Trótula de Salerno | La primera ginecóloga de la Historia

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Trótula de Salerno está considerada la primera ginecóloga de la Historia. Sus obras fueron revolucionarias para su época y, aunque fueron utilizadas como obras de referencia hasta el siglo XVI, su nombre permaneció en el olvido. Hoy rescatamos su historia.


Os contaba cuando inicié esta sección del blog que la historia oficial que habitualmente leemos y nos han enseñado, está basada en los principios del patriarcado. Y que en ella se ha negado la historia del cincuenta por ciento de la Humanidad.

Uno de los casos más sangrientos de la misoginia histórica provocada por el patriarcado es la de Trótula de Salerno.La primera ginecóloga de la Historia. Algunos estudiosos llegaron a dudar de que fuese una mujer. Otros plantearon que era un personaje ficticio, por lo que desde el siglo XV su obra se atribuyó a un varón, masculinizando su nombre a Trótulo.

No se sabe con seguridad la fecha de su nacimiento, pero sí que nació en Salerno, probablemente en torno al año 1110, en tiempos de las Cruzadas. Apenas sabemos nada de su vida más que se llamaba Trútyla Ruggiero y pertenecía a una familia adinerada. También sabemos que se casó con Johannes Platearius, que fue uno de los médicos fundadores de la Escuela de Salerno.

Una universidad medieval abierta a las mujeres

La Escuela de Salerno fue el primer centro médico sin conexión con la iglesia y, probablemente, la primera universidad laica de la Europa del momento. Y esto es un hecho bastante importante. Los monasterios habían detentado hasta entonces la función de centros de enseñanza y estaban fuertemente influenciados por la doctrina cristiana.

Salerno se convierte así en la primera escuela médica no regida por religiosos. Además, como la ciudad estaba situada al sureste de Nápoles, se fusionaron en ella los conocimientos greco-romanos y las tradiciones árabes y judías. Enriqueciendo enormemente la escuela y convirtiéndola en la más prestigiosa de la Europa del siglo XIII.

La escuela de Salerno fue además pionera en admitir a mujeres dentro de su alumnado. Y, junto a Trótula, también destacaron Salernitana, Constanza y Calenda, que eran alemanas; Rebeca Guarna, que era judía, y Abella, que era árabe. Entre todas simbolizan la conjunción del saber del mundo árabe, judío y cristiano, con una fusión única de las tres grandes culturas existentes en el mundo mediterráneo y occidental.

Sin embargo, el mundo universitario medieval procuró minimizar los trabajos de estas médicas, que llegaron a ejercer un trabajo reservado de forma exclusiva a los hombres hasta finales del siglo XIX.

la obra de Trótula

La aportación de Trótula a la ginecología es fundamental y su obra se divide habitualmente en dos bloques:

  • Trótula maoir: formado por De passionabus mulierum curandurum [Las enfermedades de las mujer].
  • Trótula minor: formado por De curis mulierum [La cura de las mujeres] y De ornatu mulierum [La cosmética de las mujeres].

En ellos aborda temas como la menstruación, la concepción, el embarazo, el parto, el control de la natalidad y las enfermedades ginecológicas, así como sus posibles remedios. Habla también de cómo tratar partos difíciles y sobre cómo prevenir y tratar el perineo rasgado.

En toda su obra muestra ideas muy avanzadas para su época. Por ejemplo, era partidaria del uso de opiáceos y hierbas –por entonces prohibidos por las autoridades eclesiásticas– para evitar el dolor de las mujeres durante el parto.

Defendió la higiene como una herramienta fundamental para prevenir infecciones y enfermedades en las mujeres. Y recomendaba hacer ejercicio físico regular, llevar una dieta equilibrada y saludable, realizar masajes con aceites esenciales y usar cosméticos para prevenir la caída del cabello y cuidar la piel.

Afirmaba también que los impedimentos para la concepción podían provenir del hombre, contraviniendo así la idea generalizada de la época que culpabilizada siembre a la mujer por los problemas de infertilidad en el matrimonio.

La obra de Trótula fue auténticamente revolucionaria para aquellos tiempos y sus estudios fueron usado como libros de texto obligatorios en las universidades hasta bien entrado el siglo XVI. Sin embargo, también tuvo muchos detractores que cuestionaba que una mujer pudiera haber escrito todo aquel saber. Es hora de hacer justicia con ella y traerla a la luz de la historia.


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Rosa Mística

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