La necesidad de una educación menstrual

Las mujeres de las sociedades occidentales no hemos recibido educación menstrual. Y no estoy hablando sólo de las que, a día de hoy, son abuelas o bisabuelas y recuerdan con amargura el día en que empezaron a sangrar y no sabían qué les pasaba. Porque nadie les había explicado nada sobre el ciclo menstrual. También me refiero a las que ahora somos mujeres o madres y que tan sólo hemos recibido instrucciones sobre cómo utilizar compresas menstruales. Pero seguimos sin entender nada de lo que vivimos durante los aproximadamente 35 años que dura la etapa fértil.


La educación menstrual es mucho más que enseñar a colocarse la compresa. Es entender el ciclo menstrual en todas sus dimensiones con el fin de que nos sintamos seguras y empoderadas mientras lo transitamos. Comprenderlo e interiorizar su naturaleza cíclica. Es aprender a escuchar el ritmo menstrual para bailar como queramos en cada momento. 

Concretamente, quiere decir conocer las etapas vitales de las mujeres y sus características: infancia, adolescencia, etapa fértil (en la que se alternan ciclos menstruales y ciclos reproductivos), menopausia y madurez. También significa entender qué ocurre en cada fase del ciclo a nivel del aparato sexual. El pensamiento, las emociones, la intuición, la sexualidad, el cuerpo, la espiritualidad y las relaciones sociales, y aprender a cooperar con el potencial que tenemos en cada una de ellas.

Es imprescindible saber leer en nuestro cuerpo cuándo ovulamos para poder detectar los dos polos: el de máxima apertura (ovulación) y el de máximo recogimiento (menstruación). Al mismo tiempo, necesitamos tener un conocimiento detallado del proceso de ovulación con tal de saber cuándo y cómo nos podemos quedar embarazadas. Y cómo podemos evitar, propiciar y detectar el embarazo.

Finalmente, también quiere decir mostrar las diferentes maneras en que se puede gestionar el sangrado. Empezando por explicar que las mujeres que tenemos la capacidad de controlar la expulsión de la menstruación y decidir dónde hacerlo sin utilizar pañales menstruales ni manchar (lo que se conoce como sangrado libre), y siguiendo por mostrar las diferentes opciones de pañales menstruales que existen: compresas de tela, compresas de un solo uso, copas menstruales y tampones.

El poder de las madres para romper la cadena

La mayoría de las madres sabemos muy poquito sobre estas cuestiones. Así que seguimos legando a nuestras hijas lo que en su momento mamamos de nuestras madres: el silencio, el desprecio y la vergüenza hacia el ciclo menstrual, abocándolas a una absurda y dolorosa lucha en contra de su naturaleza cíclica.

Para romper esta cadena de desinformación e infravaloración del propio potencial hace falta que las mujeres conozcamos nuestro ciclo menstrual. Y aprendamos a cooperar con él. Una vez hayamos digerido e interiorizado estos conocimientos los transmitiremos espontáneamente a nuestras hijas e hijos y a nuestra pareja.

El poder de los padres para valorar y acompañar

Pertenecemos a un momento histórico en el que prevalece la idea de que la menstruación hace que las mujeres tengamos reacciones incontrolables y destructivas. Que dañan a nuestros seres queridos y minan nuestras relaciones de pareja. Y, de hecho, a menudo es así cuando no se entiende el ciclo menstrual ni se sabe cooperar con el potencial que ofrece cada una de sus fases. Sin embargo, una vez se comprende el ciclo, éste se transforma en un gran regalo para la relación de pareja. Y en vez de destruirla la fortalece y la hace crecer.

La tarea de los padres es la de aprender a escuchar las necesidades de su pareja en cada fase del ciclo. Y acompañarlas con amor y respeto. Es aprender a valorar el momento premenstrual en que su compañera pone encima de la mesa todo lo que no funciona en la relación. Y a no tener miedo a la intensidad emocional e intuitiva de las fases premenstrual y menstrual. Su modelo es el legado que dejarán a sus hijos e hijas.

La mejor edad para la educación menstrual

Las niñas y niños de 0-2 años sienten una gran fascinación por mirar qué expulsa el cuerpo de la madre cuando se sienta en el wáter: aún no tienen ningún prejuicio hacia la caca, el pipi, el flujo vaginal o la menstruación. Esta curiosidad libre de manías es un preciado tesoro para poder educar un ámbito de la vida que más adelante quedará vetado por el tabú cultural.

El hecho de que las hijas e hijos vean la regla y el flujo vaginal facilita que la madre pueda hablar del ciclo menstrual in situ, en el momento en que la vivencia despierta su curiosidad, y no desde lo abstracto, de forma desvinculada de la experiencia directa. También permite normalizar el ciclo e integrarlo en la vida de la pequeña o el pequeño. Finalmente, contribuye quizás a algo aún más importante. Que las hijas e hijos cataloguen la sexualidad como un tema del que se puede hablar con sus madres.

Preparar a las niñas para el primer sangrado

Por tanto, la preparación para la primera regla de las hijas empieza en su nacimiento y no a los ocho o diez años, como solemos imaginar. Edad en la que llegaríamos terriblemente tarde. Dicho lo anterior, cuando la niña empieza a experimentar los primeros cambios de la pubertad hay que actualizar estos conocimientos. Hablar de ello a menudo para que pueda vivir con seguridad y confianza su transformación en mujer cíclica.

El día de la primera regla es importante hacer una celebración del inicio del ciclo menstrual. En la que la acompañaremos y le daremos recursos para que se sienta bien en su paso a esta nueva etapa. Puede ser simplemente ir a tomar un chocolate caliente con la madre. O hacer una gran fiesta invitando a todas las mujeres que son importantes para ella. Eso sí, hay que organizarlo con ella para que se sienta cómoda e ilusionada.

Educar a los niños para acompañar el sangrado

Los niños también necesitan educación menstrual para saber acompañar y entenderse con todas las mujeres cíclicas que forman y formarán parte de su vida. Necesitan exactamente lo mismo que las niñas pero, evidentemente, sin la celebración de la primera regla. Si en cada fase del ciclo la madre comparte cómo se siente y cómo necesita ser acompañada, a la vez que el padre (o referentes masculinos) sabe escuchar y acompañar sus necesidades, el niño tendrá unos valiosos recursos para tratar con las mujeres.


Esta píldora se publicó por primera vez en abril de 2016. Parte de un texto original de Anna Salvia, publicado en la revista Niños sanos.

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Educación menstrual

Sembrar nuestra luna | Una tradición ancestral para honrar nuestra menstruación

Sembrar nuestra luna

En las sociedades ancestrales, era habitual que las mujeres entregaran su sangre lunar a la tierra en señal de ofrenda y reconocimiento de un linaje compartido que nos conectaba con la Gran Diosa. Recuperar este ritual nos reconcilia con el hecho de ser mujeres menstruantes y nos hace recordar el enorme poder de sanación y liberación que posee nuestra sangre menstrual.


Sembrar tu sangre significa ofrecer tu savia a la energía creadora de la Madre Tierra en símbolo de gratitud por el simple hecho de estar viva. Ella está sedienta de sangre de vida. Ya no necesita más sangre de muerte y violencia. Entregar nuestra sangre es una forma de sanar las memorias colectivas de dolor, represión y sufrimiento, especialmente en lo que se refiere a las mujeres, y transformarlas en puro amor, valoración y reconocimiento.

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Además, cuando tu sangre llega a la tierra, ayudas a tu madre, a tu abuela… a todas las mujeres que te precedieron… a despejar las viejas heridas familiares. Sanas tu linaje y también abres un nuevo camino, lleno de amor, respeto y valoración a lo femenino, en las generaciones que vendrán después de ti.

Por eso, la sangre menstrual es un camino directo a las profundidades del corazón de la Madre Tierra. Pero también es un ritual que te ayudará a liberarte a ti misma de lo que ya no te sirve para llenarte de las enormes bendiciones que la Gran Diosa tiene para entregarte.

Nuestra sangre contiene una enorme cantidad de células madre y vitaminas que constituyen nuestra mejor ofrenda a la tierra. Sólo tienes que observar cómo va cambiando el árbol, la flor o la planta a la que haces entrega de tu sangre.  A la vez, la menstruación es una oportunidad para renovar todo nuestro mundo interior y, a través de la ofrenda de nuestra sangre menstrual, estamos liberando las emociones densas, las heridas y los patrones que se han mostrado durante el ciclo que termina y que ya no tienen cabida en nuestra vida. Eso que nosotras dejamos ir, la tierra lo transforma en composta para una nueva vida. Así de mágico es esto.

¿Cómo hacer el ritual de sembrar nuestra sangre menstrual? Hay varios pasos a seguir.

Primer paso. Romper con el tabú sobre nuestra sangre menstrual

El primer paso para volver a retomar este ritual ancestral es dejar atrás las ideas que tenemos sobre la sangre que sale de nuestro cuerpo, para dejar de sentir asco y comenzar a mirarla como la sangre de vida que es.

Es curioso que seamos capaces de ver la enorme cantidad de imágenes de guerra y sangre violenta con la que nos bombardean en el cine o en la televisión, y rechacemos la sangre que sale de nuestro cuerpo.

Introduce en tu vida productos para la higiene menstrual que te ayuden a conectar con tu sangre. Los tampones y las compresas no son la mejor opción porque te impiden recoger la sangre menstrual y, además, contaminan enormemente el planeta… y también tu cuerpo. Utiliza toallitas de tela y copa menstrual. Cuidan el planeta y cuidan nuestro cuerpo. Nos permiten entrar en contacto con nuestra sangre menstrual, su color, su olor, su textura. Esto te dará mucha información sobre tu estado de salud y romperás con el asco hacia nuestro propio cuerpo menstrual que siempre nos han inculcado.  Además, te ayudarán a recoger de modo fácil la sangre para poder después ofrendarla.

Segundo paso. Programar nuestra sangre menstrual

Nuestra sangre ha sido considerada desde tiempos remotos una potente herramienta que todas las mujeres del mundo podemos usar a favor de nuestros propios procesos evolutivos. Para ello, tan sólo necesitamos saber que podemos programar nuestra propia limpieza a través de nuestra menstruación mes a mes.

Nuestro cuerpo está diseñado para que se produzca este proceso de limpieza y purificación, seamos o no conscientes de ello, porque es la sabiduría de la propia naturaleza de la que estamos hechas. Sin embargo, sería realmente precioso habitarnos de nuevo y retomar el enorme poder de sanación que reside en nuestra sangre, porque al hacerlo con consciencia e intención conseguiremos que esta regeneración se realice de un modo más profundo. Para ello, podemos programar nuestra menstruación.

Cuando sientas que tu sangre está ya bajando o el primer día de tu menstruación conecta con aquello en concreto que quieras liberar. Puede que sea un tema en específico o puede que sea algo más general. Aquí será de gran ayuda el registro menstrual que hayas llevado durante el ciclo que termina. Te ofrecerá indicadores de aquello que tu cuerpo te muestra que ya estás preparada para soltar.

Siéntelo dentro de ti y permite que ese sentimiento se expanda. Procura no quedarte atrapada. Hay que verlo con mirada de águila, sobrevolando la situación más allá de tu parte implicada. Dale entonces a tu útero la siguiente indicación: «Con esta menstruación limpio todas las memorias que haya dentro de mí en relación con… (la frase la continúas tú con aquello que quieras limpiar)». Y confía en que así será porque así es. En el Universo todo es intención.

Puedes repetir esta programación durante todos los días que dure el sangrado. Además, puedes acompañar tu limpieza con una danza, un dibujo, un escrito, una oración, un canto o una meditación… En BodyLAB tienes varios recursos que pueden servirte de ayuda. No hay límites para hacer esta parte del ritual. Los límites los ponemos nosotras con nuestra diminuta mente que cree controlarlo todo.

Tercer paso. Sembrar nuestra sangre menstrual

Después de programar tu menstruación para desprenderte de aquello que quieres limpiar en tu cuerpo y en tu vida, te invito a sembrar tu sangre menstrual.

En este ritual no hay reglas preestablecidas (al menos, yo no las tengo) y, además de purificar tu cuerpo, puedes aprovechar para sembrar las semillas de todo lo nuevo que deseas crear en el nuevo ciclo que se inicia.

Tu ritual es propio de ti, así que usa todos los simbolismos que quieras: la foto de una Diosa, flores, incienso, cristales, música, etc. Crea tu propio ritual. Si vives en la ciudad y no tienes jardín, puedes ofrecer tu sangre a tus plantas; sin embargo, si vives en un espacio amplio con jardín o en el campo o cerca de un bosque, ofrece tu sangre ahí, en medio de la naturaleza.

Recuerda que tu intuición es tu mejor aliada y sólo tú sabes lo que quieres liberar y lo que deseas crear en tu vida. Así que no hay reglas que seguir ni un texto que leer. Di lo que creas pertinente a la hora de ofrendar tu sangre. No te olvides de agradecer tener la oportunidad de renacer, la conexión que tu sangre te da con el mundo exterior y, sobre todo, agradece el poder que llevas dentro por el simple hecho de ser mujer. ¡Disfruta de la conexión profunda que este ritual te brinda con la ciclicidad de la Gran Diosa y la Madre Tierra!

Menstruar es la expresión sagrada de nuestra conexión con la Tierra, con la vida. Es un acto de entrega energética de la más alta vibración. Sale del cuerpo para glorificar la vida y sanar. Al ritualizar nuestro sangrado mes a mes honramos nuestro cuerpo como el templo que es y volvemos a recordar cómo podemos vivir una espiritualidad desde lo femenino.

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este artículo se publicó por primera vez el 8 de mayo de 2020

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Hierbas y plantas para tu ciclo menstrual | La medicina de la naturaleza (II)

La naturaleza nos proporciona hierbas y plantas medicinales que nos ayudan a calmar y regular nuestro ciclo menstrual. Estas recetas eran conocidas desde antiguo y se transmitían de madres a hijas. En este artículo hablamos de las cuatro más eficaces.


La irregularidad en el ciclo menstrual o el dolor durante el sangrado no es algo que deba ser normalizado, porque es un síntoma que nos envía nuestro cuerpo para advertirnos de que algo no va como debería ir.

Puede ser normal que cada mes el sangrado se adelante o se atrase 2 ó 3 días, e incluso es normal también sentir un poco de molestias las primeras horas. Lo que no es normal es la ausencia prolongada (amenorrea), el sangrado excesivamente abundante (dismorrea) o que tu vida se paralice el primer o el segundo día por el dolor. Si es tu caso, es importante que visites a un especialista (si es posible, en medicina tradicional china).

La alimentación, los niveles de estrés, un shock emocional –producido, por ejemplo, por una ruptura amorosa– o el autocuidado que te hayas dedicado a lo largo del ciclo, son factores que debes tener en cuenta porque pueden producir inflamación, alteraciones en tu ciclo hormonal o irritación emocional.

Con todo, la naturaleza (tan sabia ella) nos ha proporcionado desde antiguo remedios en diferentes formatos que nos ayudan a aliviar los síntomas sin necesidad de recurrir a a fármacos analgésicos y antiinflamatorios, de los que cada vez se conocen más riesgos para la salud por un uso prolongado.

En el artículo de esta semana hablamos de algunas plantas medicinales que te ayudarán a regular el ciclo y prevenir los síntomas más habituales como el dolor lumbar o de viente, las cefaleas, los cólicos y la diarreas.

1. artemisa

La Artemisa (Artemisia vulgaris), que contiene aceite esencial y flavonoides, es una de las más eficaces.

Incide a nivel hormonal, comportándose como estrogénica, astringente y ligeramente antiinflamatoria. Los herbolarios la incluyen en fórmulas para disminuir el dolor y normalizar el periodo.

Sin embargo, yo la tomo en infusión, mezclándola con salvia (tiene un sabor muy fuerte y es mejor no endulzarlas, para que no pierdan sus propiedades). Te recomiendo tomar dos tazas al día, diez días antes del periodo.

La Artemisa la puedes encontrar también en forma de tintura, de la que puedes tomar 20 gotas al día, con agua o zumo de manzana.

2. salvia

La Salvia (Salvia officinalis) es estrogénica, antiespasmódica y sedante. Te puede ayudar con diversos síntomas, como dolor lumbar, debilidad, mareos, dolor de cabeza o vómitos.

Usa las hojas y las sumidades floridas para preparar una infusión simple o mixta, tres tazas al día. También puedes preparar un termo de un litro e ir tomándola a lo largo del día en sorbitos pequeños. En extracto líquido, puedes tomar hasta 30 gotas diarias en tres veces. También la encuentras en cápsulas.

Solo debes evitarla en la lactancia.

3. sauce blanco

Para calmar el dolor, sin dañar el estómago, pocas superan en eficacia al sauce blanco (Salix alba). Contiene ácido salicílico y promueve un notable efecto analgésico, antitérmico y antiinflamatorio.

Usa la corteza en decocción, mejor con otras hierbas de sabor más agradable, tres vasos diarios. En tintura o extracto líquido, puedes tomar hasta 30 gotas en tres dosis diarias.

4. cúrcuma

La Cúrcuma está considerada el Ibuprofeno natural. Tiene propiedades antiinflamatorias, analgésica y antobiótica. También es antioxidante y mejora la digestión y ye ayudará con los cólicos menstruales.

La mejor opción (¡al menos la que a mi más me gusta!) es el Curcuma Latte o Leche dorada, especialmente en las estaciones frías, porque ayuda a calentar el cuerpo.

¡Espero que esta información te ayude mucho!

Artículo publicado originalmente el 27 de noviembre de 2019.

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