La necesidad de aprender a maternarnos

Maternarnos es aprender a convertirnos en nuestra propia madre y empezar a darnos esos espacios de cuidado y amor propio que necesitamos para tomar contacto con nosotras mismas, y atender nuestras propias necesidad para asegurarnos que vibramos en salud, amor propio y vitalidad.

Hace algunas semanas estuve compartiendo mesa redonda con un grupo de mujeres, de diferentes ámbitos, en la que hablamos de igualdad y feminismo.

Durante mi intervención en este evento organizado por el periódico La Verdad, hablé de la necesidad que tenemos las mujeres de aprender a maternarnos y buscar espacios de autocuidado y autoamor que respeten nuestra naturaleza cíclica.

Mi sensación personal fue que me estaba dirigiendo a un público que no terminaba de entender lo que quería decir. Así que hoy, coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Mujer, voy a intentar profundizar un poquito más en este concepto y traer algo de luz. Porque, como yo lo entiendo, el empoderamiento femenino es algo que debe suceder de dentro hacia fuera.

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El Ecofeminismo y el concepto de Madre

Antes de hablarte de qué es esto de maternarnos, tengo que hablarte un poquito del Ecofeminismo.

El Ecofeminismo es una corriente de pensamiento que une el feminismo y la ecología. Y que trae a primera línea del debate social el concepto de madre, como esa persona que ha sido «tradicionalmente responsable de las tareas del cuidado de la vida más frágil (niños/as, mayores y enfermos) y del mantenimiento de la infraestructura material doméstica (la casa, la cocina, la ropa, etc.)».

Esta persona desarrolla una subjetividad «relacional», atenta a los demás y con mayor expresión de la afectividad. Cuando estas características se unen a una adecuada información y una mirada crítica hacia los discursos patriarcales, salen del ámbito privado hacia lo público y se convierten en políticas que se centran en la defensa de la naturaleza, de los demás seres vivos y de los colectivos sociales menos favorecidos.

El concepto de madre que impone el patriarcado es el de una mujer abnegada. Siempre dispuesta a cubrir las necesidades de los demás, y a poner a los otros por delante de una misma. Frente a esto, el Ecofeminismo pone el foco en la necesidad de cuidar al cuidador, en este caso la cuidadora. Y es en este contexto en el que hablo de la necesidad de aprender a maternarnos.

¿Qué significa aprender a maternarnos?

Maternarnos es aprender a convertirnos en nuestra propia madre. Empezar a darnos esos espacios de cuidado y amor propio que necesitamos para tomar contacto con nosotras mismas. Atender nuestras propias necesidad para asegurarnos que vibramos en salud, amor propio y vitalidad.

Todas pasamos por momentos de luz y de expansión, y otros momentos de oscuridad y recogimiento. Muchas veces, estos momentos coinciden con los días en los que estamos menstruando. Pero otras veces no. Hay momentos que sentimos una necesidad de ir hacia dentro. A nuestra cueva interior por alguna situación que nos ha removido emocionalmente, o porque alguien ha venido a tocar allí donde más duele y nos trae emociones de tristeza, abandono o soledad, que necesitamos de algún modo gestionar.

Esta sociedad en la que vivimos nos exige mucho a las mujeres, en todos los ámbitos, y raramente nos permite estos momentos de cuidado propio. Cuando lo hacemos, enseguida nos invade un enorme sentimiento de culpabilidad.

Sin embargo, si tenemos el foco puesto siempre fuera, en los demás, en nuestro trabajo, nuestras parejas, nuestros hijos…, nunca vamos a poder hacernos cargo de nosotras mismas y cubrir nuestras propias necesidades. Y, si no lo hacemos… en algún momento nuestro cuerpo nos lo va a recordar en forma de síntoma, desequilibrio emocional o enfermedad.

Maternarnos no es sólo poner el foco en nosotras mismas y darnos espacios de autocuidado, como puede ser un simple paseo por la naturaleza, una clase de yoga, una sesión de danza o un retiro. También implica una bajada al submundo. Un viaje hacia el interior de nosotras mismas para emerger con una nueva información y con un mayor conocimiento de nosotras mismas.

En este espacio interior podemos sentarnos a oír las voces de nuestra niña interior herida. Podemos aprender a ser las madres que esa niña interior necesita. Maternanos entonces sería tratar a tu niña interior como tratarías a tu propia hija, con la misma abnegación, compasión y amor incondicional que le ofreces a ella.

Te maternas cuando respetas tus ritmos, cuando pones sanos límites, cuando sales de relaciones tóxicas y destructivas.

Te maternas cuando te das lo que necesitas y te quitas lo que deseas, pero sabes que te hace mal.

Te maternas cuando aprender a nutrirte y cuidarte a un nivel físico, emocional y espiritual.

Te maternas cuando encuentras espacios donde el foco sólo va hacia ti misma y para después poder ofrecerte desde un lugar más sano y amoroso.

La relación entre nuestra madre interna y nuestra madre real

Cuando estaba preparando mi intervención en la mesa redonda, vino a mi un artículo escrito por Ximena Nohemí, y voy a citarla a ella cuando dice que el primer referente que tenemos para construir la imagen de nuestra madre interna es nuestra propia madre. A este primer referente se van sumando, con el tiempo, los modelos que tomamos de otras mujeres que han aprendido a maternarse.

Así, con el tiempo, puede ser que esa madre interna que hemos construido para nosotras mismas, se aleje del modelo de nuestra madre real. Y aquí es muy importante entender que para abrazar por completo a nuestra madre internar debemos sanar la relación con nuestra madre real. Entender que nos ofreció aquello que podía darnos, en el momento concreto de su trayectoria vital en el que se encontraba cuando nos estaba criando. Y entender también que ella es una mujer a la que probablemente no enseñaron a maternarse. Y que entraba en conflicto constante entre lo que ella necesitaba y lo que necesitaban los demás.

Aprender a maternarnos como experiencia de vida

Maternarnos es un arte que se va desarrollando a largo de nuestra experiencia de vida, con los vínculos que vamos creando, con el espejo que esos vínculos nos ofrecen de nosotras mismas, y con nuestra capacidad de convertir esa información en aprendizaje y desarrollo personal.

Cuando nos maternamos, nos hacemos responsables de nosotras mismas y ganamos en autoestima. Y eso se refleja en todas y cada una de las áreas de nuestra vida. Además, cuando aprendemos a maternarnos esa cualidad se queda con nosotras y aparecerá precisamente en aquellos momentos en los que nos sentimos más perdida. Para volver a traernos a nuestro centro.

Aprender a maternarnos es clave para mantener nuestra salud y nuestra vitalidad como mujeres, para dejar de entrar en situaciones o relaciones que no nos hacen bien, para nutrirnos, amarnos y cuidarnos a un nivel físico, emocional y espiritual, y para aprender a darnos todo aquello que necesitamos antes de ir a pedirlo, e incluso, exigirlo fuera.

Al convertirnos en la madre que necesita nuestra niña interior asumimos y abrazamos nuestro poder y lo anclamos de dentro hacia fuera.

Aceites esenciales para despertar tu sensualidad

Aceites esenciales para la sensualidad

La combinación de aceites esenciales que hoy te propongo tienen como finalidad despertar la sensualidad y conectar con la amante en ti. Puedes utilizarla para realizar un baño ritual, para ungirte el cuerpo o para darte un masaje en el pecho y el la zona pélvica.


Hace algún tiempo te hablaba de las propiedades medicinales de los aceites esenciales. Hoy te traigo una propuesta especial para que conectes con la amante que habita en ti y despiertes tu sensualidad. La combinación de aceites para despertar tu sensualidad incluye una mezcla de cinco esencias: Rosa de Damasco, Ylang Ylang, Sándalo, Geranio y Mirra. En un bote de 50 ml introduce 10 gotas de cada aceite y rellena con un aceite portador de almendras.

Aceite esencial de Rosa de Damasco

Ninguna otra esencia ha inspirado tantos perfumes. En Occidente, es la reina de las flores por sus cualidades ornamentales y olorosas. Se asocia a muchas divinidades femeninas, en especial a la griega Afrodita o a la hindú Lakshmi.

Simboliza el amor, la pureza y la pasión, pero también el círculo o mandala, la presencia divina en el centro del mundo.

La Rosa de Damasco, que Occidente descubrió en las Cruzadas, es la más preciosa de todas las rosas y también la más sutil.

El aceite esencial de Rosa es conocido desde la Antigüedad, y desde entonces, se utiliza tanto en medicina, como en cocina o cosmética. Posee tantos principios activos que su campo de aplicación es ilimitado.

Gracias a sus propiedades energéticas y emocionales nos ayuda a abrir el corazón, especialmente si hemos sufrido una ruptura amorosa o nos enfrentamos a un duelo. Nos ayuda a sentirnos seguras y a disfrutar de la espiritualidad. Y es, además, un aceite afrodisíaco: nos ayuda si tenemos problemas sexuales, falta de apertura o incapacidad para sentir amor y placer.

Aceite esencial de Ylang Ylang

El término ylang ylang  procede de las Filipinas, donde es llamado «alang-ilang» en referencia a las flores que se mecen con el viento. Los filipinos tradicionalmente maceraban las flores de Ylang-ylang en aceite de coco para elaborar boori-boori, un ungüento universal que reducía las fiebres y las infecciones, nutría la piel y el cabello y proporcionaba protección contra el sol y la sal marina.

En Indonesia, ylang ylang  significa «flor de flores» y, de hecho, no existe una fragancia más suave. Todavía hoy se cubren las camas de los recién casados con pétalos de Ylang- ylang.

El Ylang-ylang despierta la pasión y el deseo de aprovechar al máximo todos los aspectos de la vida. Aumenta la intuición, la creatividad y la capacidad de comunicación. Dilata Svadhistana, el segundo chakra, y al hacerlo, ayuda a las personas introvertidas a abrirse.

Despierta la sensualidad y ayuda a sentir más pasión, alegría y amor sin miedo ni sentimiento de culpabilidad. Afrodisíaco: impotencia, frigidez, falta de alegría y ligereza, incapacidad para sentir placer, falta de pasión.

Aceite esencial de Sándalo

El Sándalo es un árbol que se cultiva en la India desde hace 4000 años y está consagrado al dios Visnú. Tradicionalmente asociado a los rituales budistas e hinduistas, propicia el descubrimiento del fuero interno, calmando al ego humano y transformándolo en sabiduría espiritual.

Activa los órganos genitales y la función hormonal. Es un estimulante sexual. Afrodisíaco, ya que actúa frente a la impotencia y la frigidez. Falta de sensualidad.

Aceite esencial de Geranio Bourbon

Originaria de Sudáfrica (planta madre = Pelargonium graveolens), se trata de un geranio híbrido que se cultiva en Egipto, en China, en la isla Reunión. El término bourbon significa «islas»: la expresión «cultivar bourbon» procede del océano Índico (isla Reunión), pero también de Madagascar, en cuyos suelos es muy favorable su crecimiento.

Armoniza los aspectos yin y yang y ayuda a construir un ambiente positivo al ahuyentar lo negativo.

Aceite esencial de Mirra

El aceite esencial de Mirra es la madre de los aceites y, en esta mezcla especial, nos va a ayudar a hacer una sanación con lo femenino.

Combinación para despertar la sensualidad

En un bote de 50 ml introduce 10 gotas de cada aceite y rellena con un aceite portador de almendras.


La Rosa Mística

Aceites esenciales para la sensualidad

3 recursos para acompañar la menarquia

La menarquia es uno de los ritos de paso más importantes de la mujer. Con ella, recibimos la sangre lunar por primera vez, nos iniciamos en la sabiduría cíclica de nuestro útero y nuestro cuerpo experimenta profundos cambios físicos, emocionales y espirituales. En esta nueva píldora de sabiduría femenina, te ofrezco tres recursos para acompañarla.



La educación menstrual sigue siendo una asignatura pendiente en nuestra sociedad. La sangre se sigue viendo como un tabú, casi no conocemos nuestro cuerpo de mujer ni la anatomía de nuestro placer y la desconexión con nuestro útero es un acto cotidiano que deberíamos cambiar.

Por suerte, cada vez más tenemos libros y recursos que nos ayudan a recuperar los ritos de paso de la mujer para entender los profundos cambios que experimenta nuestro cuerpo a lo largo de la vida. Estos cambios tienen que ver, fundamentalmente, con nuestro útero y con la ausencia o presencia de sangre.

En esta píldora de sabiduría femenina te comparto tres libros que te pueden ayudar a acompañar a tus hijas a entender qué es la menstruación y cómo pueden abrazar su sabiduría cíclica.

Lo ideal es que empieces con los cuentos, cuando tus hijas aún son pequeñas. Si tu hija está entrando ya en la adolescencia, entonces te sugiero leer con ella La regla mola.

Y si necesitas más recursos, recuerda que tienes el curso online Su primera luna | Cómo acompañar a nuestras hijas a abrazar su ciclicidad.

¡Espero que te ayuden mucho !


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