Conectar con el otoño | El metal transformador

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22 de septiembre. Ya es oficial. Celebramos el Equinoccio de Otoño en el Hemisferio Norte. Durante esta festividad, igual que ocurre con la llegada de la Primavera, el día y la noche tienen la misma duración.

En las antiguas tradición pre-cristiana el Equinoccio de Otoño recibía el nombre de Mabon. En este momento se recogían las últimas cosechas y tenía lugar la vendimia. La comunidad se preparaba para hacer acopio de alimentos con los que transitar el yermo invierno, y celebraban la generosidad de la Tierra y la luz del Sol. Gracias al equilibrio entre ambos la tribu obtenía los bienes que necesitaba y era de festejarlo.

Mabon está considerada también como la época de los Misterios. Es un momento de recogimiento y descanso; un momento en el que ir hacia adentro, disfrutar de los frutos cosechados a nivel personal y evaluar aquello que ya es momento de dejar ir en nuestra vida porque ha cumplido su misión. Con ello, dejamos espacio a todo lo nuevo que está por venir.  Como las hojas que caen, esta festividad nos recuerda que nos acercamos a la etapa de la muerte para volver a renacer.

EL OTOÑO EN LA MEDICINA TRADICIONAL CHINA

En la Medicina Tradicional China (MTC), el Otoño está asociado con el elemento metal, que se caracteriza por su carácter de contracción y transformación de los niveles físicos, emocionales y espirituales. Si observas los metales y las piedras preciosas que se forman en el exterior o el interior de la tierra, te darás cuenta que se crean gracias al cambio o la mutación de otros componentes o sucesos naturales. Son fruto de un gran proceso de transformación e interiorización. Y esto es precisamente lo que caracteriza a este momento del año. Trae consigo un deseo de saber quiénes somos, y de encontrar valor y significación en lo que hacemos.

El elemento metal se asocia a la fuerza, la firmeza y el carisma, y también a la reflexión y la tristeza por aquellas cosas que «dejamos ir». En nuestro cuerpo, cuando el elemento metal está equilibrado nos aporta energía y vitalidad, ganas de vivir, brillo en la piel, una voz potente y comunicativa, y nos adaptamos bien a los cambios climáticos.

Sin embargo, cuando el elemento metal está desequilibrado nuestra constitución se debilita, somos muy sensibles a los cambios de estación o de clima, tenemos problemas en la garganta y la nariz, la piel se nos apaga, tenemos falta de energía, la voz suena débil y fatigada, y tenemos tendencia a la depresión, la apatía y la desgana.

Tradicionalmente, el Otoño es la temporada de la cosecha. Es el momento en el que nuestro cuerpo tiene que recolectar la energía para los meses fríos de Invierno y limpiar el exceso de calor producido durante el Verano. Por ello, debemos poner especial cuidado en comer bien para prevenir posibles enfermedades futuras.

El Otoño es un buen momento para cocinar al vapor y tomar guisos y sopas. Al aumentar el tiempo de cocción, los ingredientes son más fáciles de digerir y el medio acuoso nutre el Yin. Si quieres profundizar más en el tema, aquí te dejo un artículo excelente de Patricia Restrepo: «Macrobiótica para el regreso del tiempo estival al tiempo otoñal».

El órgano asociado al elemento metal es el pulmón, considerado como el órgano maestro de la energía porque a través de él respiramos la vida: inhalamos el Chi puro de la naturaleza para mantener las actividades del cuerpo humano y exhalamos el Chi turbio. Su función principal nos enseña a deshacernos de lo viejo y asimilar lo nuevo. Además, los pulmones regulan la circulación de la sangre, la piel y el vello, y controlan el instinto de supervivencia.

Además de comer alimentos de temporada sanos y ser conscientes de la naturaleza del Otoño, hay una serie de medidas que puedes tener en cuenta para asegurar una buena salud durante esta estación:

  1. Respira profundamente. No sólo oxigenarás el cuerpo sino también el cerebro, mejorarás la memoria, estimularás el flujo energético y reforzarás el sistema inmunológico.
  2. Camina por la naturaleza. No hay mejor sensación para los pulmones que salir al campo. Llena los pulmones con todo lo bueno del Chi de la naturaleza. El Otoño es uno de los momentos más bellos para hacerlo.
  3. Protégete del frío. Hay que estar bien abrigada. Protégete especialmente el cuello, el regulador térmico del cuerpo.
  4. Hidrátate bien. La humedad del Verano da lugar a la sequedad del Otoño. Toma té o agua a temperatura ambiente para mantener el cuerpo bien hidratado.
  5. Aumenta la ingesta de alimentos fermentados. Ayudan al sistema inmunológico y son perfectos probióticos para la flora intestinal.
  6. Duerme más. El sueño es regenerador y mantiene el sistema inmunológico fuerte.
  7. Realiza ejercicios aeróbicos. Activan los pulmones y mantienen los estados de ánimo estables.
  8. Deja ir. El Otoño es el momento perfecto para dejar ir aquello que ya no nos sirve y dejar espacio a todo lo nuevo que esta por venir, tanto en el plano físico como emocional. Haz un detox en tu casa: limpia los armarios, deshazte de la ropa que ya no utilizas, organiza los espacios…

La mejor manera de mantenernos sanas según la MTC es aprender de los ciclos de la naturaleza y vivir en armonía con ella. Así que en Otoño es tiempo de desacelerar, dormir un poco más y comer calentito.

EL OTOÑO EN LA MUJER: EL ARQUETIPO DE LA CHAMANA

En nuestro cuerpo de mujer, el Otoño está representado por el arquetipo de la Chamana, asociado a la fase pre-menstrual y la Luna menguante.

Como la estación que rige, la Chamana representa un momento de misterio. Sus energías te sacuden para que suelten lo viejo, lo que ya no tiene lugar en tu vida, lo que te causa dolor e impide tu evolución a todos los niveles.

Es un arquetipo poderoso porque te pedirá que inicies el camino de vuelta a ti misma. te pondrá un espejo delante para que te mires y te enfrentes a todos tus miedos, tus sombras y tus patrones… Porque lo que ella quiere es que rompas todas las corazas de metal que has creado para no brillar, para no amar profundamente, para no sentir en plenitud.. para no vivir la vida como te mereces…

Ella quiere sacar de ti todo el carisma que llevas dentro, que recuerdes cuál es tu propósito en la vida y no tengas miedo de expresar tu verdad… desde el corazón, con pasión.

Ella quiere que conectes con lo salvaje que hay en ti… Que saques a esa loba cuando es necesario marcar los límites sanos en una relación, en tu trabajo, con tus amistades… Que no te hagas chiquita cuando quieren imponerte algo que no es bueno para ti…

Ella quiere que te sacudas todas las hojas secas que te impiden crear vida de nuevo. Que te pongas delante, aunque duela. Que expreses tu rabia, tu agresividad, tu frustración y tu tristeza, y que no te las guardes dentro porque te enfermarán.

Ella quiere que te quieras y saques a esa mujer carismática, desinhibida, con un aura de luz alrededor que cautiva las miradas y la atención de la gente vaya donde vaya.

Pero para eso tienes que ser capaz de enfrentar toda tu mierda. Por amor. Y eso nos cuesta. ¡Vaya si nos cuesta!


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Conectar con el otoño

¿Y si bailamos?

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Solo Baila.

Así estés eufórica, ansiosa, contenta, triste. Baila. Pon tu cuerpo en movimiento, siente la música. Baila vals, baila salsa, baila rock&roll, baila flamenco, baila lo que quieras, pero baila. Acude a clases, vete a una discoteca, despeja tu habitación o simplemente sal a la calle. Solo baila.

Escucha esos ritmos que te inspiran, siente la música dentro de ti. Mírate a un espejo, examínate en movimiento; si no te gusta lo que ves, mírate y sonríe, reconoce a esa mujer que se mueve, que no es sólo esa silueta estática que cada día se pone frente a su reflejo encogiendo el estómago, acomodándose el pelo en la única manera que cree le sienta bien. Baila. Ten compasión de ti.

Mírate mujer, esa que se mueve eres tú, esos que se mueven son tus huesos, tus músculos, tus fibras. Tus brazos y tus piernas, tus caderas. Sonríele a tu imagen y sonríete hacia adentro. Baila al sol, bajo la lluvia, baila al resguardo de un techo, en la playa, siente la brisa o el aire estancado de la casa de la que llevas días sin salir. Fluye, permite que esa alegría te impregne, permite a esos tambores, a esos sonidos, a lo que sea que oyes acoplarse al latido de tu corazón. Siéntete viva, baila.

Y si lo que tienes hoy es tristeza, pues abrázate o llora. Abrázate o llora mientras bailas, pero sigue danzando. Baila descalza, baila en tacón, baila de puntillas, baila con los talones, con los hombros, sentada. Baila en el puesto o transpórtate. No dejes de bailar. Así el mundo se vea hermoso, el sol queme, la luna deje de brillar, la fe desaparezca, las personas se vayan, así sólo sientas ganas de estar tirada en la cama. Tú baila.

Si te sientes contenta, si estás muy feliz, también baila, dosifica la alegría. Desplázala a través de tu cuerpo, no la dejes sólo en tu pecho, llévala a las rodillas, a las uñas, a las puntas de los cabellos. Amortigua lo bueno, amortigua lo malo, muévelo. Baila. Y si no tienes música, cántate, cántate y baila. Prueba a bailar el silencio o escucha el ruido, cualquiera que sea, y baila con él. Al ritmo de las olas, al frío del atardecer, baila siguiendo el runrún del tráfico que inunda las avenidas, baila al son del viento que mueve las hojas de los árboles, que hace cerrar las puertas y abrir de par en par las ventanas, baila si oyes ladridos de perro y baila igual si los decibelios de la música se sienten muy altos.

Baila como quieras, desnuda, vestida, con el estómago lleno, recién duchada o  con todas las greñas, sin depilar. Baila, pon tu cuerpo en movimiento y, de vez en cuando, mírate. Gústate. Sonríete. Vívete. Desplaza el centro de lo que sea que sientas, angustia, felicidad o paz, a cada uno de los rincones de tu cuerpo.

Siéntete parte de este mundo y, si el vacío es muy grande, también baila, deslízate, llénalo. Baila con tu madre ausente, baila con tus ancestros, baila con tu hija amada, baila con ese compañero que te traicionó, con los hijos que ya no tendrás, baila con tus hermanas de todas las partes del mundo, con las amigas de otras vidas pasadas, baila con todas las mujeres que en el universo bailan, ríen y lloran a la vez que tú.

Siente el ritmo, siente la euforia, la desesperanza, el miedo, el amor por ti misma, viva y en movimiento. Siente el dolor más profundo si quieres. Pero baila. Sigue bailando. No dejes nunca de bailar.

«Cuando bailo, me libero. Invento mis propios pasos, dejo entrar el ritmo y los compases hasta el fondo del alma. Remonto las olas de la música como un surfista. Choco con partes de mí, paso por en medio, por alrededor, estiro lo que sé. Voy adonde nunca he estado. Mediante el baile he viajado por mi cuerpo entrando en mi corazón, pasando por mi mente hasta otra dimensión de la existencia, una dimensión a la que llamo éxtasis, comunión total con el espíritu» (Gabrielle Roth, Mapas para el éxtasis).

Si quieres unirte al baila, aquí tienes toda la información sobre el taller de Danza creativa y movimiento consciente. ¡Empezamos el 20 de septiembre!

Solo Baila

Rosa Mística

El redescubrimiento de la menstruación y sus dones

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Menstruación

Las mujeres occidentales del siglo XXI somos modernas, independientes, tenemos estudios y hemos conquistado el mundo exterior, pero nos hemos desconectado del mundo interior: de nuestros cuerpos, nuestra esencia y de la Tierra. El avance de la mujer de las últimas décadas ha sido meramente intelectual, con la invasión femenina del espacio tradicionalmente masculino. Pero por el camino hemos dejado la compresión intuitiva y espiritual de nuestra naturaleza.

Hemos cedido a la sociedad dominante y a la medicina toda nuestra naturaleza y nuestros cuerpos: menstruación (píldora y otros fármacos), parto (excesivo intervencionismo y cesáreas), alimentación y cuidado de nuestros hijos (biberón, guardería desde los 0 meses, crianza sin vínculo) y menopausia (terapia hormonal). De hecho, ser mujer se ha convertido en una enfermedad muy rentable para los laboratorios que quieren tratar todos los procesos naturales femeninos con medicamentos.

REIVINDICANDO LA MENSTRUACIÓN

Nuestra sociedad sólo subraya lo patológico de la menstruación: dolor, debilidad, estorbo, etc. Y, por tanto, lo que pretende es ocultar o manipular el estigma de sangrar. Aparte de la violencia y el miedo, nada ha sido tan eficaz para relegar a las mujeres a un lugar secundario como la degradación del ciclo menstrual. Y el tabú asociado al ciclo menstrual sigue hoy más vigente que nunca; por eso ahora nos ofrecen píldoras para exterminarlo. Total, ¿para qué sirve? ¿No es sólo un sangrado intrascendente e inconveniente? No, no lo es.

La gran verdad oculta es que la menstruación es muchísimo más que una manifestación física: es una fuente de creatividad, intuición, espiritualidad y conocimiento interior. Es, por tanto, una fuente de poder femenino. Nuestra guía interior nos llega primero a través de nuestros sentimientos y la sabiduría de nuestro cuerpo; no a través de la compresión intelectual. Y la sangre es precisamente lo que liga a las mujeres a la Naturaleza y lo que nos recuerda nuestra propia condición humana y divina. En la Antigüedad, a través de este estado alterado de conciencia de la menstruación, las chamanas, curanderas y sacerdotisas aportaron a su comunidad su claridad y conexión con el mundo espiritual.

La regla es un prodigio biológico muy beneficioso para el cuerpo femenino. Dos importantes e influyentes estudiosas del tema son la famosa ginecóloga holística Dra. Christiane Northrup, autora del libro Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer y Miranda Gray, autora de Luna roja: los dones del ciclo menstrual. A nivel físico, la ciencia está descubriendo que los efectos son más y mejores de lo que se creía. Por ejemplo, actúa como un sistema de autolimpieza mensual, protegiendo el aparato genital femenino, reforzando las defensas del organismo gracias a los estrógenos naturales, etc.

A nivel psicológico, la menstruación tiene un importante papel en la forma en que procesamos información, en la creatividad y en la conexión con nuestro inconsciente. Está muy documentada la estrecha relación entre el psiquismo de la mujer y el funcionamiento de los ovarios a través de las hormonas.

LAS FASES MENSTRUALES

Podemos hablar de dos grandes fases menstruales:

La fase folicular tiene lugar en el momento de la ovulación. Representa la creatividad en su estado máximo, una energía extrovertida y social. Las mujeres en esta fase somos fértiles en todos los sentidos y es una muy buena época para iniciar nuevos proyectos. Además, el aumento del nivel de estrógeno que conlleva la ovulación se ha relacionado con un aumento de la actividad del hemisferio cerebral izquierdo (fluidez verbal, pensamiento lógico) y una disminución en el derecho.

En muchas mujeres el deseo sexual está en su apogeo a mitad del ciclo y nuestro cuerpo secreta en el aire hormonas que se asocian al atractivo sexual. Nuestra sociedad de la acción acepta y aplaude esta fase y estas actitudes de la mujer.

Por el contrario, no se muestra tan condescendiente ni comprensiva con la fase lútea, desde después de la ovulación hasta el comienzo de la menstruación, que representa un periodo de evaluación y reflexión que invita a reducir el ritmo, descansar y alejarnos de nuestros quehaceres diarios, algo socialmente mal visto.

En esta fase es cuando las mujeres están más sintonizadas con su saber interior, con lo que no funciona en su vida y con la capacidad de transformarlo. Los sueños son más frecuentes y más gráficos durante las fases premenstrual y menstrual porque hay más acceso al inconsciente. Y hay evidencias científicas de que antes de la menstruación se activa más el hemisferio cerebral derecho, el relacionado con la intuición, y disminuye la actividad del izquierdo.

La mente y el cuerpo se ralentizan de algún modo y replegamos la energía hacia dentro por efecto de varias hormonas, sobre todo la progesterona, que prepara el útero por dentro para recibir el óvulo fecundado. Nuestra sociedad juzga malas e improductivas la energía, emociones e introversión premenstruales porque es incoherente con el ritmo frenético imperante (que favorece el no pensar y el vivir sin consciencia, arrastrados por la masa). En cambio, en muchas culturas antiguas se respetaba muchísimo la capacidad para profetizar y comunicarse con los espíritus en esta fase. Por ejemplo, en la asamblea lunar de los indios americanos las mujeres que menstruaban se reunían para soñar juntas y salían inspiradas e inspiradoras para los demás.

Este es, a grandes rasgos, el potencial que nos ofrece la menstruación si estamos atentas a escucharla y respetarla, pero realmente podríamos ampliar estas fases a cuatro y concretar más el tipo de energía asociada añadiendo a una vieja compañera del ciclo menstrual: la Luna.

En la Antigüedad los primeros conceptos de medida y tiempo hacen referencia al ciclo lunar y su paralelismo con el menstrual. «Menarquia» proviene del griego y significa «primera luna» y en latín se utiliza la misma palabra (mensis) para los términos «mes» y «luna», y de ahí deriva «menstruación».

Muchas culturas medían el tiempo en noches y meses lunares. Incluso hoy en día la Semana Santa cristiana se celebra tras la primera Luna llena después del Equinoccio de Primavera, y otras fiestas islámicas o judías también dependen de la Luna llena. Nuestro ciclo biológico y psíquico también va paralelo a las fases de la Luna y este vínculo está documentado científicamente en numerosos estudios. Los índices más elevados de concepción y de ovulación se producen durante la Luna llena o el día anterior, y disminuyen durante la Luna nueva, que es cuando a muchas mujeres les viene la menstruación.

Por otro lado, la luz también tiene su relación con el ciclo menstrual. Vivir bajo luz artificial gran parte del tiempo puede afectar a la regularidad del ciclo y llevar a sufrir síndrome premenstrual (SPM). En muchas mujeres el SPM empeora en Otoño, cuando los días se acortan. De hecho, muchos síntomas del SPM son los mismos que los del trastorno afectivo estacional (TAE) y esta relación entre SPM y TAE es un ejemplo de cómo la sabiduría femenina está conectada también con las estaciones.

Combinando ahora la Luna y las estaciones con las energías del ciclo menstrual anteriormente descritas tenemos cuatro arquetipos femeninos presentes en las leyendas, mitología y cuentos populares: la Doncella (Luna creciente, Primavera, preovulación, dinamismo), la Madre (Luna llena, Verano, ovulación, amor), la Chamana (Luna menguante, Otoño, premenstruación, creatividad) y la Anciana sabia (Luna nueva, Invierno, menstruación, sabiduría). Miranda Gray y otras autoras detallan en sus libros el significado de estos arquetipos.

CÓMO ALIVIAR LOS TRASTORNOS MENSTRUALES

La información menstrual es reflexiva e intuitiva y nos la transmiten los sueños, las emociones y los anhelos. Cuando bloqueamos continuamente esta información, ésta vuelve en forma de síndrome premenstrual (SPM). Que más del 60% de las mujeres sufran SPM es una consecuencia de no respetar nuestro cuerpo y su necesidad de subir y bajar como las mareas. El SPM es el precio de intentar domesticar y esconder nuestras necesidades e ir contra natura.

La medicina actual nos ofrece un arsenal de productos para el SPM: anticonceptivos hormonales, analgésicos, antidepresivos, etc., pero ninguno de ellos nos cura; tan solo reprimen y retienen los trastornos. Ningún fármaco aprovecha el nexo que une a la mujer con su útero a través del subconsciente, y todos tratan la menstruación como una enfermedad del cuerpo separada de la mente.

La dieta actual de alimentos refinados favorece el desequilibrio hormonal a todos los niveles y es el camino para muchos problemas femeninos. La Dra. Northrup recomienda eliminar lácteos, hidratos de carbono refinados, sal, cafeína, alcohol y carne roja, y apostar por los cereales integrales, legumbres, verduras, frutas y ácidos grasos omega 3.

Existe una larga lista de remedios naturales para aliviar los trastornos menstruales; de hecho cada tradición y disciplina terapéutica tiene los suyos. Algunos son: complementos alimenticios (germen de trigo, levadura de cerveza, vitamina B6, magnesio), fitoterapia (infusiones con diversas plantas antiespasmódicas y analgésicas), hidroterapia (baños de asiento calientes y fríos en la zona, baño caliente general con aceites esenciales de efecto calmante), cataplasmas con diferentes ingredientes, calor local, masajes, osteopatía, reflexología, shiatsu, acupuntura, remedios homeopáticos, flores de Bach u otros elixires florales y diferentes posturas de yoga que favorecen la elasticidad del útero.

RECONCILIARSE CON LA MENSTRUACIÓN

A pesar de los remedios apuntados, lo más eficaz a largo plazo es volvernos a reconciliar con la menstruación y respetar sus mensajes. Para ello podemos empezar elaborando un diagrama lunar, que es simplemente un registro diario de nuestro día del ciclo, fase lunar, sueños y estado de ánimo. Cuando lo hayamos hecho varios meses (para poder comparar y observar coincidencias), debemos reflexionar sobre la información que aparece y el tipo de energía asociada a cada momento del ciclo, y después comprometernos a obedecerla y aplicarla.

La mayoría de nosotras debemos empezar de cero con este tratado de paz menstrual, pero las actuales niñas y adolescentes lo tendrán más fácil si las madres/padres conseguimos transmitirles una vivencia positiva de la menstruación.

En el pasado lejano las tradiciones familiares, la explicación sobre la estructura de la sociedad y el papel que debemos desempeñar en ella pasaba de madres a hijos. La madre guiaba la personalidad de sus hijos para ayudarles a desarrollar sus aspectos intelectuales, emocionales, sexuales, creativos y espirituales a través de cuentos, arquetipos y rituales simbólicos. Desafortunadamente, y por diversas circunstancias, hemos delegado este rol en la escuela/sociedad, que ofrece sólo una información anatómica y desenfocada de la sexualidad humana y de la menstruación exenta de cualquier tipo de espiritualidad y sacralidad. Las altísimas cifras de embarazos no deseados y abortos en adolescentes es una muestra evidente de que no existe conocimiento profundo sobre nuestros cuerpos, ni concepto de responsabilidad personal y trascendencia de nuestros actos.

Pero las madres y familias todavía podemos adentrar a nuestras hijas en la sabiduría ancestral y en una mayor conciencia sobre sus cuerpos y sus vidas recuperando los ritos de transición de una etapa a otra. Especialmente importante es el paso de la niñez a la pubertad, porque las experiencias de la primera regla quedan grabadas para siempre en la psique e influyen en cómo las jóvenes experimentarán los periodos en el futuro. Ejemplos de ritos serían: un viaje o excursión a un lugar que simbolice el paso de un punto de maduración a otro, un regalo especial de tránsito, algún objeto realizado por la madre, etc. Las colonas y pioneras norteamericanas tejían una colcha patchwork como un álbum para registrar los acontecimientos familiares: nacimientos, pubertad, bodas, menopausia…, y esta pasaba de generación en generación.

También es verdad que, aunque las familias nos esforcemos en resaltar los aspectos positivos de la menstruación, los referentes femeninos que la sociedad y los medios de comunicación ofrecen a los adolescentes suelen ser pésimos y reflejan sólo las expectativas y percepciones de un tipo determinado de hombres. Una de las próximas revoluciones sociales será difundir arquetipos que reconozcan la verdadera naturaleza femenina, que nos guíen hacia nuestra espiritualidad innata y no solamente hacia una fachada hueca de siliconas, dieta, estética y consumo.

DESAFIANDO AL STATUS QUO

El despertar de la verdadera energía de la menstruación no sólo afecta a nuestra intimidad personal sino que tiene importantes implicaciones sociales e incluso económicas. ¿Es compatible la vivencia de una menstruación positiva, útil y sagrada con el uso masivo de la píldora anticonceptiva u otros preparados hormonales sintéticos? La respuesta es no, porque estos no respetan nuestra naturaleza cíclica y nos roban la valiosa información de nuestro inconsciente.

La píldora no es ni imprescindible, ni la panacea, ni inofensiva. Si bien es cierto que ha ayudado mucho a muchas mujeres, hace creer a nuestro cuerpo que existe un embarazo alterando nuestro sensible sistema endocrino y esto tiene numerosos efectos secundarios físicos que afectan al conjunto del organismo; algunos de estos efectos son de gravedad (problemas cardiovasculares, hipertensión, debilidad del sistema inmunitario, depresión, cánceres, etc.). Y, por supuesto, a nivel psíquico, estos preparados nos han desvinculado totalmente de la sabiduría femenina al impedir la comunicación interna entre nuestras hormonas, útero y ovarios.

Millones de mujeres están conectadas con la industria farmacéutica y no con ellas mismas. Y pagando dinero y salud por ello. ¿Es eso liberación o una nueva forma de esclavitud? Criticar la píldora no significa ser antifeminista, no significa dar un paso atrás, sino ir en contra de una idea incompleta y falsa de las mujeres.

Afortunadamente hay vida más allá de la píldora y existen otros métodos anticonceptivos respetuosos con el ciclo femenino, eficaces y que aumentan el nivel de conocimiento del propio cuerpo. Además, la tecnología también ha llegado a la anticoncepción natural y venden dispositivos con microordenadores que almacenan los datos e indican claramente el estado de fertilidad. Bioself (temperatura basal + método Ogino) y Persona (análisis de dos hormonas en orina) son dos ejemplos.

Y, por supuesto, no podríamos abordar el tema de la menstruación sin hablar de los tampones convencionales, que la sociedad y la industria nos ofrecen como otra salvación para no ver ni estar en contacto con nuestra impura sangre. De la información que ha circulado los últimos años sobre los peligros de los tampones convencionales, el contenido en amianto se desmintió, pero no la presencia de dioxinas y rayón. Y existen numerosas evidencias de que los problemas relacionados con ellos no son ni anecdóticos, ni de poca gravedad ni inevitables.

Ambas sustancias, además de ser muy contaminantes para el planeta, están relacionadas con diferentes enfermedades como endometriosis, esterilidad, deficiencias en el sistema inmunológico, diversos cánceres y el famoso síndrome del shock tóxico. Es verdad que no existe consenso a nivel científico sobre las dioxinas, que el rastro de ellas en los tampones es poco significativo y que estos no se ingieren, pero ¿quién nos asegura su inocuidad cuando la vagina es la zona más porosa y absorbente del cuerpo y una mujer puede llegar a usar más de 10.000 tampones en su vida fértil? Nadie. No existen estudios a largo plazo sobre este tema.

Como en el caso de la anticoncepción hormonal, también existen alternativas verdes a los tampones comunes, pero apenas se difunden y todavía no son de uso mayoritario. Existen tampones ecológicos (de algodón 100% y no blanqueados), las esponjas marinas (Sea Pearls) y la copa menstrual (Moon Cup o Diva Cup), que es de silicona no alergénica y se adapta de forma perfecta a las paredes vaginales. No contiene sustancias absorbentes ni desodorantes ni blanqueadores y no absorbe las defensas naturales ni deja fibras en la pared vaginal. Es reutilizable, dura años y, por tanto, representa lo más económico y ecológico de este mercado femenino. Además, nos obliga a ver el brillo de nuestra sangre menstrual al vaciarla y lavarla. No la esconde.

Como conclusión final expresar que para que toda revolución triunfe primero ha de ser interna. Ya es hora de continuar con la liberación femenina, enmendar lo que corresponda y recuperar lo perdido. La reconciliación de las mujeres con nuestra verdadera naturaleza es imprescindible en los actuales tiempos de cambio, porque Gaia y las mujeres estamos unidas. La sangre menstrual es el mensajero de los grandes ciclos del Universo y la portadora de información emocional, intelectual y espiritual vital para nosotras y nuestra sociedad. Ha llegado la hora de honrarla y no despreciarla. La Diosa ha regresado…

Si te interesa conocer los dones del ciclo menstrual y la sabiduría que reside en los cuerpos femeninos, te espero en Habitarte cíclica | Escuela online para mujeres conscientes.

 

El texto original de esta entrada ha sido escrito por Can-Men para la revista Athanor

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