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Qué es la Alquimia y cómo puede ayudarte en tu vida cotidiana

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La Alquimia es el arte de la transformación y tiene una profunda capacidad para cambiar nuestra vida. En esta nueva Píldora de Sabiduría Femenina para la vida cotidiana hablamos de los principios básicos de la Alquimia, sus orígenes, sus símbolos principales y cómo podemos aplicarla en nuestro día a día.

Si tuviera que contestar de un modo fácil a la pregunta qué es la alquimia, te diría que «la alquimia es el arte de la transformación y tiene una profunda capacidad para cambiar nuestra vida».

La alquimia es la búsqueda de la transformación física, emocional, mental y espiritual. 

En una primera aproximación, este antiguo arte desarrolló procesos básicos de laboratorio para refinar y purificar los metales. La idea principal era transformar el plomo en oro. Estas operaciones fueron la base sobre las que se construyeron las ciencias modernas de la física, la química y la biología. 

Sin embargo, en una segunda aproximación a la alquimia nos podemos dar cuenta que esta iniciación a los procesos de laboratorio ocultan una filosofía más profunda, que llevan al autoconocimiento, la evolución espiritual y la iluminación personal.

Los manuscritos alquímicos están llenos de descripciones enigmáticas y símbolos misteriosos que representan varias sustancias y procesos. Estos textos y sus ilustraciones son difíciles de descifrar porque deliberadamente se han hecho complejos para desanimar al que no es digno de desentrañar sus secretos. 

La alquimia es un proceso que requiere pensamiento, reflexión y acción apropiada. 

Cuando empezamos a comprender las operaciones físicas, las que se dan en el mundo de la materia, los misterios filosóficos y espirituales más profundos se revelan. 

El alquimista progresa en esta búsqueda a través de la prueba y el error, aprendiendo tanto de los éxitos como de los fracasos. Es un proceso en espiral, en el que se vuelve a menudo donde se estaba anteriormente, pero armado con la experiencia sacada de situaciones pasadas y dispuestos a enfrentarse a retos antiguos de una manera distinta.

Los principios básicos de la Alquimia

Uno de los principios alquímicos más importante es Solve et Coagula, «disuelve y coagula». El proceso alquímico repite constantemente la separación y la unión de los elementos, soltándolos y juntándolos, para conseguir la purificación y el refinamiento del cuerpo, la mente y el alma. 

Otro principio alquímico esencial es «lo que es arriba, es abajo». La Tierra y sus criaturas reflejan directamente el funcionamiento del Universo, porque el microcosmos y el macrocosmos son uno. Por esta razón, la alquimia está directamente relacionada con la astrología.

El Sol y la Luna son sus dos personajes centrales, que representan los polos masculinos y femeninos del ser y de todo lo creado. El Sol y la Luna, junto con los cinco planetas restantes conocidos por los antiguos gobiernan los siete metales que van transformando el plomo en oro.

La complejidad del simbolismo alquímico es, a menudo, un reto para el iniciado. Una sola sustancia puede tener varios símbolos y un sólo símbolo puede tener múltiples significados. Aunque este simbolismo puede parecer inalcanzable al principio, tiene su lógica interna que se va revelando y se vuelve evidente con el tiempo. 

Como ocurre con el yin y el yang en la filosofía oriental, la dualidad y el equilibrio sexual son temas centrales en la tradición alquímica. El Rey y la Reina, símbolos humanos para el Sol y la Luna, representan las dos propiedades opuestas de la Materia Prima. Ellos nos muestran un amor apasionado. Durante las operaciones alquímicas se unen, se destruyen, se separan y se vuelven a reunir. 

Al final de la obra, el Rey y la Reina se funden en un único ser perfecto, un Andrógino, símbolo del equilibrio armónico entre los polos masculinos y femeninos. En la alquimia este ser andrógino recibe el nombre de la Piedra Filosofal, una sustancia que es capaz de transfrormar cualquier metal en oro y plata, a través de un proceso de  multiplicación. 

Este ser Andrógino aparece en el Evangelio de María Magdalena como Antrophos, y el amor pasional que existe entre el Rey y la Reina lo podemos encontrar en un texto antiquísimo, de tradición alquimista como es El Cantar de los Cantares.

Los orígenes de la Alquimia

La alquimia tiene su origen en Egipto como ritual espiritual relacionado con antiguos experimentos con los metales. El legendario filósofo egipcio Hermes Trimesgisto, el «tres veces grande», es uno de los alquimistas más antiguos conocidos. Está vinculado al dios egipcio Thot y al griego Hermes, y entre sus numerosos escritos destaca La Tabla Esmeralda, que es con diferencia el tratado más famoso de la sabiduría alquímica. 

La Tabla Esmeralda recoge la filosofía básica de la alquimia como sendero espiritual. Revela la unidad de toda materia, tanto en el microcosmos de la Tierra como en el Macrocosmo del Cielo. 

Los egipcios transmitieron las enseñanzas alquímicas a los griegos y los griegos crearon la visión clásica del universo que sitúa a la Tierra en el centro del cosmos y divide la materia en cuatro elementos: tierra, agua, fuego y aire. 

La alquimia también está presente en el taosimo y en la filosofía china, aunque hay algunas diferencias con la alquimia occidental. Los que la practicaban usaban cinco elementos básicos en vez de cuatro: la madera, el fuego, la tierra, el metal y el agua, y buscaban producir un elixir mágico que tenía como finalidad dotar al iniciado de la vida eterna. 

Durante la Edad Media, los alquimistas judíos y árabes introdujeron nuevos procedimientos de laboratorio y las enseñanzas alquímicas fueron creciendo y madurando. 

En este período, la alquimia se utilizaba de manera habitual para producir medicinas, tinturas, perfumes y otras sustancias, además de la búsqueda más ambiciosa de transformar el plomo en oro. 

Sin embargo, con la llegada de la Inquisición, por miedo a la persecución, los alquimistas comenzaron a ocultar aún más sus enseñanzas y utilizaron frecuentemente metáforas religiosas, junto a símbolos astrológicos, para explicar sus procesos, y se inspiraron en la historia de Adán y Eva o en episodios de la vida de Yeshua y María Magdalena (aunque en muchas ocasiones, la figura de María Magdalena aparece velada bajo la túnica de la Virgen María). 

Los dos principales personajes de la alquimia, el Rey y la Reina, tienen su origen en la estructura feudal de la Edad Media. Más tarde, las leyendas mitológicas se empiezan a agregar a las imágenes cristianas y feudales existentes. Los dioses y diosas clásicos representan los siete planetas y metales de la Antigüedad, enriqueciendo más aún la tradición visual de la alquimia con elaboradas y enigmáticas ilustraciones. 

La ciencia moderna adoptó las operaciones de laboratorio de los alquimistas y las técnicas de observación. Sin embargo, el desarrollo de la revolución industrial creó una distancia cada vez mayor entre la experimentación científica y la antigua sabiduría hermética. A esta separación, y a la consideración de la alquimia como simple magia y superstición, contribuyeron también los llamados «sopladores», personas a las que no les interesaba el sendero espiritual que ofrecía la alquimia y que lo único que buscaban era hacerse ricos rápidamente. 

A finales del siglo XIX, el renacimiento del ocultismo reavivó el interés por la alquimia y, en el siglo XX, psicoanalístas como Jung la utilizarían como un modelo para el desarrollo psicológico humano. 

Y es que lo que realmente caracteriza a la alquimia es precisamente esto: busca la transformación personal, transforman nuestro plomo en otro. La creación del oro es secundaria ante la búsqueda del conocimiento de uno mismo que empieza cuando decidimos adentrarnos en la sabiduría alquímica desde un corazón puro. 

La Alquimia en la vida cotidiana

La alquimia busca unir la materia y el espíritu, el alma y el cuerpo. Entonces, la clave de la búsqueda alquímica se encuentra en el mundo real, en nuestro día a día.

Lo que es arriba es abajo, y también, lo que es dentro, es fuera. En el microcosmos de nuestro cuerpo reproducimos el macrocosmos de la Tierra y el Cielo. En nuestro cuerpo danzan los elementos y los planetas.

La alquimia nos ofrece herramientas para transformar nuestro plomo, que son nuestras sombras, heridas, patrones limitantes, emociones densas, en oro.

Nos ayuda a entender el tango a dos que realizan nuestras polaridades internas. Abrazar nuestro femenino interno y sanar nuestro masculino interno. O, abrazar nuestro masculino interno y sanar nuestro femenino interno. Para llevarnos a abrazar nuestra soberanía creativa a través de la magia y la alquimia sexual.

Si te interesa profundizar en las enseñanzas ancestrales de la alquimia, te invito a conocer las clases online en directo de Danza Küyen, donde vamos a llevar al cuerpo y activarlas en nosotras, para conocer cómo podemos llevarnos a la transformación personal. 

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