La relación como práctica devocional

¿Quién soy Yo un relación a Otro después de la transformación que ha traído la Pandemia? ¿Cómo puedo crear vínculos sanos y no perderme en mis relaciones? ¿Cómo construir relaciones con bases y raíces sólidas? Quizás las respuestas las encontremos en la sabiduría ancestral y en la espiritualidad de la Diosa.

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Comenzábamos ya hace un par de semanas el mes de octubre con la energía de la Luna nueva en Libra, una energía que nos invitaba a tomar un tiempo para reflexionar sobre quien soy yo cuando estoy en relación con otro y como, a partir de ahí creamos un nosotros.

Este es un tema para mi tiene una importancia especial en estos momentos porque, de un modo u otro, hemos sufrido un proceso de transformación estos últimos meses. El confinamiento ha hecho que miremos de manera muy consciente cómo son nuestros vínculos más cercanos, la calidad de estos vínculos, y, sobre todo, quiénes somos en esos vínculos ahora, cuando hemos dejado de ser la persona que éramos antes de la pandemia y todavía no sabemos muy bien quién somos en esta nueva versión de nosotras mismas. 

Así que en esta nueva Píldora de Sabiduría Femenina para la vida cotidiana me gustaría recuperar un antiguo concepto del Tantra que entiende la relación como un práctica devocional, con la intención de que pueda ayudarte tanto como lo ha hecho conmigo en este intento de construir un nosotros desde un yo que ya no encaja con la antigua versión de nosotras mismas.

Las relaciones como espejo

La relación, sea del tipo que sea, siempre implicar una polaridad. Un estar frente a otro que actúa como un espejo. Y este espejo refleja muchas cosas. El amor que eres, la belleza que eres. La generosidad que eres… Otras veces este espejo te confronta para que mires tu sombra y decidas qué hacer con ella. Y aquí tienes dos opciones. Puedes autosabotearte, seguir sin mirar hacia adentro y volver a replicar aquello que te ha mostrado esta relación en otra relación nueva…, o bien puedes asumir tu poder y tu responsabilidad, y convertir esa sombra en luz. Lo que implicará, además, que no sólo tú avances en tu crecimiento personal, sino también que la relación se fortalezca. 

Estas pruebas a las que se ven sometidas las relaciones no son fáciles de llevar. Y en esta cultura de lo inmediato en la que vivimos, no está de moda contener estas sombras que nos muestra el otro, ni mucho menos contener el proceso de transformación que hemos generado en el otro. Lo fácil es soltar y dejar ir, perdiéndonos el enorme poder de sanación que tiene el vínculo y el amor.

Las relaciones no son fáciles. Las relaciones que se construyen con raíces y bases sólidas no son fáciles. Lo fácil es pasar de puntillas, no abrir nuestro corazón, ni mostrar nuestra vulnerabilidad. Porque lo que nos pasa es que estamos muertas y muertos de miedo. Miedo al amor, miedo a que nos rompan el corazón…y también miedo a la soledad. Ya no sabemos cómo crear un vínculo estable y, a la vez, lo anhelamos… y así entramos en un círculo vicioso que nos crea cada vez más corazas y nos aleja del otro, nos aleja del sentir.

Vamos con el individualismo por bandera y hemos perdido la capacidad de construir un nosotros. De escuchar al otro, de sostener al otro, de mirar al otro desde la compasión, de cuidar y nutrir al otro para crear un nosotros.

Además, si nosotros como individuos estamos en un proceso de cambio, las relaciones, tal y como las entendemos hasta ahora, también lo están. El modo en que creamos vínculos basados en el amor, también se está transformando para abrirse en un multiverso de posibilidades

Hay una serie que a mi me ha gustado muchísimo y que te recomiendo ver, si te apetece. Se llama Modern Love, Amor moderno. Y la encuentras en Amazon Prime. Surgió de una columna del New York Times, que luego se convirtió en un podcast y, de ahí, crearon una serie, que ya va por la segunda temporada. Yo acabo de terminar la primera, y en ella se muestran diferentes tipos de amor y los diferentes modos que tenemos de crear vínculos.  

Pero, volviendo al tema de este podcast, cuando hace unos meses me encontré perdida en cuanto al modo de vincularme, recurrí a la sabiduría ancestral y la espiritualidad femenina para encontrar respuestas y algunas claves sobre el modo de construir relaciones sanas y con raíces.

La relación como práctica devocional

Para el Tantra, como te decía al principio, las relaciones se basan en la devoción, en entender la relación como una práctica devocional

¿Y esto qué significa? Para el Tantra la devoción es el acto de estar en el momento presente sin expectativas. Ponerte al servicio del otro y entrar en tu propia vulnerabilidad para compartirte desde tu esencia y, desde ahí, crear belleza, armonía y gracia. 

Y aquí es cuando empieza a entrarnos el miedito, porque la devoción implica una entrega al otro. El sistema patriarcal, al igual que ha hecho con otras muchas prácticas y conceptos que proceden del culto a lo femenino, ha manipulado durante milenios este concepto de devoción hasta hacerlo casi sinónimo de sumisión… Y, por eso, lo rechazamos. En esta píldora te invito a entenderlo y, no solo eso, también a llevarlo a tu cotidiano.

La práctica devocional implica un estar al servicio, un estar presente y un hacerlo sin expectativas. Es un «estoy aquí para ti, ahora». Con todo lo que soy, con todo lo que tengo. E implica un acto de servicio con todo con lo que estoy en relación. Y, en realidad, estamos en relación con todo. Estoy en relación conmigo misma, lo primero de todo. Y esta relación que mantengo conmigo es la que va a marcar el tono de las demás relaciones que voy a construir en mi vida. 

Estoy en relación con mi cuerpo, Estoy en relación con lo que como. Estoy en relación con mi tiempo, mi casa, mi trabajo, el dinero y lo material, mis espacios, mis objetos, mis mascotas, mi coche, mi bici, mis compañeros de trabajo, mi pareja, mis padres, mis hermanos, mis amigos… Y así puedo seguir…

Todo a mi alrededor tienen un aura, un campo energético… Y mi campo energético está en constante interacción con el campo energético de las cosas y las personas que me rodean. Se produce una relación entre el Yo, el Tú y el cómo construimos un nosotros. Cuando practico el acto devocional hacia el Otro, cuando estoy presente para el otro desde la entrega al 100%, ese Otro aumentará su vibración porque se sentirá amado, y comenzará a darte de vuelta todo aquello que recibe. 

La relación conmigo misma y el auto-amor

Ahora bien, debemos tener muy en cuenta que, para practicar la devoción, debe existir una práctica de auto-amor muy potente en nosotras. Porque si no la hay, podemos caer en la co-dependencia y en patrones de carencia. Entonces, no se trata tanto de rechazar la devoción porque nos lleva a la sumisión, sino entender que el acto devocional es un acto de puro amor, y ese acto de amor comienza con uno mismo, con una misma.

El auto-amor supone un reconocimiento y una aceptación de quienes somos y de cómo somos. De todo el bagaje de lo que nos ha traído hasta aquí… de la mochila emocional que llevamos a las espadas… y honrar todo eso como parte del camino. Nos pide estar presentes para nosotras mismas, amándonos, escuchándonos, para saber cuáles son nuestras necesidades y no perdernos en el otro…

Cuando comenzamos a trabajar la relación desde la devoción comenzamos a sentir que no hay separación, que estamos unidas con el Todo, que estamos en relación con todo. Se equilibra en nosotras el dar y el recibir, y comenzamos a caminar en belleza, gracia y armonía. 

El acto de devoción hacia nosotras mismas comienza con la práctica diaria de bajar al cuerpo, dedicarnos un espacio de conexión a través del movimiento, la respiración, la meditación. Sigue con la intención de ritualizar lo cotidiano a través del uso de aceites esenciales, inciensos, música que te ayude a vibrar alto, la conexión con la naturaleza y sus ciclos, la conexión con la luna. Cuidar de tu alimentación. Cuidar de con quien compartes tu energía y lo que dejas que te penetre día a día. Y no me refiero al sexo. Me refiero a lo que dejas que entre por tus sentidos y deje en ti una impronta que puede bajar tu energía, si es una mala noticia, o aumentarla, si son palabras de amor, por ejemplo.

La danza de las polaridades y el maithuna

Te decía al principio que las relaciones siempre implican una polaridad. Una danza entre mirar el otro tal y como es, y verme reflejada en él. También implica una danza entre el dar y el recibir, Y eso sucede de forma más fácil y fluida cuando estamos en devoción hacia nosotras mismas y hacia el otro.

Si lo llevamos al terrero de la relación de pareja y de la sexualidad, este acto devocional es el maithuna tántrico: ese espacio ritual que nos dedicamos donde la divinidad que hay en mi reconoce a la divinidad que hay en mi pareja y, desde ahí, comenzamos a crear un vínculo que nos llevará al éxtasis, con tiempo, con dedicación, estado al 100% para el otro, en el momento presente, a través de la respiración y el movimiento…


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Rosa Mística

Los aceites esenciales | La medicina de la naturaleza (III)

Los aceites esenciales forman parte de las antiguas artes místicas femeninas. Son una de las herramientas fundamentales que utilizaban las mujeres sanadoras en las comunidades ancestrales, se basan en la medicina que nos aporta la naturaleza y, en muchas ocasiones, se acompañan del uso de piedras y cristales para potenciar sus beneficios. En este nuevo artículo te invito a adentrarte en el fascinante mundo de la Aromaterapia.

¿Qué son los aceites esenciales?

Los aceites esenciales son líquidos con grandes propiedades curativas que se crean en la estructura interna de las plantas aromáticas. Son los responsables del olor de estas plantas y, normalmente, se extraen por destilación en corrientes de vapor de agua, aunque existen otros métodos.

Su popularidad ha crecido enormemente en las últimas dos décadas; sin embargo, los aceites esenciales se han utilizado desde la Antigüedad y no se plantean únicamente como remedios para aliviar síntomas o dolencias físicas, sino que actúan de un modo holístico y abarcan también las dimensiones emocionales y espirituales del ser humano.

En general, persiguen el bienestar y el equilibrio de quienes los utilizan y el abanico de usos que se han dado a los aceites esenciales es muy amplio: desde un enfoque terapéutico hasta un uso casero, pasando por aplicaciones profesionales (en el ámbito de la estética o la fisioterapia). Desde antiguo jugaron, además, un papel muy importante en los rituales y en la espiritualidad de las comunidades.

¿Cuáles son los beneficios de los aceites esenciales?

Los aceites esenciales se eligen tanto por su perfume como por sus cualidades terapéuticas. Pueden tener un efecto calmante, estimulante, antidepresivo, equilibrante, antiviral, antibacteriano, desintoxicante, analgésico, tonificante, antiséptico, enraizador o edificante.

Cada aceite esencial tiene su propia medicina y es necesario conocer sus beneficios específicos. Además, debemos tener en cuenta que, aún siendo el mismo aceite, en cada persona actúa de un modo diferente.

Esto es así porque los aceites esenciales entran en contacto directo con nuestro sistema límbico o «cerebro emocional», sanando las heridas específicas de cada persona.

El sistema límbico es ese lugar donde guardamos nuestras heridas emocionales, traumas y miedos inconscientes. Cuando el cerebro límbico cree que estamos preparados para enfrentar ese recuerdo, lo lleva a un órgano o parte de nuestro cuerpo en forma de síntoma. Al aplicar el aceite esencial en esta zona, trabaja a un nivel celular y nos ayuda a tratar esas «heridas».

De este modo, podemos decir que los aceites esenciales trabajan en tres niveles: físico, emocional y espiritual.

¿Cómo se utilizan?

Los aceites esenciales son productos muy concentrados por lo que la cantidad y el modo en que los utilizamos son muy importantes.

No es recomendable utilizarlos directamente sobre la piel, porque pueden producir fuertes reacciones, ni deberíamos ingerirlos sin que medie un profesional que marque las pautas para hacerlo. De hecho, yo nunca recomiendo la ingestión de aceites esenciales.

Es necesario que se utilice siempre un aceite portador, como el de almendras o el de caléndula, y, sobre esta base, incluir como máximo 10 gotas del aceite esencial, aunque la cantidad dependerá de para qué se utilice y de si irá mezclado con otros aceites esenciales o no.

Es importante además tener en cuenta que no todos los aceites esenciales se pueden mezclar entre sí y es necesario conocer bien sus propiedades y sus incompatibilidades.

La calidad del aceite esencial depende de muchos factores. Sin embargo, a la hora de elegir el proveedor es muy importante tener en cuento varios parámetros:

  • La pureza: deben ser aceites esenciales puros al 100%, sin disolución ni mezclas con otros.
  • La identificación botánica: debe especificar el nombre botánico latino, para evitar errores y accidentes por confundirlo con otra planta.
  • La parte de la planta de la que se obtienen (corteza, hojas, raíces…)
  • El quimiotipo: la bioquímica específica del aceite esencial, la definición de las moléculas aromáticas que lo componen, como método de conocimiento de las cualidades terapéuticas del aceite.
  • El proceso de extracción: a veces encontramos aceites esenciales «quemados» o mal destilados, por lo que es importante tener en cuenta el modo de extracción que se ha utilizado para obtener buenos resultados en el tratamiento.

Si te decides a adentrarte en el mundo de los aceites esenciales, dos de las marcas que más me gustan son Pranarom y Terpenic.

Aceites esenciales para la mujer

Las mujeres tenemos en los aceites esenciales uno de nuestros grandes aliados y, en este artículo, vamos a ver aquellos que deberían formar parte de nuestro kit de autocuidado.

Aceites esenciales para el dolor menstrual

El aceite esencial de Salvia Romana provoca casi instantáneamente un alivio del dolor menstrual. Podemos utilizarla mezclando una cucharadita de cualquier aceite vegetal portador con dos gotas del aceite esencial y masajear con este preparado la parte baja del abdomen, directamente por encima de la línea del vello púbico. Si el dolor viene acompañado de molestias en la parte baja de la espalda, también podemos masajear esta zona.

Otra opción es hacer una compresa caliente, añadiendo a un cuenco de agua caliente unas gotas de Salvia Romana. Sumerge una toalla pequeña en el agua, sácala, escúrrela y aplícala en la parte baja del abdomen. Coloca la compresa directamente sobre la piel y permanece tumbada durante 15 minutos aproximadamente hasta lograr un alivio del dolor.

La Salvia Romana es también un regulador hormonal, lo que significa que, con el tiempo, las menstruaciones pueden volverse totalmente indoloras.

Aceites esenciales para el síndrome pre-menstrual

Para el síndrome pre-menstrual, además de la Salvia Romana, puedes utilizar Ylang-Ylang y Lavanda. En este caso, te recomiendo preparar un baño reparador y utilizar unas gotitas de estos aceites esenciales.

El aceite esencial de Rosa es excelente para calmar emociones exaltadas y, cuando se utiliza para controlar el síndrome premenstrual, su aroma reconfortante y sus propiedades curativas, pueden proporcionar un alivio inmediato. Y un truquito: si no tienes aceite de rosa, puedes probar también con los pétalos de la flor.

El aceite esencial de Milenrama, el de Jazmín y el de Neroli nos nuestros aliados para equilibrar nuestro sistema hormonal, reducir los síntomas de la menopausia, aliviar la retención de líquidos y el vientre hinchado.


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Hierbas y plantas para tu ciclo menstrual | La medicina de la naturaleza (II)

La naturaleza nos proporciona hierbas y plantas medicinales que nos ayudan a calmar y regular nuestro ciclo menstrual. Estas recetas eran conocidas desde antiguo y se transmitían de madres a hijas. En este artículo hablamos de las cuatro más eficaces.


La irregularidad en el ciclo menstrual o el dolor durante el sangrado no es algo que deba ser normalizado, porque es un síntoma que nos envía nuestro cuerpo para advertirnos de que algo no va como debería ir.

Puede ser normal que cada mes el sangrado se adelante o se atrase 2 ó 3 días, e incluso es normal también sentir un poco de molestias las primeras horas. Lo que no es normal es la ausencia prolongada (amenorrea), el sangrado excesivamente abundante (dismorrea) o que tu vida se paralice el primer o el segundo día por el dolor. Si es tu caso, es importante que visites a un especialista (si es posible, en medicina tradicional china).

La alimentación, los niveles de estrés, un shock emocional –producido, por ejemplo, por una ruptura amorosa– o el autocuidado que te hayas dedicado a lo largo del ciclo, son factores que debes tener en cuenta porque pueden producir inflamación, alteraciones en tu ciclo hormonal o irritación emocional.

Con todo, la naturaleza (tan sabia ella) nos ha proporcionado desde antiguo remedios en diferentes formatos que nos ayudan a aliviar los síntomas sin necesidad de recurrir a a fármacos analgésicos y antiinflamatorios, de los que cada vez se conocen más riesgos para la salud por un uso prolongado.

En el artículo de esta semana hablamos de algunas plantas medicinales que te ayudarán a regular el ciclo y prevenir los síntomas más habituales como el dolor lumbar o de viente, las cefaleas, los cólicos y la diarreas.

1. artemisa

La Artemisa (Artemisia vulgaris), que contiene aceite esencial y flavonoides, es una de las más eficaces.

Incide a nivel hormonal, comportándose como estrogénica, astringente y ligeramente antiinflamatoria. Los herbolarios la incluyen en fórmulas para disminuir el dolor y normalizar el periodo.

Sin embargo, yo la tomo en infusión, mezclándola con salvia (tiene un sabor muy fuerte y es mejor no endulzarlas, para que no pierdan sus propiedades). Te recomiendo tomar dos tazas al día, diez días antes del periodo.

La Artemisa la puedes encontrar también en forma de tintura, de la que puedes tomar 20 gotas al día, con agua o zumo de manzana.

2. salvia

La Salvia (Salvia officinalis) es estrogénica, antiespasmódica y sedante. Te puede ayudar con diversos síntomas, como dolor lumbar, debilidad, mareos, dolor de cabeza o vómitos.

Usa las hojas y las sumidades floridas para preparar una infusión simple o mixta, tres tazas al día. También puedes preparar un termo de un litro e ir tomándola a lo largo del día en sorbitos pequeños. En extracto líquido, puedes tomar hasta 30 gotas diarias en tres veces. También la encuentras en cápsulas.

Solo debes evitarla en la lactancia.

3. sauce blanco

Para calmar el dolor, sin dañar el estómago, pocas superan en eficacia al sauce blanco (Salix alba). Contiene ácido salicílico y promueve un notable efecto analgésico, antitérmico y antiinflamatorio.

Usa la corteza en decocción, mejor con otras hierbas de sabor más agradable, tres vasos diarios. En tintura o extracto líquido, puedes tomar hasta 30 gotas en tres dosis diarias.

4. cúrcuma

La Cúrcuma está considerada el Ibuprofeno natural. Tiene propiedades antiinflamatorias, analgésica y antobiótica. También es antioxidante y mejora la digestión y ye ayudará con los cólicos menstruales.

La mejor opción (¡al menos la que a mi más me gusta!) es el Curcuma Latte o Leche dorada, especialmente en las estaciones frías, porque ayuda a calentar el cuerpo.

¡Espero que esta información te ayude mucho!

Artículo publicado originalmente el 27 de noviembre de 2019.

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