte en un ejemplo a seguir.

Sin embargo, como decía en un post anterior titulado Brillas porque eres poderosa, no a todo el mundo va a gustarle que asumas tu poder personal porque escuece, pica y hasta duele ver cómo eres capaz de transformarte y no todo el mundo está al mismo nivel de conciencia. Respetar el lugar en el que se encuentra cada cual también refleja confianza en ti misma y poder personal.

¿CUÁNDO CEDES TU PODER PERSONAL?

Permanecer en tu centro te hace una persona poderosa. Sentirte conectada con tu certeza te hace una persona poderosa.

Cedes tu poder cuando sales de tu centro y cuando no asumes responsabilidad; cuando crees que otra persona es responsable de lo que te sucede en la vida, y no utilizas tus recursos y tus herramientas internas para transformar la situación y aprender de ella.

Cedes tu poder cuando buscas las respuestas fuera en vez de mirar hacia adentro. Cedes tu poder cuando no escuchas esa voz interna que te dice lo que es bueno para ti y lo que no.

¿CÓMO RECUPERAR TU PODER DE VUELTA?

Al empezar a hacerte las preguntas correctas y llevarlas de vuelta hacia ti, hacia lo que te dice una determinada situación sobre ti misma (en vez de por qué me pasa esto a mi), empiezas a verte de una manera diferente. Al aceptar la responsabilidad que tienes de lo que has creado en tu vida, también asumes el poder de cambiarla.

Recuperar tu poder de vuelta es empezar a vivir tu vida de forma extraordinaria. Dejar de ser lo que crees que eres, para ser lo que realmente eres.


Cada pareja es una danza

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Cada pareja es una danza

Ahora que nos acercamos a celebrar el Día de los Enamorados, he vuelto a leer a dos autores que me gustan mucho. Por las profundas reflexiones que aportan a este concepto de «ser pareja». Muchas veces se nos olvida que, para estar bien en pareja, debemos empezar por ser nuestras propias amantes. Trabajar con nuestra pareja interna y con el amor propio para saber qué es lo que deseamos. Cuáles son nuestros límites de cuidado propio, y así abrirnos al otro plenamente (y siendo plenas), no desde la necesidad de que alguien nos complete. Entonces empieza una danza…

Dice Jorge Bucay en su libro Amarse con los ojos abiertos que cada pareja es como un tango. El tango es una danza de pareja abrazada con un abrazo que es contención, no estrujamiento.

Abrazar es dar con los brazos abiertos y el que da con los brazos abiertos recibe con todo el cuerpo. Así unidos, los dos integrantes se desplazan en el espacio, pero no es un espacio cualquiera. Al contrario, es un espacio creado por los dos.

El tango niega las matemáticas porque uno más uno, no son dos, sino uno, que es la pareja, porque son él, ella y un tercer volumen. Uno o tres, ¡pero nunca dos!

Es un verdadero diálogo corporal y amoroso. Donde los dos manejan la autodeterminación y donde también hay momentos de silencio. Un silencio que necesariamente forma parte del diálogo, que lo enriquece si quieren, pero nunca lo anula.

En este diálogo, los dos pueden proponer, porque aunque uno tome la iniciativa del primer movimiento, según como sea la respuesta, ya sea por velocidad, amplitud o dirección, es el siguiente movimiento.

Por eso hay que aprender a vivir el error como posibilidad de enriquecimiento.
 
Si esto no hubiese sido así, el tango no existiría. No deben enojarse ante un fallo: busquen el contacto con el otro e intenten crear juntos.

Finalmente, el tango también es una forma de autoconocimiento. Porque así como en nuestra vida de relación (ya sea como amiga, amante o madre) conozco mi calidad de tal a partir del otro. En el tango puedo ser una protectora o una protegida. Una dominadora o una dominada. Puedo ser infinitamente tierna, violenta, o tal vez la mezcla de todo eso. Y mi pareja está ahí para mostrármelo.

Esto que planteo no es fácil, pero sólo cuando lo entiendan podrán bailar. Y, además, de una manera distinta cada día. A veces con violencia, otras con ternura, otras con verdadero éxtasis, pero seguro que no interrumpirán la danza.

La escucha profunda de uno mismo y del otro, y la flexibilidad son la clave para una buena danza. Joan Garrida, en su libro El buen amor en la pareja, añade: «Cuando más flexibilidad haya en la danza de la pareja, cuánta más riqueza en sus pautas de interacción, mucho mejor. Hay parejas que, aún habiendo miles de pasos disponibles, siempre danzan la misma danza: uno grita y el otro calla, uno grita y el otro obedece, uno está triste y el otro está alegre, y se acabó el repertorio. Ésta es la pauta conocida. Qué bonito cuando uno pueda estar triste y el otro alegre y contener la fragilidad de uno y a la semana siguiente puede ser al revés; qué bonito cuando uno a veces puede sentirse como un niño desanimado por un día, y el otro ser fuerte y contenedor y la otra semana al revés; qué bonito cuando uno puede ser expansivo y tener ganas de relaciones sociales y el otro no, y la semana siguiente o al día o la hora siguiente es al revés. Cuando hay mucha flexibilidad en los roles, entonces la pareja es muy rica. Cuantas más danzas y pasos de baile danzan, más felicidad en la pareja».

Aquí te dejo el enlace a un vídeo que a mi me inspira muchísimo en este tema en concreto. Si has participado en alguno de mis talleres, seguro lo hemos bailado.

Si te apetece profundizar en este tema, te espero en el taller «El buen amor en la pareja: las nuevas constelaciones familiares», que impartirá Beatriz Buesa el fin de semana del 3 al 4 de marzo, en La Casa de la Piedra (Murcia).

Cada pareja es una danza

Rosa Mística