Los cinco ritos tibetanos | Fuente de salud y vitalidad

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El ser humano está formado por diferentes cuerpos. Por encima de nuestro cuerpo físico, material, hay una energía vital que los hindúes llaman prana y la Medicina Tradicional China, Qi. Esta energía vital circula por todo el cuerpo a través de unos canales: nadis para los hindúes, meridianos para los chinos. Nuestro cuerpo físico estará mejor o peor en función de la energía que por él circule. Los chakras son los centros energéticos en donde se concentra esta energía. Para que nuestro cuerpo esté saludable y de aspecto juvenil precisa que estos chakras estén equilibrados y que la energía que a través de ellos circule sea la correcta. Mejorar nuestra energía permite que nuestro cuerpo esté mejor, y esto se consigue de diferentes maneras. Una de ellas es a través del movimiento consciente.

Los monjes tibetanos tienen un sistema propio para equilibrar los chakras de modo que podamos conservar la salud. En Occidente estos ritos se conocen con el nombre de los cinco ritos tibetanos de la eterna juventud. Quizás esta afirmación sea un poco exagerada, pero lo cierto es que se trata de una serie de ejercicios muy sencillos para equilibrar el cuerpo, la mente y el espíritu que, realizándolos de forma habitual, nos aportan flexibilidad y vitalidad además de tonificar nuestro cuerpo, pues trabajan todos los músculos principales y ayudan a mejoran el equilibrio. Todo esto sin importar la edad que tengas.

Te recomiendo que aproveches estos días de verano para aprender esta sencilla práctica, que únicamente te tomará 15 ó 20 minutos al día. A mi, personalmente, me gusta hacerla por la mañana, antes de desayunar, pero verás que puedes hacerla en cualquier momento.

Esta disciplina trabaja con los siete centros primarios de energía  o chakras, que se ubican a lo largo de la columna vertebral, y los dos secundarios, que se encuentran en las rodillas. Además, estos ejercicios se realizan en coordinación con la respiración, para conseguir restablecen y desbloquean la energía de nuestro cuerpo.

Cuando se realizan por primera vez, es importante realizar únicamente tres repeticiones de cada rito e ir aumentando progresivamente su número cada semana, hasta llegar a 21. Esta progresión se debe realizar en repeticiones impares: 3, 5, 7, 9… pues se considera que los números más perfectos son los impares. Si eres practicante habitual de yoga puedes empezar con siete o nueve. Además, es conveniente que después de cada uno de los ritos hagas un descanso de medio minuto para permitirte estabilizar, retener y hacer circular la energía del cuerpo.

SECUENCIA PARA PRINCIPIANTES

Durante la primera semana realiza tres veces cada rito. Después, aumenta dos repeticiones cada semana, hasta llegar a 21:
• 1ª semana: 3 veces cada rito
• 2ª semana: 5 veces cada rito
• 3ª semana: 7 veces cada rito

En la 10ª semana llegarás a repetir 21 veces cada rito. Ten paciencia, lo más importante es mantener la constancia y llevar una alimentación sana.

INAKE-5-RITOS-TIBETANOS-RITO-1RITO 1: EL REMOLINO

Ponte de pie con los brazos totalmente extendidos y horizontales al suelo, palmas hacia abajo, brazos en línea con los hombros. Coloca tus pies abiertos en línea con las caderas. La corona de tu cabeza debe apuntar hacia el techo.

Concéntrate en un punto fijo delante de ti para contar tus rotaciones. Ahora gira en sentido del reloj hasta que te dé un poco de vértigo. Poco a poco, aumenta el número de giros de 3 a 21.

Respiración: Inhala y exhala profundamente a medida que giras.

Si te sientes muy mareada, entrelaza los dedos índice y anular sobre el dedo corazón de tu mano derecha y mira al pulgar. También puedes colocar una silla cerca para que te de estabilidad si sientes que te vas a caer.

RITO 2: LA «L»

Acuéstate en el suelo, extiende completamente los brazos a lo largo de tus lados y coloca las palmas de las manos contra el suelo. Si tienes problemas de espalda, INAKE-5-RITOS-TIBETANOS-RITO-2coloca los dedos debajo del sacro. Al inhalar, levanta la cabeza del suelo, metiendo la barbilla hacia el pecho. Al mismo tiempo, levanta las piernas y deja las rodillas rectas en una posición vertical. Si te es posible, extiende las piernas por encima de tu cuerpo hacia tu cabeza. Exhala lentamente bajando las piernas y la cabeza hacia el suelo, mantén las rodillas rectas y los dedos gordos juntos.

Respiración: Respira profundamente al levantar la cabeza y las piernas, y exhala a medida que las bajas.

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RITO 3: LA TORTUGA

Arrodíllate en el suelo con las rodillas separadas y alineadas con las caderas. Las manos deben estar debajo de las nalgas. Si tienes problemas lumbares, puedes poner las manos en la cintura. Lleva tu mentón al pecho. Al tomar aire contrae glúteos y adelanta las caderas llevando el mentón hacia arriba sin forzar las cervicales. Si tienes flexibilidad se arqueará un poco la columna. Al soltar el aire, vuelve a la posición inicial. Ahora descansa un poco en postura de embrión.

En esta postura se activan los centros de las rodillas (sutala), así como el 2º y 5º centro de energía: Svadishtana (chakra del sacro) y Vishuddha (chakra de la garganta), ayudando a manejar mejor las emociones y la comunicación, así como a minimizar y eliminar dolores y temores.

Respiración: Inhala mientras arqueas la columna vertebral y exhala al regresar a la posición erecta.

RITO 4: LA MESA

Siéntate en el suelo con las piernas un poco separadas y estiradas delante de ti. Siempre mantén el mentón al pecho y las manos apoyadas en el suelo a los INAKE-5-RITOS-TIBETANOS-RITO4costados. Cuando tomes aire, sube la cadera hasta quedar en la postura de puente. Cuando sueltes el aire, vuelve a la postura inicial. Descansa sentada con el mentón hacia el pecho.

Con esta postura se activan los centros de energía 3º y 5º: Manipura (chakra del ombligo) y Vishuddha (chakra de la garganta). La conexión entre ellos que es lo que hace circular la energía rápidamente.

Respiración: Respira cuando te levantes en la pose y contén la respiración mientras tensas los músculos. Exhala por completo a medida que bajes.

INAKE-5-RITOS-TIBETANOS-RITO-5RITO 5: LA COBRA

Colócate en la postura de perro mirando hacia abajo. Coloca los talones y las palmas de las manos contra el suelo; las piernas estiradas, la cadera arriba, los hombros en línea con los brazos y el mentón hacia el pecho. Cuando tomes aire, baja a postura de perro mirando hacia arriba; apunta los pies y las manos que te sujetan. Mantén la columna arqueada y el mentón arriba. Cuando sueltes el aire, vuelve a la posición de inicio. Descansa en postura de cocodrilo acostada boca abajo.

En esta postura se activan todos los chakras, pero principalmente 3º, 4º y 5º centros de energía: Manipura (chakra del ombligo),  Anahata (chakra del corazón)  y  Vishuddha (chakra de la garganta).

Respiración: Inhala en el perro mirando hacia arriba y exhala a medida que te empujas a perro mirando hacia abajo.

En este vídeo puedes ver una secuencia completa de los cinco ritos tibetanos.

BENEFICIOS DE LA PRÁCTICA CONTINUADA DE LOS 5 RITOS TIBETANOS

Los beneficios que aporta la práctica diaria de los cinco ritos tibetanos son muy variados y no sólo se dejan notar en exterior. Además de sentir una mayor liviandad en tu cuerpo y una nueva agilidad, esta práctica:

  • INAKE-5-RITOS-TIBETANOS-SECUENCIALevanta el ánimo y aporta alegría de vivir.
  • Mejora el estado de nuestro sistema respiratorio y amplía nuestra capacidad pulmonar.
  • Mejora nuestra digestión y regulariza la función intestinal.
  • Estimula la circulación.
  • Regulariza el sistema nervioso.
  • Activa y estimula el sistema endocrino.
  • Alivia los dolores pre-menstruales.
  • Reaviva la energía sexual.
  • Actúa sobre el sistema óseo, previniendo la osteoporosis.
  • Oxigena el organismos.
  • Drena el sistema linfático y promueve una profunda desintoxicación del organismo.
  • Mejora la postura.
  • Flexibiliza la columna
  • Estimula la irrigación sanguínea al cerebro, lo que estimula el pensamiento claro y la agudeza mental.

Si no has practicado otros ejercicios antes, puedes tomarte una foto del estado general de tu cuerpo y volver a fotografiarte dos meses después para ver los resultados. ¡Yo ya empiezo a notarlos!

¡Empieza a practicar y cuéntame cómo te vas notando! 🙂

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El autocuidado de nuestros cuerpos cíclicos

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En el último círculo de mujeres que realicé trabajamos uno de los aspectos que voy integrando e incorporando cada vez con más claridad: la importancia del autocuidado y la nutrición de nuestros cuerpos cíclicos como fuente de nuestra capacidad de sostenernos y poder dar sin vaciarnos. Al igual que muchas mujeres que conozco, debido a los modelos con los que crecimos y a los mensajes que recibimos desde pequeñas, ha sido muy habitual en mí el hecho de no escuchar los mensajes de mi cuerpo, de sobre-esforzarme, de priorizar las necesidades y demandas de los demás…

Al compartir estas experiencias con otras mujeres, y el agotamiento y los resentimientos que traen como consecuencia, nos dimos cuenta –entre otras cosas– de la necesidad de transformar algunas creencias muy arraigadas en nuestro inconsciente; por ejemplo, «el autocuidado es egoísta» o «no merezco tomarme tiempo para mi bienestar».

En el camino de volver a escuchar nuestro cuerpo, nuestras emociones e intuiciones, uno de los pasos fundamentales reside en conocer y respetar nuestras necesidades y deseos cambiantes en relación con nuestro ciclo menstrual y sus diferentes fases. En cada una de ellas nuestro cuerpo impone un ritmo, unas necesidades y una productividad diferentes. Y esto es así seamos conscientes o no, luchemos contra ello o, por el contrario, lo escuchemos y le demos aquello que está pidiendo (a veces, a gritos). Cuando aprendemos a prestar atención a nuestro propio ritmo, comenzamos a organizarnos en torno a las necesidades y deseos reales de nuestro cuerpo.

El cuerpo durante nuestra fase menstrual es un cuerpo insumiso en lo que al ritmo ajeno se refiere. Va lento y le da igual cuán deprisa vaya el resto. Si insistimos en imponerle el ritmo marcado por otros, aquél que consideramos que es «normal», entonces empezamos a sentirnos realmente mal. El cuerpo menstrual marca su propio tiempo, va contra la agenda y los estándares de productividad. Somos más cuerpo que nunca y, sin embargo, lo rechazamos porque no somos lo que se supone que tenemos que ser.

Más adelante, este cuerpo-tortuga va mutando y cobrando vida, y se va poco a poco acercando al ritmo que hemos aceptado es el necesario para encajar. Así, el cuerpo de la fase pre-ovulatoria es ágil y rápido. Es el cuerpo «normal», el «de siempre». Y como la energía ahora nos sale por las orejas, lo que hacemos es sobrecargarlo. No nos damos cuenta que el cuerpo preovulatorio tiene energía siempre y cuando nos hayamos permitido asumir el ritmo lento de la fase anterior y hayamos descansado. Además, debemos tener en cuenta que, como buen cuerpo-adolescente que es, no siempre hará lo que se espera de él y no querrá gastar toda ese energía en hacer algo que no le gusta. Por tanto, hay que poner especial atención a lo que nos está pidiendo porque si no, luego (y luego es la fase pre-menstrual), nos pasará factura.

En la fase ovulatoria nuestro cuerpo es demasiado cuerpo para la norma. Por un lado, se muestra de una forma que la norma reclama. Es el cuerpo-objeto, al que le gusta vestir tacones, escotes y pintalabios, movido por el deseo de ser deseado. Por otro lado, es un cuerpo-sujeto, aquél que no sólo quiere ser deseado sino que tiene deseo propio. Va más allá de la cosificación a la que la sociedad somete al cuerpo femenino y palpita desde la sensualidad y la voluptuosidad. Y es aquí donde este cuerpo empieza a resultar difícil de habitar porque, desde bien chiquitas, nos enseñaron que el cuerpo-mujer no desea, y si lo hace es sucio.

En la fase pre-menstrual nuestro cuerpo empieza de nuevo a redondearse e ir cada vez más lento. En la mayoría de los casos, se hincha y cambia de manera perceptible. Además, es más sensible y, a veces, hasta irascible porque necesita descansar y ser mirado, y ni le dejamos ni le hacemos caso. Muchas veces se siente avergonzado, porque no nos queremos en él. El cuerpo pre-menstrual no es un cuerpo normativo. Es un cuerpo que nos habla de aquello que no hemos querido mirar, aquello que no nos hemos dado, y nos muestra las heridas que no hemos querido ver o aquellos patrones que nos están continuamente saboteando. Pero también es un cuerpo sabio pues nos muestra la herida como camino de sanación y la belleza que hay detrás de las cicatrices. Es un cuerpo que pide quererte, mirarte y cuidarte desde otro lugar, desde la vulnerabilidad.

Entonces, ¿cómo podemos cuidar y nutrir nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestra mente y nuestra alma en las diferentes fases de nuestro ciclo menstrual? A continuación te dejo algunas ideas que pueden ayudarte, por si te sirven de inspiración. Algunas de las cosas que verás en la lista son difíciles de clasificar porque nos nutren a todos los niveles (por ejemplo, ir a la montaña o hacer el amor). Te invito a que uses tu imaginación y re-ordenes y re-organices en función de lo que te dice tu propio cuerpito.

AUTOCUIDADO FÍSICO 
* Practicar un deporte o actividad física que me guste (ir al gimnasio, nadar..): ¡endorfinas! (fase pre-ovulatoria)
* Apreciar mi cuerpo con frases amorosas (fase ovulatoria)
* Nutrirme con comida fresca y energética (fase ovulatoria) o con comida ligera y caliente (fase menstrual)
* Bailar con música que inspira e invita a mover y soltar el cuerpo (fase pre-menstrual)
* Recibir masajes (fase menstrual)
* Parar y estirarme 10 minutos durante el día (fase menstrual)

AUTOCUIDADO EMOCIONAL 
* Salir a cenar y disfrutar con amigas (fase ovulatoria)
* Compartir cómo me siento con amigas íntimas, escucharnos (fase ovulatoria)
* Compartir tiempo y presencia con mi pareja (fase ovulatoria)
* Decir que no. Expresar mi enfado (fase pre-menstrual)
* Estar sola y escribir en mi diario (fase pre-menstrual)
* Meditar caminando (fase menstrual)

AUTOCUIDADO MENTAL
* Leer novelas, ir a una exposición o disfrutar de un concierto (fase pre-ovulatoria)
* Tener orden, armonía y belleza en casa (fase ovulatoria)
* Crear espacio para escribir (fase pre-menstrual)
* Meditación-respiración consciente (fase menstrual)
* Desconectar del móvil y del ordenador (fase menstrual)

AUTOCUIDADO ESPIRITUAL
* Disfrutar, jugar y crear en la naturaleza (fase pre-ovulatoria)
* Ver la salida del sol (fase pre-ovulatoria)
* Agradecer, agradecer, agradecer… lo pequeño y lo grande (fase ovulatoria)
* Celebrar el ciclo de la luna, solsticios y equinoccios con rituales (fase pre-menstrual)
* Parar durante la menstruación (fase menstrual)

El autocuidado es una clara expresión de nuestro valor, nuestro poder y nuestra sabiduría. Nos ayuda a tener recursos para navegar por los retos e imprevistos que a veces trae la vida. Además, multiplica nuestra creatividad, vitalidad y felicidad. Te animo a que este verano comiences a explorarlo.

Referencias:
Este texto se ha redactado tomando como referencias a Sophia Style y Erika Irusta.  Las imágenes que acompañan al texto están extraídas de la red y desconocemos su autoría.

Conectar con el Verano | El fuego creativo

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Conectar con el verano

«¿Sabes cuál es el problema de este mundo? Que todos quieren soluciones mágicas, pero nadie quiere creer en la magia» (Lewis Carroll)


Y, de nuevo, llegó el Verano. San Juan, noche mágica. ¡Fueguito pa´l cuerpito!

A mi, personalmente, me encanta celebrar la llegada de esta estación. Porque coincide con mi cumpleaños. Recuerdo que mi madre siempre me contaba que ese día coincidió con una enorme Luna llena y que, desde el hospital, fue viendo cómo se iban encendiendo las hogueras en el Valle del Segura. Supongo que también tiene mucho que ver con que crecí en una ciudad rodeada de huerta. Y los rituales de tradición pagana (y este lo es más que ninguno) tienen mucha fuerza.

Dentro de estas tradiciones, al Solsticio de Verano (que, depende del año, se celebra entre el 21 y el 23 de junio) se conocía con el nombre de Litha, que significa «fuego». Una metáfora para representar el poder del Sol durante el día más largo del año. Litha estaba considerada como una de las grandes festividades de la Rueda del Año y durante este día se encendían enormes hogueras en los campos, cuya finalidad era «dar más fuerza al Sol» que, a partir de ese día se iba haciendo más débil (los días, poco a poco, se van haciendo más cortos hasta el Solsticio de Invierno).

Simbólicamente, el fuego también tenía una función purificadora en las personas que lo contemplaban.  Simbolizaba la «chispa» de la pasión y el amor. Es el momento en el que la naturaleza comienza su maduración por lo que la Tierra, ahora, adquiere su máxima cualidad nutridora y sustentadora. Durante esta celebración se realizaban los casamientos de las parejas. Se bendecía a los hombres, los animales y las cosechas. Posteriormente, como sabes, la tradición cristiana convirtió este día en la Noche de San Juan.

EL VERANO EN LA MEDICINA TRADICIONAL CHINA

En la Medicina Tradicional China (MTC), el Verano también está asociado con el elemento fuego, el calor, la actividad y el movimiento externo. Es la época más Yang del año, con los días más largos, más cálidos y brillantes. En nuestro cuerpo, un elemento fuego equilibrado nos aporta ganas de vivir. Vitalidad, simpatía, alegría, capacidad de amar y querer, ilusión y optimismo. Ganas de aprender y de evolucionar, y capacidad de comunicación.

Por el contrario, un elemento fuego desequilibrado en exceso nos hará ser personas hiperactivas. Nerviosas, egoístas, autoritarias, dominantes, explosivas, celosas, impulsivas y excesivamente pasionales. El elemento fuego desequilibrado por defecto nos hará ser personas sin fuerzas ni ganas para vivir. Sin energía ni ilusión ni motivación por nada, pesimistas y de movimientos lentos. Con falta de apetito, y a la que le cuesta comunicarse y hablar con fluidez.

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Los cinco elementos de la medicina tradicional china

En Verano conviene que el cuerpo esté más tiempo expuesto a las primeras horas del Sol para recibir su energía. Debido a que el Verano es la estación más calurosa, para equilibrar el calor conviene una alimentación refrescante (¡pero cuidado con las bebidas muy frías!). Las frutas y las verduras frescas de temporada son excelentes opciones.

Recuerda que el Verano es un mal momento para exagerar con alimentos excitantes tales como el alcohol o la cafeína. Porque aumentan aún más el Yang. Si quieres profundizar más en el tema, aquí te dejo un artículo excelente de Patricia Restrepo: «El fuego del verano: cómo nutrirnos inteligentemente».

Para la MTC, el órgano asociado al fuego es el corazón, lugar donde habitan las emociones, el psiquismo y la espiritualidad. El «fuego del corazón» simboliza la pasión, el sentimiento y la sinceridad, tres elementos fundamentales para nutrir el amor. Además, el corazón, para la MTC está asociado con la lengua y controla el habla, la fluidez de las palabras y la habilidad comunicativa.

Una comunicación verbal fluida y sincera representa la buena salud emocional del corazón. Cuando el elemento fuego está en equilibrio, el corazón es fuerte y sano, y nos invade la alegría.  En chino, la palabra alegría se escribe «Kai Xin» y significa «abrir el corazón». Para ellos, la llave para abrir el corazón es la sonrisa. ¿No te parece precioso? A mi me lo pareció cuando lo descubrí. Está lleno de un significado profundo, pero muy sutil.

Liu Zheng, en su libro Medicina tradicional china. Vivir sin enfermar, nos ofrece consejos para mantener en equilibrio el fuego en nuestro cuerpo. Aquí van algunos:

  1. Ser consciente de las emociones que nos afectan, trabajarlas y transmutarlas; es decir, transformarlas en aprendizaje.
  2. Trabajar la capacidad de querer y cuidar de manera incondicional.
  3. Evitar el frío y el calor excesivos.
  4. Evitar el exceso de ejercicio y de trabajo físico e intelectual.
  5. Eludir sobreexcitaciones.
  6. Meditar con frecuencia y abrazar el silencio.
  7. Dormir las horas suficientes.
  8. Beber agua con frecuencia para mantener la hidratación.
  9. Evitar trabajos nocturnos.

EL VERANO EN LA MUJER: EL ARQUETIPO DE LA MADRE

En nuestro cuerpo de mujer, el Verano está representado por el arquetipo de la Madre. Asociado a la fase de la ovulación y la Luna llena.

El arquetipo de la Madre nos remite a la Gran Madre mitológica, a la Madre Tierra, fuente de vida, útero creador, con capacidad de creación y de destrucción. Es una fase expresiva, amorosa y fértil en todos sus aspectos. Es sensual y encuentra el placer en la unión.

mujer-salvaje2Un periodo en el que estamos muy centradas en los sentimientos y en el que, por lo general, nos sentimos colmadas de alegría, creatividad y expresión corporal. En él rige el corazón y nuestro ego parece dejar paso a un punto de vista más altruista, nos volvemos más empáticas y conscientes de las necesidades de los demás. Tanto es así que, a veces, nos olvidamos de cuidarnos a nosotras mismas y ponemos el foco en exceso fuera de nuestro cuerpo y nuestras propias necesidades. Por eso, te invito a que, en estos meses estivales, trabajes y desarrolles el autocuidado, además del cuidado a los demás.

Deja que se encienda la llama que habita en tu pelvis para que arda la vida. Deja que emerja el fuego creativo que dará a luz todo lo que tienes que ofrecer al mundo y que te permitirá alumbrarte a ti misma. Permite que arda el fuego en tu corazón con salvaje pasión. Deja que el fuego te sane, te cure, te limpie, te transmute, te alquimice… dando lugar a la más poderosa de las medicinas: la medicina del alma. Déjate arder de amor, de entrega, de (com)pasión por aquello que de verdad te importa y deja que arda aquello que te mantiene anclada en tu zona de confort. Arde para crecer, para vivir de una manera más auténtica y más digna. Párete de nuevo, cada día…

CONECTAR CON LA TIERRA

El arquetipo de la Madre está también estrechamente relacionado con el elemento Tierra que, para la MTC es el elemento central: entabla una estrecha relación con las propiedades de todos los demás. Observa qué sucede en la tierra cuando plantamos semillas con las condiciones adecuadas. De ella brotarán y crecerán los cultivos que nos alimentarán. Por tanto, la tierra puede compararse con la madre que engendra. Tiene capacidad de asimilar y transformar para luego generar frutos y alimentos que permitan el crecimiento. Además, da soporte, sustento y estabilidad a las estructuras físicas, y provee de equilibrio a los «demás miembros de la familia».

De hecho, existe una fuerte conexión entre la energía femenina y la atracción natural de la Tierra. Según algunas creencias orientales, el cuerpo de la mujer difiere del de los hombres en que la energía de la Tierra sube por nuestro cuerpo y lo penetra. Esta energía femenina «atrae hacia adentro», es una fuerza centrípeta, y es irresistible.

Esta potente energía está presente no sólo en nuestra biología sino también en el corazón y en la mente, en forma de sueños y deseos únicos. Cuando la mujer encuentra el valor para expresar esos deseos, a sí misma y a otras personas, no tarda en descubrir que su irresistible energía centrípeta la ayuda a hacerlos realidad.

Michio Kushi señala que la fuerza centrípeta de la Tierra que sube por los pies está presente también en los hombres, así como la fuerza del cielo, que baja y entra en el cuerpo por la cabeza (fuerza centrífuga), está también presente en las mujeres. Ambas se unen en la zona del corazón. Lo que difiere es el grado en que está presente cada energía. En general, en las mujeres hay más energía de la Tierra que sube.

La energía centrípeta es una fuerza conectora que influye en todas las personas que nos rodean, porque las mujeres tendemos a ser el centro de la vida familiar, las que asumimos las responsabilidades psicológicas del bienestar de los demás miembros de la familia. Por lo tanto, cuando una mujer mejora su vida, generalmente toda la familia se beneficia (tenga hijos o no). Ella marca el tono.

El bienestar de la familia y el de la sociedad depende de que las mujeres sanemos y nos mantengamos sanas. Parte de la creación de salud es entender el poder de la energía femenina y sus implicaciones. La salud de los seres queridos de una mujer está directamente ligada a su salud personal. Por lo tanto, nos debemos a nosotras mismas primero tomarnos el tiempo que necesitemos para sanar, para estar más felices y completas. No se puede apagar la sed de otra persona si se tiene el vaso vacío.


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