Conversaciones con… Marta Heredia | El dolor menstrual

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Conversaciones con Marta Heredia

Ayer tuvimos nuestro segundo directo en Instagram dentro de la serie Sabiduría femenina para la vida cotidiana. En esta ocasión, contamos con la experiencia de Marta Heredia, con la que estuvimos charlando sobre dolor menstrual, cuáles son sus causa y qué podemos hacer para reducirlo.

Marta es terapeuta de fertilidad natural y salud femenina, diplomada en Medicina China, Osteopatía y Psiconeuroinmunología, y nos ofreció tres valiosos consejos que podemos poner en práctica si padecemos de dolor menstrual:

  1. Revisar nuestro estilo de vida y nuestra alimentación
  2. Re-conectar con la ciclicidad de nuestro cuerpo y aprender a escucharlo.
  3. Movernos para desbloquear la energía estancada y fortalecer nuestro músculos pélvicos.

¡Te lo contamos todo en el vídeo! Ya sabes… ponte cómoda y dedícate una horita para volver a conectar con los saberes femeninos.

 

Conversaciones con Marta Heredia

Rosa Mística

La danza entre el ciclo menstrual y la luna: descubrir nuestra propia sintonía

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Ciclo menstrual y La luna

Todavía recuerdo el día que descubrí un diagrama lunar por primera vez hace unos ocho años de la mano del libro Luna roja, de Miranda Gray, en el que me invitaba a poner atención en cómo me sentía a lo largo de todo mi ciclo menstrual y, al mismo tiempo, a mirar al cielo y darme cuenta del resplandor creciente y decreciente de la luna.

En aquel momento sufría de reglas tremendamente dolorosas y, al vivir en el centro de una ciudad grande, apenas me fijaba en la luna ni pensaba que podría tener una influencia sobre mi ciclo hormonal o estados de ánimo. Aunque con mucho escepticismo, su manera amorosa de explicar el sentido de un diagrama lunar me alentó a empezar un diario íntimo. Y así empezó uno de los viajes más profundos y transformadores que he hecho como mujer.

Ahora somos muchísimas mujeres alrededor del mundo que conocemos los hermosos frutos de esta observación diaria y mensual. En vez de juzgar o luchar contra las subidas y bajadas de energía que vivimos con cada ciclo menstrual, reconocemos y entendemos las diferentes cualidades de sus fases hormonales: la etapa pre-ovulatoria con su aspecto dinámico de la Doncella, los días en torno a la ovulación con la manifestación radiante de la Madre, la fase pre-menstrual con la potencia de la Chamana, y la experiencia de la menstruación con el retiro de la Anciana.

A la vez, ha crecido en muchas partes nuestra percepción y conexión con la luna, recuperando la relación ancestral entra la mujer y los ciclos lunares, con esa increíble similitud entre los 29,5 días que dura un ciclo lunar y el promedio del ciclo menstrual femenino. Incluso la propia palabra «menstruación» refleja esa conexión, con su raíz indoeuropea «me-» relacionado con «luna» y «mes» (en inglés moon y month), y también con «medir».

Desde la antigüedad, el ciclo lunar nos ofrece una vía de conexión potente con las fuerzas de lo cíclico: la luna creciente asociada a la energía de iniciar y fortalecer, la luna llena como momento de máxima expansión y exteriorización, la luna menguante con un tiempo de mayor interiorización y de soltar y, finalmente, la luna negra que invita a la receptividad, la depuración y la visión interna.

 

Con esta doble consciencia de las fases de nuestro ciclo menstrual y de las fases de la luna, surge a menudo esta pregunta: ¿cómo puedo fluir entre estos dos ciclos? En especial, hay cierta inquietud entre algunas mujeres porque sienten que su ciclo menstrual «no está en sintonía» con la luna; dudas sobre si enfocar la atención en el ciclo hormonal o en el lunar, y deseo de entender el significado de tener la regla en una determinada fase del ciclo lunar u otra…

En esta búsqueda y exploración personal y colectiva, comparto aquí algunas reflexiones para seguir creciendo y recuperando juntas nuestra sabiduría femenina.

Soltemos la idea de un ciclo correcto  

Un primer paso es salir de ideas fijas o externas de lo que es «normal» en relación con nuestro cuerpo y sus ciclos. Por ejemplo, la estadística de que la duración media del ciclo menstrual es de 28 días ha hecho que muchas mujeres sientan que es «anormal» tener un ciclo menstrual más largo o más corto. Pero, en realidad, un ciclo saludable puede oscilar perfectamente entre 22 y 40 días y refleja el propio patrón de cada una.

Otra de las ideas que está alimentando la sensación de «anomalía» es  el apriorismo de que para estar en verdadera sintonía con la luna, una tendría que ovular con la luna llena y menstruar en luna negra.

Alrededor del mundo, las mujeres menstruamos y ovulamos en todas las fases de la luna, y la gracia reside en descubrir lo que significa esto para cada una, desde nuestra experiencia interna y subjetiva. Para profundizar en este camino, te invito a:

¡Observar, sentir y registrar… amorosamente!

Cuando dirigimos nuestra mirada hacia dentro y escuchamos cada vez más atentamente lo que sentimos, lo que quiere y necesita nuestro cuerpo, lo que fluye fácilmente en un momento dado y lo que no… empezamos a reconocer íntimamente esa ola cíclica que nos atraviesa, tanto en relación a la danza de nuestras hormonas, como en relación al flujo y reflujo del ciclo lunar.

Hay muchas maneras de recoger estas observaciones. Una de ellas es a través de un diario o diagrama lunar, plasmando con palabras, colores o símbolos las sensaciones y experiencias que vivimos cada día, y así percibir cada vez mejor las características de nuestro propio calidoscopio interno.

Puede ser que en algún momento, lo que notemos u observemos con más fuerza sean as fases de nuestro ciclo menstrual, en cambio en otros, se nos presenta con mayor intensidad la influencia de la luna.

A lo largo de muchos ciclos, esta escucha atenta y amorosa nos permite hacer nuestra propia «destilación mágica» y, poco a poco, afinar en las respuestas a este tipo de preguntas:

  • ¿Cómo es para mí tener la regla con luna creciente?
  • ¿Cómo noto la fase pre-ovulatoria cuando hay luna menguante?
  • ¿Qué se mueve en mí cuando estoy en fase pre-menstrual con la luna llena?
  • ¿Qué siento cuando ovulo en luna negra?
  • ¿Cómo vivo la danza entre estos dos ciclos en mí…?

Para cada una, incluso con cada ciclo, será diferente.

Además de la influencia de los estrógenos, la progesterona y la luna, podemos añadir el influjo de las estaciones y el tiempo, según donde viva cada una. Por ejemplo: ¿qué diferencia hay entre la experiencia de ovular en pleno calor de verano, en los trópicos, a diez grados bajo cero o en la Antártida? ¿O cómo vivimos esta danza cuando somos madres… cuando vivimos solas… cuando estamos en pareja… cuando empezamos el camino hacia la menopausia… en nuestro trabajo?

Embriágate de la luna

Sin duda nuestras ancestras  vivían con una conexión colectiva y aguda del ciclo lunar, mucho más en contacto directo con los ciclos de la naturaleza y sin la contaminación de la luz artificial. Pero aunque estemos en una ciudad, o pasemos muchas horas en sitios interiores,  la luna nos sigue llamando… ¡De repente la vemos y nos magnetiza! Con esta llamada, deja que te siga tocando, cada vez más, en su viaje por el cielo… Búscala, siéntela, háblale, contémplala… ¡Cada vez que os encontréis, embriágate de sus mensajes!

Cuando aparece en forma de un arco fino con el atardecer, un nuevo ciclo lunar… ¿Qué te sugiere? ¿Qué energía notas en ti? Cuando sale redonda y rebosante en el horizonte y sube hasta el cenit a medianoche… ¿Qué te apetece hacer? ¿Qué efecto tiene su luz en ti? Báñate de sus rayos… Siente tu piel alumbrada… Aúlla… Carga tus piedras preciosas… Bebe una copa de agua… Comparte el momento… ¿Dónde estás en tu ciclo?

Si estás despierta en la madrugada y ves la luna menguante… ¿Qué te transmite? ¿Quieres soltar algo con ella? ¿Mecerte en su cuna?

Y cuando sales afuera por la noche y no hay luna, solo estrellas o nubes… ¿Qué te pide tu cuerpo en esta oscuridad? ¿En qué fase de tu ciclo estás? ¿Sientes la marea moviendo tus aguas internas?… ¿Tu inconsciente?

A través de esta conexión directa con la luna, con todos nuestros sentidos, podemos descubrir cada vez más si nos influye y cómo, sobre nuestros ciclos de sueño, nuestro apetito, nuestra creatividad, energía, sexualidad… Y también sobre las personas que nos rodean: amigas, hij@s, pareja… Y cuando hayamos pasado por nuestra última menstruación o menopausia, nos seguirá acompañando en el recuerdo de lo cíclico, desde otro lugar por dentro.

Descubre tu propia sintonía

Desde esta escucha,  unas veces profunda, sutil en otras, del giro de la luna, la oleada de nuestras hormonas y la danza entre ambas, surge nuestra propia sintonía, siempre cambiante, siempre única… No hay una sola sincronía con la Abuela. Estás sincronizada con ella cuando sabes en qué fase estás tú y en qué fase ella. Esa relación te habla, te enseña sobre ti, sobre lo que pasa en tu vida.

En el tiempo tendrás unas lunas con la Abuela Llena y otras con la Abuela Negra, es lo normal porque vamos moviéndonos. La sincronía reside en estar conectada, en leer tus retrasos o adelantos con respecto a los otros períodos. Es precisamente ese tránsito por las distintas lunas lo que te hace ir a tu centro, recibir y honrar tus energías y las de la Abuela. ¡Eso es estar sincronizada!


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El texto original de este post es de Sophia Style, una gran maestra. Las imágenes están tomadas de Internet y desconocemos su autoría.

Ciclo menstrual y La luna

Rosa Mística

El redescubrimiento de la menstruación y sus dones

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Menstruación

Las mujeres occidentales del siglo XXI somos modernas, independientes, tenemos estudios y hemos conquistado el mundo exterior, pero nos hemos desconectado del mundo interior: de nuestros cuerpos, nuestra esencia y de la Tierra. El avance de la mujer de las últimas décadas ha sido meramente intelectual, con la invasión femenina del espacio tradicionalmente masculino. Pero por el camino hemos dejado la compresión intuitiva y espiritual de nuestra naturaleza.

Hemos cedido a la sociedad dominante y a la medicina toda nuestra naturaleza y nuestros cuerpos: menstruación (píldora y otros fármacos), parto (excesivo intervencionismo y cesáreas), alimentación y cuidado de nuestros hijos (biberón, guardería desde los 0 meses, crianza sin vínculo) y menopausia (terapia hormonal). De hecho, ser mujer se ha convertido en una enfermedad muy rentable para los laboratorios que quieren tratar todos los procesos naturales femeninos con medicamentos.

REIVINDICANDO LA MENSTRUACIÓN

Nuestra sociedad sólo subraya lo patológico de la menstruación: dolor, debilidad, estorbo, etc. Y, por tanto, lo que pretende es ocultar o manipular el estigma de sangrar. Aparte de la violencia y el miedo, nada ha sido tan eficaz para relegar a las mujeres a un lugar secundario como la degradación del ciclo menstrual. Y el tabú asociado al ciclo menstrual sigue hoy más vigente que nunca; por eso ahora nos ofrecen píldoras para exterminarlo. Total, ¿para qué sirve? ¿No es sólo un sangrado intrascendente e inconveniente? No, no lo es.

La gran verdad oculta es que la menstruación es muchísimo más que una manifestación física: es una fuente de creatividad, intuición, espiritualidad y conocimiento interior. Es, por tanto, una fuente de poder femenino. Nuestra guía interior nos llega primero a través de nuestros sentimientos y la sabiduría de nuestro cuerpo; no a través de la compresión intelectual. Y la sangre es precisamente lo que liga a las mujeres a la Naturaleza y lo que nos recuerda nuestra propia condición humana y divina. En la Antigüedad, a través de este estado alterado de conciencia de la menstruación, las chamanas, curanderas y sacerdotisas aportaron a su comunidad su claridad y conexión con el mundo espiritual.

La regla es un prodigio biológico muy beneficioso para el cuerpo femenino. Dos importantes e influyentes estudiosas del tema son la famosa ginecóloga holística Dra. Christiane Northrup, autora del libro Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer y Miranda Gray, autora de Luna roja: los dones del ciclo menstrual. A nivel físico, la ciencia está descubriendo que los efectos son más y mejores de lo que se creía. Por ejemplo, actúa como un sistema de autolimpieza mensual, protegiendo el aparato genital femenino, reforzando las defensas del organismo gracias a los estrógenos naturales, etc.

A nivel psicológico, la menstruación tiene un importante papel en la forma en que procesamos información, en la creatividad y en la conexión con nuestro inconsciente. Está muy documentada la estrecha relación entre el psiquismo de la mujer y el funcionamiento de los ovarios a través de las hormonas.

LAS FASES MENSTRUALES

Podemos hablar de dos grandes fases menstruales:

La fase folicular tiene lugar en el momento de la ovulación. Representa la creatividad en su estado máximo, una energía extrovertida y social. Las mujeres en esta fase somos fértiles en todos los sentidos y es una muy buena época para iniciar nuevos proyectos. Además, el aumento del nivel de estrógeno que conlleva la ovulación se ha relacionado con un aumento de la actividad del hemisferio cerebral izquierdo (fluidez verbal, pensamiento lógico) y una disminución en el derecho.

En muchas mujeres el deseo sexual está en su apogeo a mitad del ciclo y nuestro cuerpo secreta en el aire hormonas que se asocian al atractivo sexual. Nuestra sociedad de la acción acepta y aplaude esta fase y estas actitudes de la mujer.

Por el contrario, no se muestra tan condescendiente ni comprensiva con la fase lútea, desde después de la ovulación hasta el comienzo de la menstruación, que representa un periodo de evaluación y reflexión que invita a reducir el ritmo, descansar y alejarnos de nuestros quehaceres diarios, algo socialmente mal visto.

En esta fase es cuando las mujeres están más sintonizadas con su saber interior, con lo que no funciona en su vida y con la capacidad de transformarlo. Los sueños son más frecuentes y más gráficos durante las fases premenstrual y menstrual porque hay más acceso al inconsciente. Y hay evidencias científicas de que antes de la menstruación se activa más el hemisferio cerebral derecho, el relacionado con la intuición, y disminuye la actividad del izquierdo.

La mente y el cuerpo se ralentizan de algún modo y replegamos la energía hacia dentro por efecto de varias hormonas, sobre todo la progesterona, que prepara el útero por dentro para recibir el óvulo fecundado. Nuestra sociedad juzga malas e improductivas la energía, emociones e introversión premenstruales porque es incoherente con el ritmo frenético imperante (que favorece el no pensar y el vivir sin consciencia, arrastrados por la masa). En cambio, en muchas culturas antiguas se respetaba muchísimo la capacidad para profetizar y comunicarse con los espíritus en esta fase. Por ejemplo, en la asamblea lunar de los indios americanos las mujeres que menstruaban se reunían para soñar juntas y salían inspiradas e inspiradoras para los demás.

Este es, a grandes rasgos, el potencial que nos ofrece la menstruación si estamos atentas a escucharla y respetarla, pero realmente podríamos ampliar estas fases a cuatro y concretar más el tipo de energía asociada añadiendo a una vieja compañera del ciclo menstrual: la Luna.

En la Antigüedad los primeros conceptos de medida y tiempo hacen referencia al ciclo lunar y su paralelismo con el menstrual. «Menarquia» proviene del griego y significa «primera luna» y en latín se utiliza la misma palabra (mensis) para los términos «mes» y «luna», y de ahí deriva «menstruación».

Muchas culturas medían el tiempo en noches y meses lunares. Incluso hoy en día la Semana Santa cristiana se celebra tras la primera Luna llena después del Equinoccio de Primavera, y otras fiestas islámicas o judías también dependen de la Luna llena. Nuestro ciclo biológico y psíquico también va paralelo a las fases de la Luna y este vínculo está documentado científicamente en numerosos estudios. Los índices más elevados de concepción y de ovulación se producen durante la Luna llena o el día anterior, y disminuyen durante la Luna nueva, que es cuando a muchas mujeres les viene la menstruación.

Por otro lado, la luz también tiene su relación con el ciclo menstrual. Vivir bajo luz artificial gran parte del tiempo puede afectar a la regularidad del ciclo y llevar a sufrir síndrome premenstrual (SPM). En muchas mujeres el SPM empeora en Otoño, cuando los días se acortan. De hecho, muchos síntomas del SPM son los mismos que los del trastorno afectivo estacional (TAE) y esta relación entre SPM y TAE es un ejemplo de cómo la sabiduría femenina está conectada también con las estaciones.

Combinando ahora la Luna y las estaciones con las energías del ciclo menstrual anteriormente descritas tenemos cuatro arquetipos femeninos presentes en las leyendas, mitología y cuentos populares: la Doncella (Luna creciente, Primavera, preovulación, dinamismo), la Madre (Luna llena, Verano, ovulación, amor), la Chamana (Luna menguante, Otoño, premenstruación, creatividad) y la Anciana sabia (Luna nueva, Invierno, menstruación, sabiduría). Miranda Gray y otras autoras detallan en sus libros el significado de estos arquetipos.

CÓMO ALIVIAR LOS TRASTORNOS MENSTRUALES

La información menstrual es reflexiva e intuitiva y nos la transmiten los sueños, las emociones y los anhelos. Cuando bloqueamos continuamente esta información, ésta vuelve en forma de síndrome premenstrual (SPM). Que más del 60% de las mujeres sufran SPM es una consecuencia de no respetar nuestro cuerpo y su necesidad de subir y bajar como las mareas. El SPM es el precio de intentar domesticar y esconder nuestras necesidades e ir contra natura.

La medicina actual nos ofrece un arsenal de productos para el SPM: anticonceptivos hormonales, analgésicos, antidepresivos, etc., pero ninguno de ellos nos cura; tan solo reprimen y retienen los trastornos. Ningún fármaco aprovecha el nexo que une a la mujer con su útero a través del subconsciente, y todos tratan la menstruación como una enfermedad del cuerpo separada de la mente.

La dieta actual de alimentos refinados favorece el desequilibrio hormonal a todos los niveles y es el camino para muchos problemas femeninos. La Dra. Northrup recomienda eliminar lácteos, hidratos de carbono refinados, sal, cafeína, alcohol y carne roja, y apostar por los cereales integrales, legumbres, verduras, frutas y ácidos grasos omega 3.

Existe una larga lista de remedios naturales para aliviar los trastornos menstruales; de hecho cada tradición y disciplina terapéutica tiene los suyos. Algunos son: complementos alimenticios (germen de trigo, levadura de cerveza, vitamina B6, magnesio), fitoterapia (infusiones con diversas plantas antiespasmódicas y analgésicas), hidroterapia (baños de asiento calientes y fríos en la zona, baño caliente general con aceites esenciales de efecto calmante), cataplasmas con diferentes ingredientes, calor local, masajes, osteopatía, reflexología, shiatsu, acupuntura, remedios homeopáticos, flores de Bach u otros elixires florales y diferentes posturas de yoga que favorecen la elasticidad del útero.

RECONCILIARSE CON LA MENSTRUACIÓN

A pesar de los remedios apuntados, lo más eficaz a largo plazo es volvernos a reconciliar con la menstruación y respetar sus mensajes. Para ello podemos empezar elaborando un diagrama lunar, que es simplemente un registro diario de nuestro día del ciclo, fase lunar, sueños y estado de ánimo. Cuando lo hayamos hecho varios meses (para poder comparar y observar coincidencias), debemos reflexionar sobre la información que aparece y el tipo de energía asociada a cada momento del ciclo, y después comprometernos a obedecerla y aplicarla.

La mayoría de nosotras debemos empezar de cero con este tratado de paz menstrual, pero las actuales niñas y adolescentes lo tendrán más fácil si las madres/padres conseguimos transmitirles una vivencia positiva de la menstruación.

En el pasado lejano las tradiciones familiares, la explicación sobre la estructura de la sociedad y el papel que debemos desempeñar en ella pasaba de madres a hijos. La madre guiaba la personalidad de sus hijos para ayudarles a desarrollar sus aspectos intelectuales, emocionales, sexuales, creativos y espirituales a través de cuentos, arquetipos y rituales simbólicos. Desafortunadamente, y por diversas circunstancias, hemos delegado este rol en la escuela/sociedad, que ofrece sólo una información anatómica y desenfocada de la sexualidad humana y de la menstruación exenta de cualquier tipo de espiritualidad y sacralidad. Las altísimas cifras de embarazos no deseados y abortos en adolescentes es una muestra evidente de que no existe conocimiento profundo sobre nuestros cuerpos, ni concepto de responsabilidad personal y trascendencia de nuestros actos.

Pero las madres y familias todavía podemos adentrar a nuestras hijas en la sabiduría ancestral y en una mayor conciencia sobre sus cuerpos y sus vidas recuperando los ritos de transición de una etapa a otra. Especialmente importante es el paso de la niñez a la pubertad, porque las experiencias de la primera regla quedan grabadas para siempre en la psique e influyen en cómo las jóvenes experimentarán los periodos en el futuro. Ejemplos de ritos serían: un viaje o excursión a un lugar que simbolice el paso de un punto de maduración a otro, un regalo especial de tránsito, algún objeto realizado por la madre, etc. Las colonas y pioneras norteamericanas tejían una colcha patchwork como un álbum para registrar los acontecimientos familiares: nacimientos, pubertad, bodas, menopausia…, y esta pasaba de generación en generación.

También es verdad que, aunque las familias nos esforcemos en resaltar los aspectos positivos de la menstruación, los referentes femeninos que la sociedad y los medios de comunicación ofrecen a los adolescentes suelen ser pésimos y reflejan sólo las expectativas y percepciones de un tipo determinado de hombres. Una de las próximas revoluciones sociales será difundir arquetipos que reconozcan la verdadera naturaleza femenina, que nos guíen hacia nuestra espiritualidad innata y no solamente hacia una fachada hueca de siliconas, dieta, estética y consumo.

DESAFIANDO AL STATUS QUO

El despertar de la verdadera energía de la menstruación no sólo afecta a nuestra intimidad personal sino que tiene importantes implicaciones sociales e incluso económicas. ¿Es compatible la vivencia de una menstruación positiva, útil y sagrada con el uso masivo de la píldora anticonceptiva u otros preparados hormonales sintéticos? La respuesta es no, porque estos no respetan nuestra naturaleza cíclica y nos roban la valiosa información de nuestro inconsciente.

La píldora no es ni imprescindible, ni la panacea, ni inofensiva. Si bien es cierto que ha ayudado mucho a muchas mujeres, hace creer a nuestro cuerpo que existe un embarazo alterando nuestro sensible sistema endocrino y esto tiene numerosos efectos secundarios físicos que afectan al conjunto del organismo; algunos de estos efectos son de gravedad (problemas cardiovasculares, hipertensión, debilidad del sistema inmunitario, depresión, cánceres, etc.). Y, por supuesto, a nivel psíquico, estos preparados nos han desvinculado totalmente de la sabiduría femenina al impedir la comunicación interna entre nuestras hormonas, útero y ovarios.

Millones de mujeres están conectadas con la industria farmacéutica y no con ellas mismas. Y pagando dinero y salud por ello. ¿Es eso liberación o una nueva forma de esclavitud? Criticar la píldora no significa ser antifeminista, no significa dar un paso atrás, sino ir en contra de una idea incompleta y falsa de las mujeres.

Afortunadamente hay vida más allá de la píldora y existen otros métodos anticonceptivos respetuosos con el ciclo femenino, eficaces y que aumentan el nivel de conocimiento del propio cuerpo. Además, la tecnología también ha llegado a la anticoncepción natural y venden dispositivos con microordenadores que almacenan los datos e indican claramente el estado de fertilidad. Bioself (temperatura basal + método Ogino) y Persona (análisis de dos hormonas en orina) son dos ejemplos.

Y, por supuesto, no podríamos abordar el tema de la menstruación sin hablar de los tampones convencionales, que la sociedad y la industria nos ofrecen como otra salvación para no ver ni estar en contacto con nuestra impura sangre. De la información que ha circulado los últimos años sobre los peligros de los tampones convencionales, el contenido en amianto se desmintió, pero no la presencia de dioxinas y rayón. Y existen numerosas evidencias de que los problemas relacionados con ellos no son ni anecdóticos, ni de poca gravedad ni inevitables.

Ambas sustancias, además de ser muy contaminantes para el planeta, están relacionadas con diferentes enfermedades como endometriosis, esterilidad, deficiencias en el sistema inmunológico, diversos cánceres y el famoso síndrome del shock tóxico. Es verdad que no existe consenso a nivel científico sobre las dioxinas, que el rastro de ellas en los tampones es poco significativo y que estos no se ingieren, pero ¿quién nos asegura su inocuidad cuando la vagina es la zona más porosa y absorbente del cuerpo y una mujer puede llegar a usar más de 10.000 tampones en su vida fértil? Nadie. No existen estudios a largo plazo sobre este tema.

Como en el caso de la anticoncepción hormonal, también existen alternativas verdes a los tampones comunes, pero apenas se difunden y todavía no son de uso mayoritario. Existen tampones ecológicos (de algodón 100% y no blanqueados), las esponjas marinas (Sea Pearls) y la copa menstrual (Moon Cup o Diva Cup), que es de silicona no alergénica y se adapta de forma perfecta a las paredes vaginales. No contiene sustancias absorbentes ni desodorantes ni blanqueadores y no absorbe las defensas naturales ni deja fibras en la pared vaginal. Es reutilizable, dura años y, por tanto, representa lo más económico y ecológico de este mercado femenino. Además, nos obliga a ver el brillo de nuestra sangre menstrual al vaciarla y lavarla. No la esconde.

Como conclusión final expresar que para que toda revolución triunfe primero ha de ser interna. Ya es hora de continuar con la liberación femenina, enmendar lo que corresponda y recuperar lo perdido. La reconciliación de las mujeres con nuestra verdadera naturaleza es imprescindible en los actuales tiempos de cambio, porque Gaia y las mujeres estamos unidas. La sangre menstrual es el mensajero de los grandes ciclos del Universo y la portadora de información emocional, intelectual y espiritual vital para nosotras y nuestra sociedad. Ha llegado la hora de honrarla y no despreciarla. La Diosa ha regresado…

Si te interesa conocer los dones del ciclo menstrual y la sabiduría que reside en los cuerpos femeninos, te espero en Habitarte cíclica | Escuela online para mujeres conscientes.

 

El texto original de esta entrada ha sido escrito por Can-Men para la revista Athanor

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