El viaje heroico de la mujer | La sanación de la herida de lo femenino

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El viaje heroico de la mujer

La narración mítica del viaje del héroe, que se encuentra en la estructura de muchas historias antiguas y contemporáneas (nacimiento humilde y milagroso, llamada a una misión, pruebas, encuentro con aliados y adversarios, lucha  contra el mal, descenso a los infiernos, encuentro del tesoro, matrimonio con la princesa) es para el psiquiatra suizo Carl Jung, una manifestación simbólica de un proceso de transformación psíquica que todos los individuos se ven compelidos a realizar a lo largo de su vida.

Dicha transformación se encamina al despliegue de los potenciales singulares de cada individuo, a la vivencia de su personalidad más genuina, de su vocación, de su aporte singular al mundo. El acompañamiento a este proceso de transformación, denominado proceso de individuación, es el objetivo que se plantea la psicoterapia junguiana.

El viaje heroico de la mujer

EL VIAJE DE LA MUJER HEROINA

Aunque se considera que el mito del héroe hace referencia a hombres y mujeres,  desde hace unas décadas ha tomado fuerza la perspectiva de que el viaje heroico de la mujer guarda algunas particularidades que lo diferencian del viaje masculino.

Una de las principales expositoras de esta perspectiva es la psicóloga junguiana Maureen Murdock, quien consideró que el papel pasivo otorgado a las mujeres en la  estructura mítica, bien sea esperando a ser rescatadas o sirviendo de fuente de inspiración para el viaje del héroe, no daba cuenta de las conflictos, profundas transformaciones y heroicidades  de las que era testigo en sus consultas con mujeres, así como de su propio proceso personal.

EL ALEJAMIENTO DE LO FEMENINO

En su libro Ser mujer: un viaje heroico, Murdock señala que las mujeres se ven abocadas a iniciar el viaje del héroe, es decir, la afirmación de su propia identidad, en un contexto patriarcal que ha minimizado y denigrado lo femenino.  Su fuente de identificación es valorada por el mundo externo de manera  peyorativa, otorgándole connotaciones de debilidad, victimismo, dependencia e irracionalidad.

La mujer se confronta entonces con el falso mito de la inferioridad femenina predominante en el patriarcado, que le dice además que no podrá ser feliz  sino es al lado de un hombre, con el que tiene que comportarse de manera servil y complaciente.

Estos  falsos mitos serán algunos de los ogros y dragones con los que la mujer heroína tendrá que combatir. Su viaje consiste entonces en reconocer su valor en un contexto que la minimiza.

IDENTIFICACIÓN CON EL PATRIARCADO

Lo masculino en la cultura patriarcal, al contrario, es altamente valorado considerándolo como emprendedor, lógico, pragmático, descomplicado, objetivo, independiente, fuerte, valiente, poderoso. Según, Maureen Murdock, la denigración de lo femenino, unido a la valoración de lo masculino, promueve que muchas mujeres se identifiquen y busquen aprobación bajo valores considerados como masculinos, dejando de lado o minimizando otros ámbitos fundamentales de su personalidad.

La intuición, la imaginación, la creatividad, lo nutricio y otros aspectos que, en diversas tradiciones, se han relacionado como atributos de lo femenino quedan relegados. Generándose, además, una híper identificación con el intelecto y la racionalidad, que menoscaba la vivencia profunda con el cuerpo y sus ritmos naturales.

La primera parte del viaje heroico de las mujeres, es decir, las búsqueda de realización en el mundo externo y patriarcal, no se encuentra exento de trabas y sabotajes. La mujer tiene que afrontar todos los obstáculos, desventajas y desigualdades que el movimiento feminista sigue apropiadamente denunciando.

Las mujer anhela entonces, en esta primera etapa, la validación en el mundo patriarcal, buscando independencia, prestigio, dinero, poder y éxito. Las ansias de aprobación en un mundo que continuamente le manda mensajes de descalificación, pueden llegar a compensarse en la mujer con una «adicción a la perfección».

Se anhela un cuerpo perfecto bajo la mirada masculina, se anhela desempeñarse a la perfección en un trabajo evaluado por resultados y datos cuantitativos;  se quiere ser la madre perfecta y, a veces, la tres cosas a la vez.

Esta parte del viaje dirigida hacia el mundo exterior se relaciona con el sol, el intelecto, el ascenso, la concesión de objetivos, el poder, el padre.

El viaje heroico de la mujer

LA HERIDA DE LO FEMENINO

La psique siempre busca expresar y desplegar su totalidad, por tanto, la identificación con los valores del patriarcado generan con el tiempo una insatisfacción, una herida en lo femenino denostado que no ha podido ser vivido.

Puede ocurrir entonces que, después de perseguir la aprobación de la mirada masculina, la mujer se percata no sólo de que no es suficiente, sino que es dramáticamente destructivo. Es entonces cuando puede llegar a ser avasallada por lo femenino de manera contundente. Una enfermedad, el fin o el comienzo de una relación afectiva, el embarazo, la maternidad, una depresión o la emergencia de un desasosiego ante la vida, detienen la carrera ascendente al éxito, sobreviniendo un  descenso hacia las profundidades de la psique femenina.

Esta etapa suele ser vivida con gran desconcierto y angustia, ya que los parámetros en los que se ha sustentado la vida se colapsan y dejan de funcionar. El camino exige soltar el control y dominio característico del patriarcado y sumergirse en el mundo interno en busca de respuestas y claves para continuar la travesía.

Esta fase crítica se puede manifestar en sueños que implican un replanteamiento radical y una reconstrucción, como terremotos, inundaciones, tsunamis, la muerte de ídolos o personas significativas.

Los primeros pasos después de la caída de los referentes del mundo patriarcal generan una sensación de extravío, de no tener guía o alguna base en la que  apoyarse para continuar el camino. Este estado se suele representar  en sueños en los que se haya perdida  en una ciudad, o en los  que no se encuentra los zapatos; quizá dificultades para cruzar una frontera o tropiezos durante un viaje.

Cuando esta etapa está por concluir se puede manifestar en los sueños  como un embarazo, que representa el aspecto psíquico que se va incubando, el nuevo nivel de conciencia que está en proceso de florecer.

El viaje heroico de la mujer

SANACIÓN DE LO FEMENINO PRIMORDIAL

De la incertidumbre y el caos emerge entonces la búsqueda de algo más, el ansia de recobrar algo que ha sido olvidado.

Se suceden entonces circunstancias que resultan  imposibles de ser abordadas a través del intelecto, exigiéndose una apertura a la intuición y a la imaginación. Lo racional empieza a ser insuficiente, siendo inapelable la relación con lo irracional, con lo trascendente. La necesidad de control se flexibiliza, acogiendo  creativamente el caos y la incertidumbre. La aproximación objetiva y estandarizada resulta insatisfactoria, desarrollándose la sensibilidad a los casos singulares, al mundo subjetivo. Llega a ser  imperativo priorizar los procesos más allá de los resultados.

El cuerpo exige cuidado y atención, pero no desde una mirada externa, sino hacia el reconocimiento de sus propios ciclos y ritmos; esta sensibilidad le permite a la mujer recuperar una visión positiva de su propia sexualidad, así como reconocerse en su interdependencia con los demás elementos del universo.

La relación intuitiva con su propio cuerpo le permite además  vincularse con  su propia sabiduría, valorando su belleza interna y perdiendo paulatinamente relevancia la voz hostil y enjuiciadora que había sido internalizada.

Se aceptan entonces las propias limitaciones, renunciando a las ansias de perfección. Maureen Murdock resume lo anterior afirmando que la mujer es capaz de decirse «no soy todo… pero soy suficiente».

Este no es un camino para nada simple, ya que implica reconsiderar lo criterios de valoración y de éxito que se habían construido. También implica la renuncia a mitos como el del amor romántico o a concepciones pueriles sobre la felicidad y la vida.

En muchas ocasiones,  la reconciliación de la mujer con lo femenino, con su propio cuerpo, con su madre interna, puede expresarse en el mundo exterior como  un  mejoramiento de la relación conflictiva con su propia madre externa, y en todo caso,  en  relaciones más armoniosas y satisfactorias con las demás mujeres.

La fase de sanación y reencuentro con lo femenino se suele representar en sueños en los que se  tienen encuentros  con mujeres sabias, sensación de pertenencia a la naturaleza o animales que se curan.

La travesía hacia lo femenino se encuentra relacionada con el descenso, lo sombrío, la imaginación, la creatividad, la luna, la madre.

LA SANACIÓN DE LO MASCULINO

Lo masculino en la primera parte del viaje representa el elemento opresor y sofocador de lo femenino, pero una vez que la mujer ha conectado con la fuerza de lo femenino, puede llegar a establecer con dicho aspecto una relación de complementariedad.

La intención, resalta Maureen Murdock, no es que la mujer sustituya o elimine lo que ha aprendido en la primera parte del viaje, sino que utilice su intelecto, fuerza y voluntad para su bienestar; interactuando en armonía y reciprocidad con sus recursos femeninos.

La integración de lo masculino, como un elemento con funcionalidades dentro de la totalidad de la psique de la mujer, se puede manifestar en una relación más respetuosa y autónoma con el padre. También como  la apertura al establecimiento de relaciones afectivas en los que el compromiso y la entrega no menguan su autonomía y libertad. Se puede manifestar en sueños de reconciliación con el padre fallecido o  con antiguas parejas, o como el encuentro con figuras masculinas percibidas como elevadas en algún aspecto.

EL MATRIMONIO SAGRADO

El resultado del viaje es entonces la paulatina conjunción de los aspectos femeninos y masculinos que, como opuestos complementarios, funcionen de manera armónica. Esto se manifiesta cuando la mujer no sólo puede responder y valorar genuinamente las necesidades de los otros, sino también las suyas, y reivindica su capacidad de sanar, crear y transformar estructuras sociales para dar forma a su futuro.

El matrimonio sagrado entre los principios masculino y femenino suele ser el resultado de la travesía del héroe en las historias míticas. En los  sueños, además de como una matrimonio, esta fase puede ser representada con imágenes de mándalas, un nacimiento, dar a luz una producción artística o seres andróginos.

Maureen Murdock resalta que el viaje de la heroína no transcurre de manera lineal y unas fases pueden superponerse a otras. Para Carl Jung, el proceso de individualización es como una circunvalación en torno a un centro, es un ascenso en espiral. Así, aunque en ocasiones en la vida pareciera que se dan vueltas en círculo repitiendo las mismas situaciones, probablemente se experimentan desde un nivel de conciencia distinto.

LO FEMENINO Y LO MASCULINO COMO POLARIDADES DINÁMICAS

Lo femenino y lo masculino desde una perspectiva compleja no son equivalentes a hombre y mujer, sino que hacen referencia a fases de un sistema dinámico de complementariedad y equilibrio, tal y como se desprende de  la noción china del yin y del yang.

Cuando el yang (lo masculino) ha llegado a su extremo, se originara el yin (el retorno de lo femenino). Yin y yang, por lo tanto, no son elementos independientes, sino dos fases de un mismo fenómeno, bajo una visión cíclica y relativa del universo.

Para la psicología junguiana  ambos sexos poseen psíquicamente a su contrario. Por lo tanto, la sanación de lo femenino atañe también a los hombres, a quienes el patriarcado también les ha inhibido la expresión de una parte esencial de su personalidad.

LA SANACIÓN DE LO FEMENINO COMO URGENCIA COLECTIVA: UNA CURA PARA EL ALMA DEL MUNDO

La herida de lo femenino y su necesidad de integración no sólo se limitan a la vida individual de  mujeres y hombres, sino que se plantea también como una urgencia social.

El patriarcado con sus conocimientos y su lógica de progreso ha posibilitado avances tecnológicos incuestionables para la humanidad, pero también ha generado fronteras y divisiones políticas y religiosas cada vez más convulsas, así como una explotación indiscriminada del planeta que lo tiene al borde del colapso.

Es inaplazable que la lógica de la segmentación y crecimiento del patriarcado sea complementada por la lógica femenina del Eros, que permita abrazar y unir la diversidad humana contemplándola como una unidad interdependiente. De igual manera, no es posible postergar el reconocimiento del planeta como un cuerpo global que nos acoge junto con otros seres vivos, y que posee unos ritmos y ciclos que deben ser respetados y contemplados.

El Eros femenino, el pensamiento del corazón, es lo que nos permite reconocer intuitivamente que el malestar de ciertos segmentos de la población o de poblaciones enteras como los refugiados, el maltrato animal, la deforestación, la contaminación ambiental, son  fenómenos que nos conciernen de manera directa, como si de un órgano propio se tratara.

 

Texto original de Daniel Ulloa Quevedo. Psicólogo-Psicoterapeuta de orientación junguiana // Las imágenes que ilustran esta entrada están extraídas de Internet y desconozco su autoría.

El viaje heroico de la mujer

Rosa Mística

Conectar con el otoño | El metal transformador

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22 de septiembre. Ya es oficial. Celebramos el Equinoccio de Otoño en el Hemisferio Norte. Durante esta festividad, igual que ocurre con la llegada de la Primavera, el día y la noche tienen la misma duración.

En las antiguas tradición pre-cristiana el Equinoccio de Otoño recibía el nombre de Mabon. En este momento se recogían las últimas cosechas y tenía lugar la vendimia. La comunidad se preparaba para hacer acopio de alimentos con los que transitar el yermo invierno, y celebraban la generosidad de la Tierra y la luz del Sol. Gracias al equilibrio entre ambos la tribu obtenía los bienes que necesitaba y era de festejarlo.

Mabon está considerada también como la época de los Misterios. Es un momento de recogimiento y descanso; un momento en el que ir hacia adentro, disfrutar de los frutos cosechados a nivel personal y evaluar aquello que ya es momento de dejar ir en nuestra vida porque ha cumplido su misión. Con ello, dejamos espacio a todo lo nuevo que está por venir.  Como las hojas que caen, esta festividad nos recuerda que nos acercamos a la etapa de la muerte para volver a renacer.

EL OTOÑO EN LA MEDICINA TRADICIONAL CHINA

En la Medicina Tradicional China (MTC), el Otoño está asociado con el elemento metal, que se caracteriza por su carácter de contracción y transformación de los niveles físicos, emocionales y espirituales. Si observas los metales y las piedras preciosas que se forman en el exterior o el interior de la tierra, te darás cuenta que se crean gracias al cambio o la mutación de otros componentes o sucesos naturales. Son fruto de un gran proceso de transformación e interiorización. Y esto es precisamente lo que caracteriza a este momento del año. Trae consigo un deseo de saber quiénes somos, y de encontrar valor y significación en lo que hacemos.

El elemento metal se asocia a la fuerza, la firmeza y el carisma, y también a la reflexión y la tristeza por aquellas cosas que «dejamos ir». En nuestro cuerpo, cuando el elemento metal está equilibrado nos aporta energía y vitalidad, ganas de vivir, brillo en la piel, una voz potente y comunicativa, y nos adaptamos bien a los cambios climáticos.

Sin embargo, cuando el elemento metal está desequilibrado nuestra constitución se debilita, somos muy sensibles a los cambios de estación o de clima, tenemos problemas en la garganta y la nariz, la piel se nos apaga, tenemos falta de energía, la voz suena débil y fatigada, y tenemos tendencia a la depresión, la apatía y la desgana.

Tradicionalmente, el Otoño es la temporada de la cosecha. Es el momento en el que nuestro cuerpo tiene que recolectar la energía para los meses fríos de Invierno y limpiar el exceso de calor producido durante el Verano. Por ello, debemos poner especial cuidado en comer bien para prevenir posibles enfermedades futuras.

El Otoño es un buen momento para cocinar al vapor y tomar guisos y sopas. Al aumentar el tiempo de cocción, los ingredientes son más fáciles de digerir y el medio acuoso nutre el Yin. Si quieres profundizar más en el tema, aquí te dejo un artículo excelente de Patricia Restrepo: «Macrobiótica para el regreso del tiempo estival al tiempo otoñal».

El órgano asociado al elemento metal es el pulmón, considerado como el órgano maestro de la energía porque a través de él respiramos la vida: inhalamos el Chi puro de la naturaleza para mantener las actividades del cuerpo humano y exhalamos el Chi turbio. Su función principal nos enseña a deshacernos de lo viejo y asimilar lo nuevo. Además, los pulmones regulan la circulación de la sangre, la piel y el vello, y controlan el instinto de supervivencia.

Además de comer alimentos de temporada sanos y ser conscientes de la naturaleza del Otoño, hay una serie de medidas que puedes tener en cuenta para asegurar una buena salud durante esta estación:

  1. Respira profundamente. No sólo oxigenarás el cuerpo sino también el cerebro, mejorarás la memoria, estimularás el flujo energético y reforzarás el sistema inmunológico.
  2. Camina por la naturaleza. No hay mejor sensación para los pulmones que salir al campo. Llena los pulmones con todo lo bueno del Chi de la naturaleza. El Otoño es uno de los momentos más bellos para hacerlo.
  3. Protégete del frío. Hay que estar bien abrigada. Protégete especialmente el cuello, el regulador térmico del cuerpo.
  4. Hidrátate bien. La humedad del Verano da lugar a la sequedad del Otoño. Toma té o agua a temperatura ambiente para mantener el cuerpo bien hidratado.
  5. Aumenta la ingesta de alimentos fermentados. Ayudan al sistema inmunológico y son perfectos probióticos para la flora intestinal.
  6. Duerme más. El sueño es regenerador y mantiene el sistema inmunológico fuerte.
  7. Realiza ejercicios aeróbicos. Activan los pulmones y mantienen los estados de ánimo estables.
  8. Deja ir. El Otoño es el momento perfecto para dejar ir aquello que ya no nos sirve y dejar espacio a todo lo nuevo que esta por venir, tanto en el plano físico como emocional. Haz un detox en tu casa: limpia los armarios, deshazte de la ropa que ya no utilizas, organiza los espacios…

La mejor manera de mantenernos sanas según la MTC es aprender de los ciclos de la naturaleza y vivir en armonía con ella. Así que en Otoño es tiempo de desacelerar, dormir un poco más y comer calentito.

EL OTOÑO EN LA MUJER: EL ARQUETIPO DE LA CHAMANA

En nuestro cuerpo de mujer, el Otoño está representado por el arquetipo de la Chamana, asociado a la fase pre-menstrual y la Luna menguante.

Como la estación que rige, la Chamana representa un momento de misterio. Sus energías te sacuden para que suelten lo viejo, lo que ya no tiene lugar en tu vida, lo que te causa dolor e impide tu evolución a todos los niveles.

Es un arquetipo poderoso porque te pedirá que inicies el camino de vuelta a ti misma. te pondrá un espejo delante para que te mires y te enfrentes a todos tus miedos, tus sombras y tus patrones… Porque lo que ella quiere es que rompas todas las corazas de metal que has creado para no brillar, para no amar profundamente, para no sentir en plenitud.. para no vivir la vida como te mereces…

Ella quiere sacar de ti todo el carisma que llevas dentro, que recuerdes cuál es tu propósito en la vida y no tengas miedo de expresar tu verdad… desde el corazón, con pasión.

Ella quiere que conectes con lo salvaje que hay en ti… Que saques a esa loba cuando es necesario marcar los límites sanos en una relación, en tu trabajo, con tus amistades… Que no te hagas chiquita cuando quieren imponerte algo que no es bueno para ti…

Ella quiere que te sacudas todas las hojas secas que te impiden crear vida de nuevo. Que te pongas delante, aunque duela. Que expreses tu rabia, tu agresividad, tu frustración y tu tristeza, y que no te las guardes dentro porque te enfermarán.

Ella quiere que te quieras y saques a esa mujer carismática, desinhibida, con un aura de luz alrededor que cautiva las miradas y la atención de la gente vaya donde vaya.

Pero para eso tienes que ser capaz de enfrentar toda tu mierda. Por amor. Y eso nos cuesta. ¡Vaya si nos cuesta!


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Conectar con el otoño

¿Y si bailamos?

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Solo Baila.

Así estés eufórica, ansiosa, contenta, triste. Baila. Pon tu cuerpo en movimiento, siente la música. Baila vals, baila salsa, baila rock&roll, baila flamenco, baila lo que quieras, pero baila. Acude a clases, vete a una discoteca, despeja tu habitación o simplemente sal a la calle. Solo baila.

Escucha esos ritmos que te inspiran, siente la música dentro de ti. Mírate a un espejo, examínate en movimiento; si no te gusta lo que ves, mírate y sonríe, reconoce a esa mujer que se mueve, que no es sólo esa silueta estática que cada día se pone frente a su reflejo encogiendo el estómago, acomodándose el pelo en la única manera que cree le sienta bien. Baila. Ten compasión de ti.

Mírate mujer, esa que se mueve eres tú, esos que se mueven son tus huesos, tus músculos, tus fibras. Tus brazos y tus piernas, tus caderas. Sonríele a tu imagen y sonríete hacia adentro. Baila al sol, bajo la lluvia, baila al resguardo de un techo, en la playa, siente la brisa o el aire estancado de la casa de la que llevas días sin salir. Fluye, permite que esa alegría te impregne, permite a esos tambores, a esos sonidos, a lo que sea que oyes acoplarse al latido de tu corazón. Siéntete viva, baila.

Y si lo que tienes hoy es tristeza, pues abrázate o llora. Abrázate o llora mientras bailas, pero sigue danzando. Baila descalza, baila en tacón, baila de puntillas, baila con los talones, con los hombros, sentada. Baila en el puesto o transpórtate. No dejes de bailar. Así el mundo se vea hermoso, el sol queme, la luna deje de brillar, la fe desaparezca, las personas se vayan, así sólo sientas ganas de estar tirada en la cama. Tú baila.

Si te sientes contenta, si estás muy feliz, también baila, dosifica la alegría. Desplázala a través de tu cuerpo, no la dejes sólo en tu pecho, llévala a las rodillas, a las uñas, a las puntas de los cabellos. Amortigua lo bueno, amortigua lo malo, muévelo. Baila. Y si no tienes música, cántate, cántate y baila. Prueba a bailar el silencio o escucha el ruido, cualquiera que sea, y baila con él. Al ritmo de las olas, al frío del atardecer, baila siguiendo el runrún del tráfico que inunda las avenidas, baila al son del viento que mueve las hojas de los árboles, que hace cerrar las puertas y abrir de par en par las ventanas, baila si oyes ladridos de perro y baila igual si los decibelios de la música se sienten muy altos.

Baila como quieras, desnuda, vestida, con el estómago lleno, recién duchada o  con todas las greñas, sin depilar. Baila, pon tu cuerpo en movimiento y, de vez en cuando, mírate. Gústate. Sonríete. Vívete. Desplaza el centro de lo que sea que sientas, angustia, felicidad o paz, a cada uno de los rincones de tu cuerpo.

Siéntete parte de este mundo y, si el vacío es muy grande, también baila, deslízate, llénalo. Baila con tu madre ausente, baila con tus ancestros, baila con tu hija amada, baila con ese compañero que te traicionó, con los hijos que ya no tendrás, baila con tus hermanas de todas las partes del mundo, con las amigas de otras vidas pasadas, baila con todas las mujeres que en el universo bailan, ríen y lloran a la vez que tú.

Siente el ritmo, siente la euforia, la desesperanza, el miedo, el amor por ti misma, viva y en movimiento. Siente el dolor más profundo si quieres. Pero baila. Sigue bailando. No dejes nunca de bailar.

«Cuando bailo, me libero. Invento mis propios pasos, dejo entrar el ritmo y los compases hasta el fondo del alma. Remonto las olas de la música como un surfista. Choco con partes de mí, paso por en medio, por alrededor, estiro lo que sé. Voy adonde nunca he estado. Mediante el baile he viajado por mi cuerpo entrando en mi corazón, pasando por mi mente hasta otra dimensión de la existencia, una dimensión a la que llamo éxtasis, comunión total con el espíritu» (Gabrielle Roth, Mapas para el éxtasis).

Si quieres unirte al baila, aquí tienes toda la información sobre el taller de Danza creativa y movimiento consciente. ¡Empezamos el 20 de septiembre!

Solo Baila

Rosa Mística