Sembrar nuestra luna | Una tradición ancestral para honrar nuestra menstruación

Sembrar nuestra luna

En las sociedades ancestrales, era habitual que las mujeres entregaran su sangre lunar a la tierra en señal de ofrenda y reconocimiento de un linaje compartido que nos conectaba con la Gran Diosa. Recuperar este ritual nos reconcilia con el hecho de ser mujeres menstruantes y nos hace recordar el enorme poder de sanación y liberación que posee nuestra sangre menstrual.


Sembrar tu sangre significa ofrecer tu savia a la energía creadora de la Madre Tierra en símbolo de gratitud por el simple hecho de estar viva. Ella está sedienta de sangre de vida. Ya no necesita más sangre de muerte y violencia. Entregar nuestra sangre es una forma de sanar las memorias colectivas de dolor, represión y sufrimiento, especialmente en lo que se refiere a las mujeres, y transformarlas en puro amor, valoración y reconocimiento.

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Además, cuando tu sangre llega a la tierra, ayudas a tu madre, a tu abuela… a todas las mujeres que te precedieron… a despejar las viejas heridas familiares. Sanas tu linaje y también abres un nuevo camino, lleno de amor, respeto y valoración a lo femenino, en las generaciones que vendrán después de ti.

Por eso, la sangre menstrual es un camino directo a las profundidades del corazón de la Madre Tierra. Pero también es un ritual que te ayudará a liberarte a ti misma de lo que ya no te sirve para llenarte de las enormes bendiciones que la Gran Diosa tiene para entregarte.

Nuestra sangre contiene una enorme cantidad de células madre y vitaminas que constituyen nuestra mejor ofrenda a la tierra. Sólo tienes que observar cómo va cambiando el árbol, la flor o la planta a la que haces entrega de tu sangre.  A la vez, la menstruación es una oportunidad para renovar todo nuestro mundo interior y, a través de la ofrenda de nuestra sangre menstrual, estamos liberando las emociones densas, las heridas y los patrones que se han mostrado durante el ciclo que termina y que ya no tienen cabida en nuestra vida. Eso que nosotras dejamos ir, la tierra lo transforma en composta para una nueva vida. Así de mágico es esto.

¿Cómo hacer el ritual de sembrar nuestra sangre menstrual? Hay varios pasos a seguir.

Primer paso. Romper con el tabú sobre nuestra sangre menstrual

El primer paso para volver a retomar este ritual ancestral es dejar atrás las ideas que tenemos sobre la sangre que sale de nuestro cuerpo, para dejar de sentir asco y comenzar a mirarla como la sangre de vida que es.

Es curioso que seamos capaces de ver la enorme cantidad de imágenes de guerra y sangre violenta con la que nos bombardean en el cine o en la televisión, y rechacemos la sangre que sale de nuestro cuerpo.

Introduce en tu vida productos para la higiene menstrual que te ayuden a conectar con tu sangre. Los tampones y las compresas no son la mejor opción porque te impiden recoger la sangre menstrual y, además, contaminan enormemente el planeta… y también tu cuerpo. Utiliza toallitas de tela y copa menstrual. Cuidan el planeta y cuidan nuestro cuerpo. Nos permiten entrar en contacto con nuestra sangre menstrual, su color, su olor, su textura. Esto te dará mucha información sobre tu estado de salud y romperás con el asco hacia nuestro propio cuerpo menstrual que siempre nos han inculcado.  Además, te ayudarán a recoger de modo fácil la sangre para poder después ofrendarla.

Segundo paso. Programar nuestra sangre menstrual

Nuestra sangre ha sido considerada desde tiempos remotos una potente herramienta que todas las mujeres del mundo podemos usar a favor de nuestros propios procesos evolutivos. Para ello, tan sólo necesitamos saber que podemos programar nuestra propia limpieza a través de nuestra menstruación mes a mes.

Nuestro cuerpo está diseñado para que se produzca este proceso de limpieza y purificación, seamos o no conscientes de ello, porque es la sabiduría de la propia naturaleza de la que estamos hechas. Sin embargo, sería realmente precioso habitarnos de nuevo y retomar el enorme poder de sanación que reside en nuestra sangre, porque al hacerlo con consciencia e intención conseguiremos que esta regeneración se realice de un modo más profundo. Para ello, podemos programar nuestra menstruación.

Cuando sientas que tu sangre está ya bajando o el primer día de tu menstruación conecta con aquello en concreto que quieras liberar. Puede que sea un tema en específico o puede que sea algo más general. Aquí será de gran ayuda el registro menstrual que hayas llevado durante el ciclo que termina. Te ofrecerá indicadores de aquello que tu cuerpo te muestra que ya estás preparada para soltar.

Siéntelo dentro de ti y permite que ese sentimiento se expanda. Procura no quedarte atrapada. Hay que verlo con mirada de águila, sobrevolando la situación más allá de tu parte implicada. Dale entonces a tu útero la siguiente indicación: «Con esta menstruación limpio todas las memorias que haya dentro de mí en relación con… (la frase la continúas tú con aquello que quieras limpiar)». Y confía en que así será porque así es. En el Universo todo es intención.

Puedes repetir esta programación durante todos los días que dure el sangrado. Además, puedes acompañar tu limpieza con una danza, un dibujo, un escrito, una oración, un canto o una meditación… En BodyLAB tienes varios recursos que pueden servirte de ayuda. No hay límites para hacer esta parte del ritual. Los límites los ponemos nosotras con nuestra diminuta mente que cree controlarlo todo.

Tercer paso. Sembrar nuestra sangre menstrual

Después de programar tu menstruación para desprenderte de aquello que quieres limpiar en tu cuerpo y en tu vida, te invito a sembrar tu sangre menstrual.

En este ritual no hay reglas preestablecidas (al menos, yo no las tengo) y, además de purificar tu cuerpo, puedes aprovechar para sembrar las semillas de todo lo nuevo que deseas crear en el nuevo ciclo que se inicia.

Tu ritual es propio de ti, así que usa todos los simbolismos que quieras: la foto de una Diosa, flores, incienso, cristales, música, etc. Crea tu propio ritual. Si vives en la ciudad y no tienes jardín, puedes ofrecer tu sangre a tus plantas; sin embargo, si vives en un espacio amplio con jardín o en el campo o cerca de un bosque, ofrece tu sangre ahí, en medio de la naturaleza.

Recuerda que tu intuición es tu mejor aliada y sólo tú sabes lo que quieres liberar y lo que deseas crear en tu vida. Así que no hay reglas que seguir ni un texto que leer. Di lo que creas pertinente a la hora de ofrendar tu sangre. No te olvides de agradecer tener la oportunidad de renacer, la conexión que tu sangre te da con el mundo exterior y, sobre todo, agradece el poder que llevas dentro por el simple hecho de ser mujer. ¡Disfruta de la conexión profunda que este ritual te brinda con la ciclicidad de la Gran Diosa y la Madre Tierra!

Menstruar es la expresión sagrada de nuestra conexión con la Tierra, con la vida. Es un acto de entrega energética de la más alta vibración. Sale del cuerpo para glorificar la vida y sanar. Al ritualizar nuestro sangrado mes a mes honramos nuestro cuerpo como el templo que es y volvemos a recordar cómo podemos vivir una espiritualidad desde lo femenino.

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este artículo se publicó por primera vez el 8 de mayo de 2020

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Para la danza de despedida del 2019, te invito a escuchar esta canción:

Cuando realices la rueda para el 2020 es importante que hagas dos cosas:

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  • Segundo, escribe también las acciones que debes tomar para que esas intenciones se materialicen (energía masculina).

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Los siete ritos sagrados de la Menopausia

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Los siete ritos sagrados de la menopausia

Kristi Meisenbach Boylan define siete ritos de la Menopausia en su profundamente hermoso libro del mismo título. Usa la metáfora de la mística isla de Avalon donde vivían las sacerdotisas de la Diosa en tiempos del Rey Arturo, tal como aparecieron en Las nieblas de Avalon, el libro clásico de Marion Zimmer Bradley. Es en este reino donde Boylan percibe a la mujer menopáusica retirándose para sanarse y descubrir su propia verdad.

Lo que le sucede a la mujer menopáusica no difiere del proceso integrativo chamánico de la «recuperación del alma», en el cual el chamán viaja a otros mundos para recuperar las partes de un alma individual que se han desgajado durante los traumas de la vida. Del mismo modo, la mujer menopáusica al principio de su viaje es obligada desde el interior de su propia psique a «convocar la barca» que la transportará a la Tierra de Su Alma para recuperar todo su ser.

Convocar la barca: el primer rito de la Menopausia

Convocar la barca es el primer rito de la Menopausia, según Boylan. Del mismo modo que las sacerdotisas estaban en las orillas de Glastonbury y convocaban la barca que las llevaría a Avalon, la mujer menopáusica se aparta del mundo exterior y viaja al interior. Este rito de paso se precipita, en primer lugar, por los cambios hormonales en el interior de su cuerpo y, en otro, por las llamadas cada vez más profundas de su propia alma para que alcance un nivel de madurez espiritual que la fundación (la creación) había previsto para sus años de mujer sabia.

El problema que Boylan se apresura a señalar es que la mayoría de las mujeres se han olvidado de que tal dimensión interior aún existe, de manera que cuando se producen los primeros movimientos, hay confusión y resistencia antes de rendirse y confiar. La neblina mental y el insomnio son los síntomas de las mujeres que invocan la barca que las alejará de la realidad ordinaria.

El gusano empieza su viaje hacia el retiro en el que, cuando encuentre el lugar adecuado, construirá su crisálida.

Rasgando las brumas: el segundo rito de la Menopausia

Hay un momento del viaje en que las mujeres se sienten absolutamente perdidas y fuera de control. Cuando «rasgamos las brumas» entramos profundamente en el submundo desde el que no podemos ver ninguna orilla. Se necesita un tremendo coraje para permanecer en esta dimensión y no es sin la compañía de fuertes emociones. Las sacerdotisas de Avalon estaban capacitadas para manipular las brumas a través de sus maravillosos poderes mágicos.

La mujer menopáusica en este estadio siente que está perdiendo su garra. Tiene miedo de perder su juventud, su belleza, su valor como mujer. Tiene miedo del proceso de envejecimiento y de cómo la sociedad la va a juzgar. En este caso, no puede ver su propia belleza y se encuentra en estado de pánico porque no tiene idea alguna de donde está.
Boylan comenta que es en este estadio donde algunas mujeres se atascan y rechazan desplazarse a través de las brumas para completar su rito de paso. Son las mujeres obsesionadas con la juventud cuya visita anual al cirujano plástico le asegura que permanecerán hermosas para siempre.

El gusano se ha envuelto en sí mismo en su estrecha crisálida. No se puede mover. Se está preparando para su morfogénesis.

La gran iniciación de la perimenopausia: el tercer rito de la Menopausia

Una vez estamos envueltas en las brumas de la menopausia, nuestro nivel de ansiedad aumenta. Empezamos experimentando cambios de humor dramáticos y sofocos, agotamiento, pérdida de lívido, sudores nocturnos, adelgazamiento de huesos -nos sentimos como si estuviéramos perdiendo nuestra mente y nos estuviéramos desmoronando- cayendo a pedazos. Es esta inaguantable experiencia de querer saltar fuera de nuestra piel lo que nos impulsa a continuar el viaje y movernos a través de las brumas para ver la otra orilla.

Desarrollar la paciencia es una tarea importante para sostener esta fase: entregarse a la fusión del núcleo, cabalgar las olas de subidas de tensión que suceden en nuestros cuerpos durante los sofocos.

Esta es la etapa de limo verde en la transformación de nuestro gusano en mariposa. Se trata de una masa pegajosa, pero necesaria para ¡ah, la recompensa está delante!

La búsqueda de la santidad: el cuarto rito de la Menopausia

Todavía envueltas en las brumas, ahora empezamos a cuestionarnos nuestras vidas. Nuestro mundo exterior está cambiando -nuestros hijos han crecido y tal vez han marchado-. Nuestros matrimonios pueden estar en problemas. Nuestro trabajo, si estamos centradas en la carrera, puede ser que no nos proporcione tanta satisfacción como antes. Nuestros amigos tal vez no estén nunca más en nuestra longitud de onda. Miramos alrededor y vemos que hay muy poco en nuestras vidas que nos ofrezcan el apoyo y la satisfacción que deseamos.

Empezamos una profunda introspección para identificar los errores de nuestro pasado, aprovechando la pasión que hemos experimentado durante nuestra adolescencia y situando todo bajo el microscopio de nuestro propio control interno -nuestros valores y nuestras metas-, relaciones y hábitos personales. Empezamos a ver nuestros patrones de comportamiento desde la infancia y cómo hemos creado nuestras vidas a partir de ellos.

Este tiempo está marcado por una gran liberación , soltamos un montón de dolor emocional y abrimos la comunicación donde empezamos a expresar lo que hemos mantenido en silencio durante demasiado tiempo. Es la búsqueda primordial de la plenitud lo que nos impulsa en esta etapa. Queremos más de la vida -¿qué es esto?-. Solo sabemos que hemos de dejar morir las viejas formas para que algo nuevo y maravilloso pueda surgir.

Por último, llegamos al lugar del perdón por el cual somos capaces de dejar de lado nuestro pasado y perdonar, no sólo a los que sentimos que nos han herido, sino lo más importante: somos capaces de perdonarnos a nosotras mismas por nuestra propia vulnerabilidad y seguir adelante.

Boylan resume esta etapa diciendo que gran parte de ella, tiene que ver con recordar: recordar nuestro propio ser y eliminar ferozmente los impedimentos que han oscurecido su brillo.

Alas delicadas empiezan a formarse en el cuerpo cambiante dentro de la crisálida.

El baño en aguas sanadoras: el quinto rito de la Menopausia

Las aguas empiezan a aclararse y la mujer menopáusica puede ver en su reflejo el surgimiento de una mujer sabia. En esta coyuntura, la otra orilla empieza a ser visible y sabemos que estamos en un curso estable. Con esta claridad, los patrones que ha identificado en la fase previa son la causa de que vea su vida bajo una luz totalmente diferente. Ahora se convertirá en voz, dejando que la gente a su alrededor sepa que las antiguas costumbres deben terminar. Exige un mayor respeto y valoración de su tiempo personal. También empieza a reconocer sus dones intuitivos y se ve a sí misma como sabia y poderosa.

Siente una conexión más profunda con el Espíritu, donde el resplandor de su propia alma empieza a brillar a través de sí misma e ilumina su camino. En el quinto rito, la mujer menopáusica empieza a abrazarse verdaderamente a sí misma y ver su cuerpo íntegramente, a ver su valía como extraordinaria.

Durante este tiempo, todavía va a estar retirada -alejándose del mundo exterior y de sus relaciones íntimas, especialmente de su familia-, en un esfuerzo por estar más profundamente en comunión con su naturaleza más íntima. Ella reflexiona sobre sus relaciones con el cosmos, su futuro, el futuro del mundo y como puede aportar sus dones cuando sea el momento adecuado. Pero ahora no es el momento, todavía no.

El limo verde ha dado paso a una mariposa totalmente formada, que empieza su tarea de desgarrar su crisálida. Ahora sabe quién es.

Sanando la sangre interna: el sexto rito de la Menopausia

La barca atraca en la Isla de Avalon. La sacerdotisa pisa tierra firme y comienza a sentir su arraigo y fuerza interior. Su último flujo lunar ya se ha producido y se retira a un templo cercano para marcar el paso de 13 meses después del cual la menopausia se ha completado.

Naturalmente, muchas mujeres atestiguarán que estos 13 meses pueden ser bastante turbulentos, con vestigios de ritos anteriores y olas de angustia física y emocional. Sin embargo, el aumento de la claridad y la visión que siguen desarrollándose convierten en un encantamiento a la mujer sabia en formación. Empieza aprender cómo utilizar su energía: cuándo hablar y cuándo permanecer en silencio, cuándo estar activa y cuándo retirarse.

Boylan postula que en este momento la mujer recupera su «niña sabia». Ella compara esta niña sabia con el ánimus de una mujer que se convierte en la base del poder de la vieja. En la psicología jungiana, el ánimus es el aspecto yang de nuestras psiques que está orientado a la acción, que nos impulsa hacia adelante, que tiene un sentido fuerte y saludable de las fronteras, sabe cómo decir «no», y sabe cómo conseguir lo que quiere y necesita. A medida que la sangre sagrada se mantiene dentro, una mujer se carga con propiedades mágicas. Ella ha alcanzado su poder. 

La mariposa se  despoja de su capullo y emerge, preparada para la libertad y lista para tomar el vuelo.

La coronación de la Chamana: el séptimo rito de la Menopausia

Las sacerdotisas se mueven por la tierra y encuentran su lugar entre la gente. La mujer post-menopáusica re-surge con confianza y sabiduría y es coronada metafóricamente como chamana cuando realiza un acto de belleza para el mundo.

¿Cómo se canalizan su nuevo sentido de sí misma y sus dotes creativas en un acto de belleza que eleve y mejore la calidad de vida de los demás? ¿Cómo va a optar por entregar la segunda mitad de su vida al servicio?

Sus pensamientos se vuelven más y más centrados en como ella pretende actuar con la sabiduría que ha adquirido durante su viaje. Está inflamada por el poder y la pasión. Se fundamenta en la tierra. Obtiene su energía de todas las direcciones. Como mujer mayor, ya anciana, se convierte en la anciana de la aldea, la mujer de la sangre sabia. Encarna lo Sagrado Femenino. Proporciona el equilibrio esencial para la sanación del mundo a través de su actitud proactiva y sus caminos de sabiduría.

Conoce el poder de alinearse con otras mujeres mayores afines para convertirse en una fuerza vital en la transformación del mundo.

La mariposa emprende el vuelo. Es libre. Vuela cada vez más alto y se mueve con las corrientes, luego se posa en las flores, poliniza aquí y allá, se mueve con cierta alegría, instalada en la belleza, creadora de belleza. Mariposas por todas partes.

 
El texto original está escrito en inglés y es de Kristi Meisenbach Boylan. La traducción al castellano es de Eulalia Pamies y la realizó para Mujer Cíclica.

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Rosa Mística