La luna y el cuerpo | Prácticas corporales para la luna nueva

Rosa Mystica_La luna y el cuerpo_Luna nueva

La Luna influye en nuestro cuerpo. Nuestras emociones y nuestra capacidad de concentración van cambiando al ritmo que lo hace ella. Y si en la píldora de sabiduría femenina para la vida cotidiana de la semana pasada hablábamos de la luna menguante, en esta nueva entrega me gustaría hablarte de la luna nueva, de su influencia y de las mejores prácticas corporales que podemos realizar durante estos días. 

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Hoy es luna nueva y para mi es un día especial. Me gusta respetar la influencia de la luna en mis prácticas diarias. Por un lado, porque mirar al cielo y seguir el ciclo lunar me recuerda que mi naturaleza es cíclica también y me da la oportunidad de observar, amar y respetar mi ciclo cambiante. Y, por otro lado, me hace recordar que formo parte de algo más grande que mi día a día, marcado por el estrés y el atropello de imágenes, ruidos, olores y sabores que pasan a una velocidad de vértigo…Volver la mirada a la luna me hace parar y conectar de nuevo con mi esencia.

Durante las últimas semanas te he ido compartiendo prácticas corporales para conectar con la energía receptiva, sutil y femenina que simboliza la luna. Tienes a tu disposición el Saludo a la Luna o Chandra Namaskara y una serie de consejos y prácticas para los días de luna llena y luna menguante. En esta píldora de sabiduría femenina para la vida cotidiana quiero profundizar un poquito más en los cambios que experimenta nuestro cuerpo durante la luna nueva y proponerte las mejores prácticas para realizar en estos días.

La luna nueva y las emociones

El agua es el principal componte de nuestro cuerpo. La luna influye en nuestras aguas internas al igual que lo hace en las aguas de nuestro planeta, dando forma a las mareas. A lo largo de sus diferentes fases experimentamos cambios emocionales, diferencias en la capacidad de concentración, en nuestra respiración y también en la flexibilidad de nuestro cuerpo.

El agua es además el elemento que rige nuestras emociones. Por eso, en las diferentes fases de la luna nuestras emociones fluctúan y, si somos conscientes de estos cambios, podemos abrazarlos desde la compasión y el amor hacia nosotras mismas. Sin exigirnos ser siempre las mismas y sin frustrarnos por los cambios que experimentamos.

Durante la fase en la que la luna desaparece del firmamento las mareas están tranquilas, igual que nuestras emociones. En este momento me gusta diferenciar dos fases distintas, pero relacionadas entre sí: la luna oscura, que es el final de un ciclo y el momento de mayor introspección, y la luna nueva, que simboliza el inicio de un nuevo ciclo y el momento en que la luz de la luna comienza a emerger.

A un nivel emocional estos momentos son también algo diferentes.

En la luna oscura estamos en «nuestra cueva». Vamos hacia el interno para reflexionar sobre el ciclo que termina y todo aquello que nos ha enseñado. Nos enfrentamos al vacío que dejan las cosas de las que nos hemos desprendido. O reflexionamos sobre el mejor modo de transformar aquello que durante la fase anterior nos ha pedido un cambio.

Puede ser un momento muy desafiante porque puede traer algo de tristeza a nuestras vidas. Al fin y al cabo, estamos transitando un duelo por aquello que ya murió y es muy importante abrazar esta emoción, sostenerla, danzar con ella…

Es una etapa crucial porque no nos han enseñado a sostener estos vacíos y los llenamos de mil cosas, conductas aprendidas, pensamientos e ideas… que nos impiden realmente aprender de las situaciones que se han mostrado, para no caer de nuevo en el mismo patrón.

Durante la fase de la luna nueva empezamos a salir de la cueva y sembramos las semillas de todo lo nuevo que deseamos ver manifestado en nuestra vida.

Para ello es importante haber transitado bien la fase de la luna oscura, porque necesitamos el vacío para crear. Si quieres saber un poquito más sobre esto, te invito a leer el artículo La terapia del útero | Qué es y cómo puede ayudarte.

La luna nueva es un momento en el que meditamos y visualizamos nuevos futuros y todo aquello que deseamos crear en el ciclo que se inicia, para poder ponerlos en acción durante la fase de la luna creciente. Es además un momento de profunda conexión con lo divino porque es desde allí, desde el gran útero de la Madre cósmica, desde donde sembramos todo lo nuevo que deseamos crear en nuestra vida.

Si nos permitimos esta fase de introspección emocional nuestras capacidades creativas crecerán enormemente, igual que lo hará nuestra energía vital.  

La luna nueva y el cuerpo

Durante la fase de la luna nueva nuestro cuerpo se recarga de prana, de energía vital. Y por eso necesitamos darnos tiempos de descanso y nutrición, para iniciar un nuevo ciclo con salud y vitalidad.

En este momento se reduce nuestra flexibilidad, por lo que es importante no pedirle al cuerpo una práctica física muy exigente e intensa, ya que nuestros ligamentos y articulaciones están menos hidratados que en otras fases. Lo más importante de este momento del ciclo es permitir que tu cuerpo descanse para renacer de nuevo con los primeros rayos de luz lunar, llena de fuerza.

La luna nueva y las mejores prácticas corporales

La luna nueva es un buen momento para dirigir nuestra energía hacia una práctica meditativa profunda y reflexiva acerca de algún aspecto concreto para recibir una solución o la ayuda de nuestros guías.

Es además un buen momento para iniciar una nueva rutina y una práctica disciplinada y estructura que podamos ir desarrollando durante el ciclo que se inicia.

El Chandra Namaskara

Al ser una práctica de movimiento hacia adentro y levemente tranquilizante, es una de las mejores opciones para esta fase. Si la realizamos de forma lenta y consciente, con devoción y gratitud a la divinidad femenina, esta práctica se convierte en una plegaria de cuerpo entero.

También nos van a ayudar aquellas prácticas de Womb Yoga que nos permitan conectar con la energía yin y el silencio, con posturas que favorezcan la interiorización para ir aprendiendo a reconectar con la esencia de la energía femenina y nuestro interno. Estas prácticas nos van a permitir entender cuáles son nuestras necesidades para el nuevo ciclo y también nos van a permitir conectar con las nuevas creaciones que pulsan por manifestarse.

Los pranayamas que nos llevan hacia abajo, para anclarnos, las danzas con el elemento tierra, para enraizarnos, y las danzas meditativas, para conectar con el elemento éter y las energías divinas, son nuestras grandes aliadas para estos días de luna oscura.

Estos consejos son aplicables tanto en los días de luna nueva, si has entrado en tu segunda primavera (menopausia) o te han extirpado el útero, como durante la fase menstrual.

El portal 2:2 y la sabiduría femenina

El portal 2:2

Un portal energéticos o dimensional es un periodo temporal donde conos de energía, luz e información, desencadenan las conexiones multidimensionales necesarias para la evolución de la vida humana. Una de las principales sensaciones que surgen es que nuestro nivel de conciencia, se incrementa día a día. ¡Bienvenida al mensaje de canalización del Portal 2:2!



Muchas de vosotras sentís un desequilibrio tanto interno como externo. Las circunstancias que estamos viviendo y los procesos internos nos llevan a una lucha constante dentro de nosotras, que nos desgasta en todos los niveles.

La energía que ya ha comenzado a asentarse, nos ayuda a ser más conscientes de ese desequilibro y poder salir de las trampas que nuestro propio ego nos pone.

Nos invita a seguir renunciando a lo que ya no nos sirve. A decir adiós a lo que nos saca de nuestro centro, no con lucha y desasosiego, si no con la calma que nos da un cambio de visión del proceso, integrando en nosotras cada situación que nos incomoda.

No hay que entrar en la lucha entre los viejos patrones y lo que somos ahora. Agradecer el pasado e integrar el aprendizaje es lo que más nos puede ayudar a conseguir ese equilibrio emocional, mental y físico que tanto estamos necesitando en estos momentos.

¿Y si en vez de potenciar todo lo que estás sufriendo sientes lo que estás aprendiendo con esa situación?

Ya has percibido y gozado de tu esencia, tienes herramientas y conocimiento para salir de la trampa de la víctima. No es un camino fácil pero si satisfactorio. Por que te haces responsable de ti misma y esa es la única manera de elevar tu vibración energética.

Nos proponen que la visión sea hacia nosotras mismas. Para así entender, integrar y elevar todos los procesos y conseguir el trabajo colectivo de dar luz a los demás, a la sociedad.

Con todo esto conseguiremos otro renacer, otra comprensión tanto para nosotras como para entender todo lo que sucede a nuestro alrededor. Potenciando la calma en cualquier situación.

Este trabajo se puede sentir denso y cansado pero estamos preparadas para manejar esta energía, dándonos también espacios de dispersión y disfrute.

Continuemos con la misión de elevar la energía planetaria siempre empezando por una misma.

Con amor, Isa.


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Las Sacerdotisa de la Diosa | Quiénes son y cómo reconocerlas

Las Sacerdotisa de la Diosa

En esta nueva píldora de sabiduría femenina para la vida cotidiana hablamos de las Sacerdotisas de la Diosa, quiénes son, cómo podemos recuperar sus enseñanzas y cómo reconocerlas.


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DESMITIFICANDO EL TÉRMINO «SACERDOTISA»

Lo primero que me gustaría hacer antes de entrar de lleno a hablar de las sacerdotisas de la Diosa es desmitificar el término «sacerdotisa»…, porque la primera imagen que se nos suele venir a la cabeza cuando pensamos en una sacerdotisa es, quizás, una monja de clausura… o ahora que están un poco más de moda, mujeres con velo y tiara en la cabeza… y quizás esta última imagen se acerca más a lo que debieron ser, pero en pleno siglo XXI, nos resulta anacrónica… y nos puede producir el mismo rechazo que la imagen de una monja de clausura. Al menos a mi me lo producía hasta no hace mucho tiempo.

LAS SACERDOTISAS DE LA DIOSA Y LA ESPIRITUALIDAD FEMENINA

Una sacerdotisa de la Diosa no está vinculada a ninguna religión, pero sí a una espiritualidad vivida desde lo femenino. Y esto, ¿qué significa?

En primer lugar, la espiritualidad, en general, te invita a huir de cualquier dogma o cualquier institución religiosa y encontrar la divinidad dentro de ti. La diosa está en todo lo creado y todo lo creado es parte de la divinidad. Tú, yo, todos los seres vivos que habitamos en este planeta tenemos esa chispa de lo divino y, por esa misma razón, todo lo creado es sagrado.

En segundo lugar, supone entender que la Diosa contiene al Dios. Es decir, todo lo que se ha creado procede del principio femenino. Hombres y mujeres, machos y hembras, todos venimos de un útero. Todo lo que existe en el mundo etérico y se quiere manifestar aquí, en la tierra, lo hace a través de un útero físico o energético.

La espiritualidad femenina no niega el principio masculino, lo acoge como una parte importantísima de toda creación. Sin embargo, la parte femenina de la divinidad es lo que se nos ha negado durante demasiados siglos porque el patriarcado la borró por completo del mapa.

La Diosa se exilió y eso nos produjo una enorme herida de separación. Y, desde entonces, allá por año 2000 a.C., andamos todos como perdidos, buscando algo que nos falta, intentando unir lo que está separado. Y no llegamos a entender que el único lugar donde hay que buscarlo es dentro. En nuestro interior ya existe esa unidad diosa-dios, femenino-masculino… pero la mayor parte del tiempo anda como peleados, en discordia, porque hemos olvidado cómo danzar con esta polaridad, cómo hacernos el amor a nosotras mismas.

En tercer lugar, para la espiritualidad vivida desde lo femenino las grandes enseñanzas de nuestra vida, aquello que nos va a llevar a esa unidad anhelada, no se producen en una cueva esperando la iluminación mientras meditamos… No. Las grandes enseñanzas vienen a través de la experiencia y, en concreto, a través del cuerpo y a través de las relaciones.

Por un lado, el cuerpo es el vehículo a través del que experimentamos la vida y debemos honrarlo. Por otro lado, debemos darnos cuenta que estamos en relación con todo y todo lo que está en nuestra vida actúa como un espejo que nos muestra la relación que tenemos con nosotras mismas y con esa polaridad que hay en nuestro interior.

Las Sacerdotisas de la Diosa eran y son mujeres que viven en sociedad, con roles muy diferentes: son madres, amantes, hijas, hermanas, empresarias de éxito, directoras de multinacionales, líderes de sus comunidades, educadoras, cuidadoras, ingenieras…

Las cualidades de una Sacerdotisa de la Diosa

¿Qué es lo que las diferencias de otras mujeres?

Que viven en conexión con la Diosa y esta Diosa se personifica en la Madre Tierra. Reconocen la ciclicidad y los ritmos orgánicos de la naturaleza, y los respetan. Saben que hay momentos de expansión (momentos Yang) y momentos de recogimiento (momentos Yin). Momentos de accionar y momentos de dejarse ser, y descansar. Que hay momentos de crear y momentos de dejar morir. Luz y oscuridad.

Son mujeres que siguen la rueda medicina del año para ganar en autoconocimiento y sabiduría.

Son mujeres que conocen la medicina de la tierra: los aceites esenciales, las hierbas y plantas medicinales, el poder curativo de las piedras. Y también conocen el lenguaje de las estrellas: se saben conectadas con las fases de la luna, el viaje de los planetas y el autoconocimiento que pueda traer la astrología.

Son mujeres que unen el cielo y la tierra.

Muchas de ellas son también mujeres instruidas, que saben que la Diosa nunca desapareció (por mucho que el patriarcado se empeñara) y que se mantuvo latente, esperando el mejor momento para regresar, escondida bajo el lenguaje simbólico de los poemas místicos, las obras de arte y las catedrales.

Por eso, a veces, sus enseñanzas son escurridizas, porque, durante mucho tiempo, fueron peligrosas para las mujeres que las abrazaban. Eran enseñanzas prohibidas de tanto poder que nos dan y, como muchas de nosotras fuimos quemadas por no renunciar a ellas, en las memorias inconscientes colectivas aún está muy presente esa herida y ese miedo.

El poder que nos ofrece la espiritualidad femenina es la conexión con nuestro útero y sus enseñanzas. Esos úteros en los que reproducimos el ciclar de la naturaleza, creamos vida, parimos a la humanidad y nos conectamos con la Diosa que habita en cada una de nosotras.

Nos hemos desconectado tanto de nuestros cuerpos, nuestros úteros, nuestra sangre y la naturaleza que hemos olvidado que somos las representantes de la diosa en la tierra.

¿Cómo reconocer a una sacerdotisa hoy?

En primer lugar, es una mujer con una presencia poderosa.

Esta presencia tiene que mucho que ver con el hecho de haber reconocido y abrazado su poder, de proyectarse desde ese poder y de mantener una vibración alta. Esta presencia poderosa tiene mucho que ver con habitar nuestro cuerpo, habitar nuestra soberanía. Y esto nos lo proporciona una practica diaria centrada en el corazón, en el enraizamiento, la conexión con la tierra y la conexión con el cielo.

Hace muchos años, cuando trabaja en el Museo Arqueológico Nacional, un día vino a visitarnos la actriz Asumpta Serna… a lo mejor algunas de vosotras ni la conocéis… pero, el caso es que recuerdo que ella tenía una presencia tan poderosa que, sólo estaba paseando por las salas del museo, y todo el mundo se volvía a mirarla, por el modo que tenía de caminar, por la energía que emanaba…. Era impresionante…

Después recuerdo que subí con ella en el ascensor y su energía me envolvió, emanaba de dentro de ella y llenaba todo el espacio… fue muy impactante para mi y fue la primera experiencia que tuve de estar junto a una mujer poderosa… y en ningún momento abrió la boca para decir nada… Impresionante…

Esta presencia poderosa también tiene mucho que ver con practicar una belleza consciente. Es una mujer que se sabe nutrir a un nivel físico, emocional y espiritual, y esto hace que emane de ellas una belleza interior que nada tiene que ver con los cánones de belleza que nos han trasmitido, y que solo nos limitan y encorsetan.

Es una mujer que hace de su estilo algo sagrado, que ritualiza su cuerpo y sus espacios, y que sabe que así encarnan a la diosa.

En segundo lugar, es una mujer que sabe quién es y, sobre todo, sabe quién no es. Ha dejado de ser una hija del patriarcado y sabe que todo lo que llega a su vida va a enseñarle algo.

Cuando corporeizamos las energías de la sacerdotisa en nosotras, nuestra personalidad se convierte en una expresión limpia y directa de nuestra alma… y comenzamos a recordar.


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