Cinco libros para despertar tu conciencia corporal femenina

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Conciencia corporal femenina

Hoy es el Día Internacional del Libro y para celebrarlo te propongo una lista de los 5 libros que más me han ayudado a lo largo de los años a desarrollar una relación más sana y natural con mi cuerpo, y que forman parte de mi biblioteca particular sobre feminidad consciente.

TOP 1. CUERPO DE MUJER, SABIDURÍA DE MUJER: UNA GUÍA PARA LA SALUD FÍSICA Y EMOCIONAL

El primero de ellos es Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer, de la Dra. Christine Northrup. A mi me gusta llamarlo la Biblia de las mujeres y lo recomiendo como libro de cabecera a todas aquellas con las que he tenido el placer de compartir mis talleres.

Northrup es una conocida ginecóloga norteamericana, que ha sabido unir con maestría la medicina occidental con la oriental. En sus páginas realiza un recorrido por el sistema energético femenino y un estudio profundo de la anatomía de la mujer, con ejemplos tomados de las cientos y cientos de pacientes que ha tratado a lo largo de los años y con ejercicios prácticos que puedes aplicar en tu día a día. ¡Para mi es un imprescindible en mi biblioteca sobre feminidad consciente!

TOP 2. NACIDAS PARA EL PLACER. INSTINTO Y SEXUALIDAD EN LA MUJER

Mi top 2 es para Mireia Darder y su maravilloso libro Nacidas para el placer. Si Northrup dedica un capítulo de su libro a la necesidad que tenemos las mujeres de recuperar el erotismo, Darder va mucho más allá y desgrana en 254 páginas las causas de la desconexión con nuestros instintos y la necesidad de volver a conectar con nuestra agresividad para desarrollar una relación más sana con nuestro cuerpo, el placer y la sexualidad.

TOP 3. LAS CUATRO FASES DE LA LUNA ROJA: CÓMO SACAR EL MEJOR PARTIDO A CADA FASE DE TU CICLO MENSTRUAL

El top 3 de mi biblioteca sobre feminidad consciente es para Miranda Gray y su libro Las cuatro fases de la luna roja. En él Gray nos explica cómo nuestro ciclo menstrual puede llegar a ser una poderosa fuente de recursos prácticos para la mujer y propone un método de desarrollo personal que, mes a mes, te permite construir una relación más positiva con tu propio cuerpo.

En su libro anterior, Luna roja: emplea los dones creativos, sexuales y espirituales del ciclo menstrual, Miranda Gray desarrollaba una visión más chamánica sobre la ciclicidad de nuestro cuerpo y, si bien es cierto que la base de este movimiento de feminidad consciente parte de recuperar prácticas desarrolladas por las mujeres en las sociedades ancestrales, debemos tener en cuenta que han pasado muchos milenios desde que estas sociedades protohistóricas existieran y que ya no somos –ni podemos ser– esas mujeres, ni podemos pretender –ni sería deseable– borrar siglos de evolución cultural. Por eso, lo que me gusta del nuevo libro de Gray es que adapta sus tesis a las mujeres del siglo XXI, nos habla en nuestro idioma y hace que sea mucho más fácil sentirnos reflejadas en todo aquello que propone.

TOP 4. SER MUJER: UN VIAJE HEROICO

Maureen Murdock es para mi un referente en el proceso de autoconocimiento a través del cuerpo que inicié hace unos años. En su libro Ser mujer: un viaje heroico, adapta el mito clásico del héroe y propone realizar un viaje en espiral hacia el interior de nosotras mismas, para descubrir nuestros dones más ocultos y sacarlos a la luz. Hace algún tiempo escribí todo un post sobre ello, titulado El viaje heroico de la mujer: la sanación de la herida de lo femenino, así que aquí te lo dejo por si quieres profundizar en este libro tan revelador.

TOP 5. EL LIBRO ROJO DE LAS NIÑAS Y EL TESORO DE LILITH

Por último, mi top 5 es una propuesta doble dirigida a las más pequeñas o a las mamás que quieran empezar a desarrollar la conciencia corporal de sus hijas a través de sus propios cuerpos: El libro rojo de las niñas, de Cristina Romero y Francis Marín, y El tesoro de Lilith: un cuento sobre la sexualidad, el placer y el ciclo menstrual, de Carla Trepat.

El libro rojo de las niñas tiene muy poquito texto y está acompañado de unas bellísimas ilustraciones que dan mucho juego para comenzar un diálogo con tu hija. El libro de Carla Trepat incluye, además, una guía didáctica sobre cómo contar el cuento y cómo utilizar tu propia experiencia y tu propio cuerpo para enseñarle a tu hija los cambios que experimentará con la llegada de la menarquía, y que pueda así habitar de una manera natural su cuerpo. ¡Maravillosa esta iniciación a la educación menstrual! ¿No crees?

BONUS TRACK. HABITAR UN CUERPO CÍCLICO. GUÍA PARA RECONECTAR CON TU SABIDURÍA CORPORAL

NO quería dejar pasar la oportunidad de presentarte a mi primer retoño: Habitar un cuerpo cíclico: guía para reconectar con tu sabiduría corporal,  un libro en el que he volcado mi experiencia y que espero te sirva para volver a reconocerte en un cuerpo de mujer, cíclico y cambiante, en profunda conexión con la naturaleza.

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Espero que disfrutes mucho de estas propuestas lectoras sobre feminidad consciente y si tienes algún libro que te haya inspirado especialmente y quieres compartirlo, puedes dejar tu comentarios un poquito más abajo. ¡Estaré encantada de leerte!

Conciencia corporal femenina

Cada pareja es una danza

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Cada pareja es una danza

Ahora que nos acercamos a celebrar el Día de los Enamorados, he vuelto a leer a dos autores que me gustan mucho. Por las profundas reflexiones que aportan a este concepto de «ser pareja». Muchas veces se nos olvida que, para estar bien en pareja, debemos empezar por ser nuestras propias amantes. Trabajar con nuestra pareja interna y con el amor propio para saber qué es lo que deseamos. Cuáles son nuestros límites de cuidado propio, y así abrirnos al otro plenamente (y siendo plenas), no desde la necesidad de que alguien nos complete. Entonces empieza una danza…

Dice Jorge Bucay en su libro Amarse con los ojos abiertos que cada pareja es como un tango. El tango es una danza de pareja abrazada con un abrazo que es contención, no estrujamiento.

Abrazar es dar con los brazos abiertos y el que da con los brazos abiertos recibe con todo el cuerpo. Así unidos, los dos integrantes se desplazan en el espacio, pero no es un espacio cualquiera. Al contrario, es un espacio creado por los dos.

El tango niega las matemáticas porque uno más uno, no son dos, sino uno, que es la pareja, porque son él, ella y un tercer volumen. Uno o tres, ¡pero nunca dos!

Es un verdadero diálogo corporal y amoroso. Donde los dos manejan la autodeterminación y donde también hay momentos de silencio. Un silencio que necesariamente forma parte del diálogo, que lo enriquece si quieren, pero nunca lo anula.

En este diálogo, los dos pueden proponer, porque aunque uno tome la iniciativa del primer movimiento, según como sea la respuesta, ya sea por velocidad, amplitud o dirección, es el siguiente movimiento.

Por eso hay que aprender a vivir el error como posibilidad de enriquecimiento.
 
Si esto no hubiese sido así, el tango no existiría. No deben enojarse ante un fallo: busquen el contacto con el otro e intenten crear juntos.

Finalmente, el tango también es una forma de autoconocimiento. Porque así como en nuestra vida de relación (ya sea como amiga, amante o madre) conozco mi calidad de tal a partir del otro. En el tango puedo ser una protectora o una protegida. Una dominadora o una dominada. Puedo ser infinitamente tierna, violenta, o tal vez la mezcla de todo eso. Y mi pareja está ahí para mostrármelo.

Esto que planteo no es fácil, pero sólo cuando lo entiendan podrán bailar. Y, además, de una manera distinta cada día. A veces con violencia, otras con ternura, otras con verdadero éxtasis, pero seguro que no interrumpirán la danza.

La escucha profunda de uno mismo y del otro, y la flexibilidad son la clave para una buena danza. Joan Garrida, en su libro El buen amor en la pareja, añade: «Cuando más flexibilidad haya en la danza de la pareja, cuánta más riqueza en sus pautas de interacción, mucho mejor. Hay parejas que, aún habiendo miles de pasos disponibles, siempre danzan la misma danza: uno grita y el otro calla, uno grita y el otro obedece, uno está triste y el otro está alegre, y se acabó el repertorio. Ésta es la pauta conocida. Qué bonito cuando uno pueda estar triste y el otro alegre y contener la fragilidad de uno y a la semana siguiente puede ser al revés; qué bonito cuando uno a veces puede sentirse como un niño desanimado por un día, y el otro ser fuerte y contenedor y la otra semana al revés; qué bonito cuando uno puede ser expansivo y tener ganas de relaciones sociales y el otro no, y la semana siguiente o al día o la hora siguiente es al revés. Cuando hay mucha flexibilidad en los roles, entonces la pareja es muy rica. Cuantas más danzas y pasos de baile danzan, más felicidad en la pareja».

Aquí te dejo el enlace a un vídeo que a mi me inspira muchísimo en este tema en concreto. Si has participado en alguno de mis talleres, seguro lo hemos bailado.

Si te apetece profundizar en este tema, te espero en el taller «El buen amor en la pareja: las nuevas constelaciones familiares», que impartirá Beatriz Buesa el fin de semana del 3 al 4 de marzo, en La Casa de la Piedra (Murcia).

Cada pareja es una danza

Rosa Mística

La danza entre el ciclo menstrual y la luna: descubrir nuestra propia sintonía

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Ciclo menstrual y La luna

Todavía recuerdo el día que descubrí un diagrama lunar por primera vez hace unos ocho años de la mano del libro Luna roja, de Miranda Gray, en el que me invitaba a poner atención en cómo me sentía a lo largo de todo mi ciclo menstrual y, al mismo tiempo, a mirar al cielo y darme cuenta del resplandor creciente y decreciente de la luna.

En aquel momento sufría de reglas tremendamente dolorosas y, al vivir en el centro de una ciudad grande, apenas me fijaba en la luna ni pensaba que podría tener una influencia sobre mi ciclo hormonal o estados de ánimo. Aunque con mucho escepticismo, su manera amorosa de explicar el sentido de un diagrama lunar me alentó a empezar un diario íntimo. Y así empezó uno de los viajes más profundos y transformadores que he hecho como mujer.

Ahora somos muchísimas mujeres alrededor del mundo que conocemos los hermosos frutos de esta observación diaria y mensual. En vez de juzgar o luchar contra las subidas y bajadas de energía que vivimos con cada ciclo menstrual, reconocemos y entendemos las diferentes cualidades de sus fases hormonales: la etapa pre-ovulatoria con su aspecto dinámico de la Doncella, los días en torno a la ovulación con la manifestación radiante de la Madre, la fase pre-menstrual con la potencia de la Chamana, y la experiencia de la menstruación con el retiro de la Anciana.

A la vez, ha crecido en muchas partes nuestra percepción y conexión con la luna, recuperando la relación ancestral entra la mujer y los ciclos lunares, con esa increíble similitud entre los 29,5 días que dura un ciclo lunar y el promedio del ciclo menstrual femenino. Incluso la propia palabra «menstruación» refleja esa conexión, con su raíz indoeuropea «me-» relacionado con «luna» y «mes» (en inglés moon y month), y también con «medir».

Desde la antigüedad, el ciclo lunar nos ofrece una vía de conexión potente con las fuerzas de lo cíclico: la luna creciente asociada a la energía de iniciar y fortalecer, la luna llena como momento de máxima expansión y exteriorización, la luna menguante con un tiempo de mayor interiorización y de soltar y, finalmente, la luna negra que invita a la receptividad, la depuración y la visión interna.

 

Con esta doble consciencia de las fases de nuestro ciclo menstrual y de las fases de la luna, surge a menudo esta pregunta: ¿cómo puedo fluir entre estos dos ciclos? En especial, hay cierta inquietud entre algunas mujeres porque sienten que su ciclo menstrual «no está en sintonía» con la luna; dudas sobre si enfocar la atención en el ciclo hormonal o en el lunar, y deseo de entender el significado de tener la regla en una determinada fase del ciclo lunar u otra…

En esta búsqueda y exploración personal y colectiva, comparto aquí algunas reflexiones para seguir creciendo y recuperando juntas nuestra sabiduría femenina.

Soltemos la idea de un ciclo correcto  

Un primer paso es salir de ideas fijas o externas de lo que es «normal» en relación con nuestro cuerpo y sus ciclos. Por ejemplo, la estadística de que la duración media del ciclo menstrual es de 28 días ha hecho que muchas mujeres sientan que es «anormal» tener un ciclo menstrual más largo o más corto. Pero, en realidad, un ciclo saludable puede oscilar perfectamente entre 22 y 40 días y refleja el propio patrón de cada una.

Otra de las ideas que está alimentando la sensación de «anomalía» es  el apriorismo de que para estar en verdadera sintonía con la luna, una tendría que ovular con la luna llena y menstruar en luna negra.

Alrededor del mundo, las mujeres menstruamos y ovulamos en todas las fases de la luna, y la gracia reside en descubrir lo que significa esto para cada una, desde nuestra experiencia interna y subjetiva. Para profundizar en este camino, te invito a:

¡Observar, sentir y registrar… amorosamente!

Cuando dirigimos nuestra mirada hacia dentro y escuchamos cada vez más atentamente lo que sentimos, lo que quiere y necesita nuestro cuerpo, lo que fluye fácilmente en un momento dado y lo que no… empezamos a reconocer íntimamente esa ola cíclica que nos atraviesa, tanto en relación a la danza de nuestras hormonas, como en relación al flujo y reflujo del ciclo lunar.

Hay muchas maneras de recoger estas observaciones. Una de ellas es a través de un diario o diagrama lunar, plasmando con palabras, colores o símbolos las sensaciones y experiencias que vivimos cada día, y así percibir cada vez mejor las características de nuestro propio calidoscopio interno.

Puede ser que en algún momento, lo que notemos u observemos con más fuerza sean as fases de nuestro ciclo menstrual, en cambio en otros, se nos presenta con mayor intensidad la influencia de la luna.

A lo largo de muchos ciclos, esta escucha atenta y amorosa nos permite hacer nuestra propia «destilación mágica» y, poco a poco, afinar en las respuestas a este tipo de preguntas:

  • ¿Cómo es para mí tener la regla con luna creciente?
  • ¿Cómo noto la fase pre-ovulatoria cuando hay luna menguante?
  • ¿Qué se mueve en mí cuando estoy en fase pre-menstrual con la luna llena?
  • ¿Qué siento cuando ovulo en luna negra?
  • ¿Cómo vivo la danza entre estos dos ciclos en mí…?

Para cada una, incluso con cada ciclo, será diferente.

Además de la influencia de los estrógenos, la progesterona y la luna, podemos añadir el influjo de las estaciones y el tiempo, según donde viva cada una. Por ejemplo: ¿qué diferencia hay entre la experiencia de ovular en pleno calor de verano, en los trópicos, a diez grados bajo cero o en la Antártida? ¿O cómo vivimos esta danza cuando somos madres… cuando vivimos solas… cuando estamos en pareja… cuando empezamos el camino hacia la menopausia… en nuestro trabajo?

Embriágate de la luna

Sin duda nuestras ancestras  vivían con una conexión colectiva y aguda del ciclo lunar, mucho más en contacto directo con los ciclos de la naturaleza y sin la contaminación de la luz artificial. Pero aunque estemos en una ciudad, o pasemos muchas horas en sitios interiores,  la luna nos sigue llamando… ¡De repente la vemos y nos magnetiza! Con esta llamada, deja que te siga tocando, cada vez más, en su viaje por el cielo… Búscala, siéntela, háblale, contémplala… ¡Cada vez que os encontréis, embriágate de sus mensajes!

Cuando aparece en forma de un arco fino con el atardecer, un nuevo ciclo lunar… ¿Qué te sugiere? ¿Qué energía notas en ti? Cuando sale redonda y rebosante en el horizonte y sube hasta el cenit a medianoche… ¿Qué te apetece hacer? ¿Qué efecto tiene su luz en ti? Báñate de sus rayos… Siente tu piel alumbrada… Aúlla… Carga tus piedras preciosas… Bebe una copa de agua… Comparte el momento… ¿Dónde estás en tu ciclo?

Si estás despierta en la madrugada y ves la luna menguante… ¿Qué te transmite? ¿Quieres soltar algo con ella? ¿Mecerte en su cuna?

Y cuando sales afuera por la noche y no hay luna, solo estrellas o nubes… ¿Qué te pide tu cuerpo en esta oscuridad? ¿En qué fase de tu ciclo estás? ¿Sientes la marea moviendo tus aguas internas?… ¿Tu inconsciente?

A través de esta conexión directa con la luna, con todos nuestros sentidos, podemos descubrir cada vez más si nos influye y cómo, sobre nuestros ciclos de sueño, nuestro apetito, nuestra creatividad, energía, sexualidad… Y también sobre las personas que nos rodean: amigas, hij@s, pareja… Y cuando hayamos pasado por nuestra última menstruación o menopausia, nos seguirá acompañando en el recuerdo de lo cíclico, desde otro lugar por dentro.

Descubre tu propia sintonía

Desde esta escucha,  unas veces profunda, sutil en otras, del giro de la luna, la oleada de nuestras hormonas y la danza entre ambas, surge nuestra propia sintonía, siempre cambiante, siempre única… No hay una sola sincronía con la Abuela. Estás sincronizada con ella cuando sabes en qué fase estás tú y en qué fase ella. Esa relación te habla, te enseña sobre ti, sobre lo que pasa en tu vida.

En el tiempo tendrás unas lunas con la Abuela Llena y otras con la Abuela Negra, es lo normal porque vamos moviéndonos. La sincronía reside en estar conectada, en leer tus retrasos o adelantos con respecto a los otros períodos. Es precisamente ese tránsito por las distintas lunas lo que te hace ir a tu centro, recibir y honrar tus energías y las de la Abuela. ¡Eso es estar sincronizada!


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El texto original de este post es de Sophia Style, una gran maestra. Las imágenes están tomadas de Internet y desconocemos su autoría.

Ciclo menstrual y La luna

Rosa Mística