Alquimia sexual | Ejercicios para potenciar tu energía creativa

Las mujeres contamos con una insuperable fuente de energía innata: la de crear vida. Con ejercicios de alquimia sexual, este poder puede multiplicar nuestra vitalidad, buena salud y disfrute sexual.


Hace más de 3.000 años que en Occidente la sexualidad y la naturaleza femeninas han sido reprimidas por diferentes motivos y a diferentes niveles, y por eso no conocemos el alcance de nuestra sexualidad, que va mucho más allá del coito, la reproducción y la masturbación.

Hay muchas cosas que no sabemos. No sabemos, por ejemplo, que la mujer es multiorgásmica ni que el parto se tendría que producir con el orgasmo más grande de nuestra vida.

Tampoco sabemos que las mujeres, si un ginecólogo no la ha extirpado, tenemos una glándula que nos hace eyacular incluso más que un hombre.

Y no sabemos que nuestro ciclo menstrual puede ser una herramienta poderosa para la intuición y la eficiencia, y que la energía que usamos podemos reabsorberla para nutrirnos en cada sangrado.

Es importante que las mujeres recuperemos el poder sobre nuestro cuerpo y nuestra vida. Somos personas sexuadas y, como tales, nuestra vida gira en torno a nuestras pulsiones sexuales. Cuanto más nos conozcamos, más gozaremos y más podremos ofrecer a las personas que nos rodean. Y la alquimia sexual, una antigua práctica taoísta, nos ofrece una vía para ello.

CÓMO SACAR PARTIDO A TODA TU ENERGÍA SEXUAL

Cada mes las mujeres, podemos generar una vida nueva con todo su potencial energético, que expulsamos con el sangrado menstrual. Con las prácticas y hábitos que propone la alquimia sexual, que deben aprenderse con una persona experimentada para sacarles partido y evitar consecuencias desagradables, aumentamos nuestra energía sexual y, por tanto, nuestra vitalidad.

La energía sexual se genera sobre todo en las gónadas y órganos sexuales, pero también en riñones y médula espinal. Todos ellos forman parte del elemento agua. El agua tiende a enfriarse y a descender; cuando se enfría mucho, desaparece la libido, sobrevienen el cansancio, la infertilidad y la enfermedad.

Una de las claves del chikung o alquimia sexual es entender la relación entre el elemento agua del riñón y el elemento fuego del corazón. Este último tiende a ascender; si lo hace demasiado, sufrimos insomnio, dolor de cabeza, enrojecimiento ocular…

El proceso alquímico consiste en invertir el sentido natural de estos dos elementos: hacer descender el fuego del corazón para calentar el agua, que esta se evapore y suba hasta el corazón, donde apacigüe el fuego para que no queme y baje al riñón y, de este modo, en una rueda de mutua estimulación y control.

Esta práctica de alquimia sexual se desarrolla en varios pasos:

1. MASAJEAR LOS PECHOS

Según el concepto de salud femenina taoísta, las menstruaciones se nutren y se forman a partir de las secreciones de los pechos y, por tanto, hay que empezar estimulándolos con un masaje. Con él calentamos el chi del pecho.

2. LLEVAR LA ENERGÍA AL ÚTERO

Mediante la intención y la visualización, bajamos luego ese aliento al dan tien inferior, que se sitúa en el útero. La práctica completa consiste en generar y nutrir el chi en el pecho a través del masaje, y bajar este chi caliente, relacionado con el elemento fuego, al útero o dan tien inferior, en el que lo almacenamos.

Luego generamos jing o esencia sexual en nuestros ovarios, que corresponden al elemento agua. Con la respiración y el movimiento llevamos esa esencia sexual al útero, donde se mezcla con el aliento del pecho.

3. REPARTIR LA ENERGÍA POR TODO EL CUERPO

En el paso anterior habremos logrado juntar el agua y el fuego en el dan tien. Lo que hacemos a continuación es repartirlo por todo el cuerpo. Para ello, usamos una meditación en la que movemos el chi por nuestros dos meridianos centrales, creando una órbita que rodea el cuerpo desde el perineo hasta la cabeza.

Con esta práctica, conectamos con nuestra sabiduría interna y nos sentimos más saludables, alegres y serenas.

Nuestro sistema sexual y reproductivo mejora sustancialmente con rapidez, lo que nos invita a seguir una rutina cotidiana basada en la autodisciplina taoísta del gozo: una misma se la aplica porque es tan agradable y sienta tan bien que «el cuerpo te lo pide».


Si quieres saber un poquito más y profundizar en las enseñanzas de la alquimia sexual, te invito a realizar el taller Cuerpo y Placer | Introducción al Tao Erótico de la Mujer.


Este artículo apareció publicado por primera vez en la revista Cuerpo y Mente.

Alquimia sexual

Rosa Mística

Conectar con tu poder personal

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En la última sesión de Danza Alquímica Femenina trabajamos la conexión con nuestro poder personal. Este trabajo resulta especialmente adecuado en este momento del año, porque nos conecta con nuestra guerrera interior, un arquetipo que trabajamos en el ciclo de talleres Habitar un cuerpo cíclico y que se despliega en nosotras con la llegada de la Primavera.  


¿QUÉ ES EL PODER PERSONAL?

Muchas de nosotras queremos sentir poder, pero ¿qué es realmente el poder personal? El poder personal es algo que surge desde el interior. Si tienes que reclamarlo, si tienes que imponerlo mediante un grito, un portazo o el ejercicio de la autoridad, realmente no lo tienes, porque el poder se irradia. Tiene que ver con quién eres y es algo que va de adentro hacia fuera.

Una persona realmente empoderada es aquella que se escucha, que sabe que en su vida se presentan retos y tiene que enfrentar cambios, pero que confía en sí misma. Está conectada con su certeza y sabe cómo motivarse. Una persona que no ha aprendido a motivarse y busca siempre la motivación externa no es una persona con poder. Una persona con poder es aquella que enfrenta una situación y sabe que tiene las herramientas y los recursos suficientes para transformarla en algo que va a enseñarle una gran lección sobre sí misma. Y al aprender y al transformarse a sí misma, puede servir de ejemplo e influenciar a otras personas.

El poder personal tiene mucho que ver con los resultados que has logrado alcanzar y con la certeza de saber que, aún con ellos, tienes que seguir trabajando día a día para mejorar un poco más en diferentes facetas de tu vida. El verdadero poder radica en ser capaz de influenciar y generar cambios para ti misma, pero también para otros. Un líder, una persona que realmente tiene poder, no llega solo a la cima; llega acompañado de muchas personas, porque mientras va subiendo, las va atrayendo. Se convierte en un ejemplo a seguir.

Sin embargo, como decía en un post anterior titulado Brillas porque eres poderosa, no a todo el mundo va a gustarle que asumas tu poder personal porque escuece, pica y hasta duele ver cómo eres capaz de transformarte y no todo el mundo está al mismo nivel de conciencia. Respetar el lugar en el que se encuentra cada cual también refleja confianza en ti misma y poder personal.

¿CUÁNDO CEDES TU PODER PERSONAL?

Permanecer en tu centro te hace una persona poderosa. Sentirte conectada con tu certeza te hace una persona poderosa.

Cedes tu poder cuando sales de tu centro y cuando no asumes responsabilidad; cuando crees que otra persona es responsable de lo que te sucede en la vida, y no utilizas tus recursos y tus herramientas internas para transformar la situación y aprender de ella.

Cedes tu poder cuando buscas las respuestas fuera en vez de mirar hacia adentro. Cedes tu poder cuando no escuchas esa voz interna que te dice lo que es bueno para ti y lo que no.

¿CÓMO RECUPERAR TU PODER DE VUELTA?

Al empezar a hacerte las preguntas correctas y llevarlas de vuelta hacia ti, hacia lo que te dice una determinada situación sobre ti misma (en vez de por qué me pasa esto a mi), empiezas a verte de una manera diferente. Al aceptar la responsabilidad que tienes de lo que has creado en tu vida, también asumes el poder de cambiarla.

Recuperar tu poder de vuelta es empezar a vivir tu vida de forma extraordinaria. Dejar de ser lo que crees que eres, para ser lo que realmente eres.


El autocuidado de nuestros cuerpos cíclicos

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En el último círculo de mujeres que realicé trabajamos uno de los aspectos que voy integrando e incorporando cada vez con más claridad: la importancia del autocuidado y la nutrición de nuestros cuerpos cíclicos como fuente de nuestra capacidad de sostenernos y poder dar sin vaciarnos. Al igual que muchas mujeres que conozco, debido a los modelos con los que crecimos y a los mensajes que recibimos desde pequeñas, ha sido muy habitual en mí el hecho de no escuchar los mensajes de mi cuerpo, de sobre-esforzarme, de priorizar las necesidades y demandas de los demás…

Al compartir estas experiencias con otras mujeres, y el agotamiento y los resentimientos que traen como consecuencia, nos dimos cuenta –entre otras cosas– de la necesidad de transformar algunas creencias muy arraigadas en nuestro inconsciente; por ejemplo, «el autocuidado es egoísta» o «no merezco tomarme tiempo para mi bienestar».

En el camino de volver a escuchar nuestro cuerpo, nuestras emociones e intuiciones, uno de los pasos fundamentales reside en conocer y respetar nuestras necesidades y deseos cambiantes en relación con nuestro ciclo menstrual y sus diferentes fases. En cada una de ellas nuestro cuerpo impone un ritmo, unas necesidades y una productividad diferentes. Y esto es así seamos conscientes o no, luchemos contra ello o, por el contrario, lo escuchemos y le demos aquello que está pidiendo (a veces, a gritos). Cuando aprendemos a prestar atención a nuestro propio ritmo, comenzamos a organizarnos en torno a las necesidades y deseos reales de nuestro cuerpo.

El cuerpo durante nuestra fase menstrual es un cuerpo insumiso en lo que al ritmo ajeno se refiere. Va lento y le da igual cuán deprisa vaya el resto. Si insistimos en imponerle el ritmo marcado por otros, aquél que consideramos que es «normal», entonces empezamos a sentirnos realmente mal. El cuerpo menstrual marca su propio tiempo, va contra la agenda y los estándares de productividad. Somos más cuerpo que nunca y, sin embargo, lo rechazamos porque no somos lo que se supone que tenemos que ser.

Más adelante, este cuerpo-tortuga va mutando y cobrando vida, y se va poco a poco acercando al ritmo que hemos aceptado es el necesario para encajar. Así, el cuerpo de la fase pre-ovulatoria es ágil y rápido. Es el cuerpo «normal», el «de siempre». Y como la energía ahora nos sale por las orejas, lo que hacemos es sobrecargarlo. No nos damos cuenta que el cuerpo preovulatorio tiene energía siempre y cuando nos hayamos permitido asumir el ritmo lento de la fase anterior y hayamos descansado. Además, debemos tener en cuenta que, como buen cuerpo-adolescente que es, no siempre hará lo que se espera de él y no querrá gastar toda ese energía en hacer algo que no le gusta. Por tanto, hay que poner especial atención a lo que nos está pidiendo porque si no, luego (y luego es la fase pre-menstrual), nos pasará factura.

En la fase ovulatoria nuestro cuerpo es demasiado cuerpo para la norma. Por un lado, se muestra de una forma que la norma reclama. Es el cuerpo-objeto, al que le gusta vestir tacones, escotes y pintalabios, movido por el deseo de ser deseado. Por otro lado, es un cuerpo-sujeto, aquél que no sólo quiere ser deseado sino que tiene deseo propio. Va más allá de la cosificación a la que la sociedad somete al cuerpo femenino y palpita desde la sensualidad y la voluptuosidad. Y es aquí donde este cuerpo empieza a resultar difícil de habitar porque, desde bien chiquitas, nos enseñaron que el cuerpo-mujer no desea, y si lo hace es sucio.

En la fase pre-menstrual nuestro cuerpo empieza de nuevo a redondearse e ir cada vez más lento. En la mayoría de los casos, se hincha y cambia de manera perceptible. Además, es más sensible y, a veces, hasta irascible porque necesita descansar y ser mirado, y ni le dejamos ni le hacemos caso. Muchas veces se siente avergonzado, porque no nos queremos en él. El cuerpo pre-menstrual no es un cuerpo normativo. Es un cuerpo que nos habla de aquello que no hemos querido mirar, aquello que no nos hemos dado, y nos muestra las heridas que no hemos querido ver o aquellos patrones que nos están continuamente saboteando. Pero también es un cuerpo sabio pues nos muestra la herida como camino de sanación y la belleza que hay detrás de las cicatrices. Es un cuerpo que pide quererte, mirarte y cuidarte desde otro lugar, desde la vulnerabilidad.

Entonces, ¿cómo podemos cuidar y nutrir nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestra mente y nuestra alma en las diferentes fases de nuestro ciclo menstrual? A continuación te dejo algunas ideas que pueden ayudarte, por si te sirven de inspiración. Algunas de las cosas que verás en la lista son difíciles de clasificar porque nos nutren a todos los niveles (por ejemplo, ir a la montaña o hacer el amor). Te invito a que uses tu imaginación y re-ordenes y re-organices en función de lo que te dice tu propio cuerpito.

AUTOCUIDADO FÍSICO 
* Practicar un deporte o actividad física que me guste (ir al gimnasio, nadar..): ¡endorfinas! (fase pre-ovulatoria)
* Apreciar mi cuerpo con frases amorosas (fase ovulatoria)
* Nutrirme con comida fresca y energética (fase ovulatoria) o con comida ligera y caliente (fase menstrual)
* Bailar con música que inspira e invita a mover y soltar el cuerpo (fase pre-menstrual)
* Recibir masajes (fase menstrual)
* Parar y estirarme 10 minutos durante el día (fase menstrual)

AUTOCUIDADO EMOCIONAL 
* Salir a cenar y disfrutar con amigas (fase ovulatoria)
* Compartir cómo me siento con amigas íntimas, escucharnos (fase ovulatoria)
* Compartir tiempo y presencia con mi pareja (fase ovulatoria)
* Decir que no. Expresar mi enfado (fase pre-menstrual)
* Estar sola y escribir en mi diario (fase pre-menstrual)
* Meditar caminando (fase menstrual)

AUTOCUIDADO MENTAL
* Leer novelas, ir a una exposición o disfrutar de un concierto (fase pre-ovulatoria)
* Tener orden, armonía y belleza en casa (fase ovulatoria)
* Crear espacio para escribir (fase pre-menstrual)
* Meditación-respiración consciente (fase menstrual)
* Desconectar del móvil y del ordenador (fase menstrual)

AUTOCUIDADO ESPIRITUAL
* Disfrutar, jugar y crear en la naturaleza (fase pre-ovulatoria)
* Ver la salida del sol (fase pre-ovulatoria)
* Agradecer, agradecer, agradecer… lo pequeño y lo grande (fase ovulatoria)
* Celebrar el ciclo de la luna, solsticios y equinoccios con rituales (fase pre-menstrual)
* Parar durante la menstruación (fase menstrual)

El autocuidado es una clara expresión de nuestro valor, nuestro poder y nuestra sabiduría. Nos ayuda a tener recursos para navegar por los retos e imprevistos que a veces trae la vida. Además, multiplica nuestra creatividad, vitalidad y felicidad. Te animo a que este verano comiences a explorarlo.

Referencias:
Este texto se ha redactado tomando como referencias a Sophia Style y Erika Irusta.  Las imágenes que acompañan al texto están extraídas de la red y desconocemos su autoría.